El comienzo

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Era una oscura mañana del 2005, yo iba en un avión con destino a Japón desde los Estados Unidos. Hacía 30 minutos aproximadamente habíamos despegado; estaba muy aburrido y solamente llevaba mi equipaje de mano y un ejemplar de Sherlock Holmes. Desde niño me había inspirado en él y por eso entré a la academia de detectives. Ya terminados mis estudios me convertí en un detective bastante reconocido.

Junto a mí estaba una mujer de aproximadamente de 47 años, lucía muy relajada y sólo se dedicaba a mirar por la ventanilla. En el pasillo de en frente, iba un hombre grande y robusto, vestía de militar y parecía muy serio, noté que tenía la mirada perdida en el techo. Junto a él iba otro hombre, llevaba lentes y un sweater con rombos, escribía velozmente en su computadora, miraba la ventana y luego me miraba y sonreía muy extrañamente. La verdad me intrigaba mucho su actitud

Después de un rato mi compañera se levantó, al parecer fue al baño, en ese instante, el sujeto de lentes se sentó a mi lado para hablarme.

-No pude evitar notar que estás leyendo Sherlock Holmes -dijo acomodándose los lentes.

-Si... es mi favorito -le respondí algo incómodo.

-Eres detective, ¿verdad?

Me sorprendió la facilidad con la que preguntaba ese tipo de cosas.

-Sí, pero ¿Cómo lo supiste? - la verdad estaba muy confundido.

-Ja ja ja, está escrito en tu maletín - dijo apuntándolo y sonriéndome. 

"Detective Michael Hotson" decía la placa, que distraído

Era un hombre muy extraño pero me llamaba la atención.

-Soy Miguel, Michael Hotson - dije y le estiré la mano.

-Yo soy Matthew  Williams- dijo estrechándome la mano.

Conversamos un rato sobre muchas cosas; extrañamente mi compañera se había demorado mucho, demasiado a decir verdad. Pasaron 10 minutos y aquella mujer regresó y lucía muy alegre. Matthew ya estaba en su asiento

-Qué difícil es cambiarse ropa en el baño de un avión - dijo riendo.

-Me lo imagino -dije mirándola de pies a cabeza. Se había cambiado zapatos, pantalones, polera y ya no traía su pulsera; prácticamente todo.

-¿Para qué se cambió de ropa? Si es que se puede saber -dije sonriéndole.

-Vamos a Japón ¿no? -Dijo sacudiendo su pantalón - tengo que verme acorde a donde vamos, dicen que ahí está la última moda.

Era lo más estúpido que había oído en mis 30 años de vida, pero aun así quise ser amable con ella.

-Tiene mucha razón señora... mmm - dije esperando la respuesta de su nombre.

-Mary - me dijo ella.

-Yo soy Michael mucho gusto, es bueno tener compañía en el avión - dije tratando de tener un tema de conversación con aquella mujer

-¿A qué vas a Japón? - dijo como si no me hubiese escuchando.

-Voy a conocer -dije creyendo que no era muy correcto decirle realmente a que iba- ¿y usted a que va a Japón?

-Voy a conocer a la hija de una sobrina - y se quedó en silencio con una sonrisa que para mí personalmente me pareció muy tierna.

Nos quedamos en silencio un rato y me di cuenta que Matthew no estaba, pensé que había ido al baño. Volvió enseguida, me miró y me sonrió. Yo me estremecí por alguna razón.

Desde adentro se escuchó un grito, la azafata salió de la cabina del capitán llorando y gritando, los pasajeros se alteraron y comenzaron a desesperarse.

-Se, se ¡¡SE MURIÓ!! -Eso fue lo único que dijo la azafata y comenzó a llorar.

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