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—Ah...ah...ah...ah...

—Ah...ah...ah... Rukia...

Respiraban pesadamente.

Los dos adolescentes estaban exhaustos. El marcador mostraba una diferencia de un solo punto. Tres a dos. Ganaba el Kurosaki, que estaba demasiado feliz para la opinión de la Kuchiki.

A dos minutos de terminar el segundo tiempo, Ichigo se veía ganador, y dueño de la teniente. La Kuchiki se veía derrotada pero con la esperanza que le daban esos dos minutos para poder anotar el punto que los empataría.

Un minuto treinta segundos, tomo el balón y comenzó a correr hacia el arco contrario.

Ichigo se movió muy rápido para el disgusto de la shinigami. Le robo la pelota y aumento su velocidad para poder llegar hasta los tres palos que le correspondían a la chica.

— ¡Oh no! ¡Ichigo, no lo harás!

La joven cambio su rumbo y se dirigió a su lado de la cancha para interceptar al chico.

Mientras tanto el Kurosaki daba una muy certera patada a la pelota que ingresaba por la esquina superior izquierda.

— ¡Goool! —gritaba emocionado.

Ya se veía triunfante haciendo le maldades a la teniente.

—Diablos...

Veinte segundos. No había forma de que la Kuchiki invirtiera el partido. Quince segundos, la joven bajo la mirada mientras el chico se le acercaba.

—Oh, vamos Rukia, solo es un partido.

—Si claro, también solo son dos puntos. —dijo sarcástica la chica.

—Bueno, es solo un partido y solo dos puntos de diferencia, pero no es una simple apuesta...

¡Riiin!

Ya no quedaba tiempo.

—Te gane enana, ahora haré lo que quiera contigo, al menos un día.

— ¿Qué? No, es solo una cosa.

—Mmm, muy bien. Quiero...

—Apúrate fresa, ya es de noche.

—Quiero que tu hagas todo lo que yo quiera por un día, y yo poder hacerte lo que quiera... —sonrió de lado.

"Ah..." pensó alarmada la Kuchiki.

—Bien, como quieras, acepte jugar así, ahora me abstengo a las consecuencias. —lo dijo con tal calma que sus pensamiento no concordaban.

—Oh, muy bien mi shinigami. Ahora vamos, que nos esperan a nosotros.

—... Si...

Ichigo tomo el balón de fútbol en mano y camino junto a Rukia hasta donde estaban los demás Kurosakis, allí le devolvió la pelota a Karin, quien hablaba animosamente con Toshiro. El naranjita estaba que ardía de los celos.

Rukia sonrió por eso e Ichigo lo vio. Se calmó de inmediato y continuó observando a su enana.

"Tan bella... y solo mía..."

‹ ¿Y que hay de mi, Rey?›

"Tu callate, ella es mía. Esta unida a mi y ya nada me puede impedir estar con ella. Y lograre que se enamore de mi si es necesario."

Hablaba muy gustoso el Kurosaki con Hichigo, su hollow.

Isshin fue el primero en hablar para todos. Sacando abruptamente al joven de su conversación y mundo internos.

Mi nuevo Comandante («♥Ichiruki♡») Donde viven las historias. Descúbrelo ahora