24/07/2015

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Me desperté a las 9 de la mañana, ¡qué calor!, eran las 9 de la mañana y ya tan sólo marcaba el termómetro 32 grados. Después de despertarme, tras pasar una noche en la que no podía pillar ojo, me levanté y fui a desayunar, apenas me entraba un batido de chocolate bien frío. Estaba demasiado cansada.

Tan solo quedaban unas horas para verlo. 34 horas.

34 horas que para otras ocasiones me habría parecido mucho, demasiado tiempo. Incluso difícil de aguantar, pero ahora, 34 horas me parecía demasiado poco. Exactamente no lo vería en 34 horas, pero sí me pondría en marcha hacia allí en 34 horas.

Era un día muy caluroso, yo diría que el mes más caluroso de este verano. Así que, después de desayunar, cogí unos shorts, una camiseta negra corta, me puse las converse blancas y salí de casa. Tenía que darme prisa, había quedado dentro de 10 minutos en el centro comercial con Lauren, Robin y Jane. Como siempre, llegué 8 minutos tarde. Era obvio, el centro me pillaba a 15 minutos en coche, y yo, tenía que coger el tren, por lo que estaría allí en 9 minutos, al fin llegué a pesar de que fue con unos minutos de retraso.

Cuando llegué, me estaban esperando en la famosa cafetería "Starbucks" que se encontraba dentro del centro comercial, allí pasamos una hora y media la cual se nos pasó volando. El tema para toda conversación era mi famoso viaje para conocer a mi chico, según ellas decían. Estaban eufóricas y no, no exagero, se hacían sus propias historias si ellas estuvieran en mi lugar.

Con lo cual, nos levantamos al fin de esas sillas y esa mesa diminuta de tomar café y nos fuimos de tiendas, después a McDonalds a comer, Lauren, se pidió como siempre, una BigMc, la suerte es que no repitiera. Jane, se pidió un menú infantil, sí, eso es, por el petit suisse. Robin, se pidió otra BigMc, con una bebida, más grande que ella de pies a cabeza, multiplicado por dos. Y yo, bueno, yo, con una McPollo me conformé. 

Más tarde, cada una fue a su casa hasta juntarnos de nuevo, en la heladería de la ciudad, para despedirme de ellas, obviamente las volvería a ver, pero 15 días para mí sin ellas, sabía que se me haría "duro".


Heladería, 22:00 p.m.

-Jane: Bueno...bueno...que te vas en pocas horas.

-Lauren: ¡Qué envidia das, cari!

-Nied: Exageráis chicas.

-Robin: ¡De exagerar nada!, vas a tener unas vacaciones estupendas.

-Lauren: Y bueno, Nied, háblanos de él.

-Jane y Robin: ¡Eso, eso!

-Nied: ¿De quién?

-Jane: Anda, Nied, no te hagas la tonta, ¡Que ya eres mayor!.

-Nied: Pues no sé chicas, es amable, simpático...se hace de querer.

-Robin: Vaya... vaya, tenemos a una enamorada por aquí.

-Nied: ¡No!.

-Lauren: No te esfuerces en negarnos algo tan obvio, Nied.

-Jane: Te hemos pillado, e.e.

-Nied: Eso me parece...

-Robin: ¡Jajaja! qué bonitos por favor.

-Lauren: Que envidia dais de verdad. Los dos bonitos, encajáis a la perfección, y... ¡tenéis una relación súper bonita!

-Nied: Bueno... gracias por todo chicas, ahora debo de irme, tengo que terminar de meter las últimas cosas a la maleta, ¡me acordaré de vosotras, lo prometo!

-Lauren: ¡Y nosotras de ti, preciosa!




Distancias Equivocadas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora