Capítulo 9

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 Ella terminó de tragar su comida y lo miró algo nerviosa. Hasta ahora Niall, nunca le había preguntado cosas sobre su vida, sobre su madre. Y todo estaba bien. Pero que pasaría si él supiera lo que es su madre. ¿Acaso cambiaría todo?
Ella no quería que las cosas cambiaran. No quería que el supiera, y no era por vergüenza, era por temor a la no aceptación.
- Mmm, mamá es secretaria – dijo ella nerviosa.
- Pero trabaja de noche – dijo él.
- Si, es por así decirlo una recepcionista en un lugar donde trabajan las 24 horas. Y ella tiene el turno de la noche.
- Oh, ya veo – le dijo. Terminaron de comer.
- ¿Vamos? – le dijo ella.
- Vamos a comprar – dijo divertido y se pusieron de pie para comenzar a caminar.
Él estiró el brazo y le hizo un gesto para que lo tomara. Vanessa sonrió y tomó el brazo de su amigo para caminar así. Riendo entraron a una de las tiendas.
Vanessa revisaba la ropa mientras Niall estaba detrás de ella, mirando a su alrededor. Creyó sentirse sapo de otro pozo en ese lugar, pero le gustaba. Quería cambiar un poco.
Vanessa tomó algunos pantalones y unas cuantas remeras lisas y camisas a cuadros. Ropa casual, y moderna. Se dirigieron a los vestidores, la chica abrió uno y le dio el paso a Niall. El azulino entró con un poco de duda.
- Vamos extraño, solo tienes que probarte estas cosas – le dijo ella y le dio la ropa.
- Te juro que estoy asustado – dijo con cara de preocupado.
- No seas tonto – dijo divertida – Estoy aquí afuera. Cualquier cosa, gritas.
Él rió por lo bajo. Vanessa cerró la cortina y se sentó en una silla al frente. Inconscientemente sus pies comenzaron a moverse inquietos. Eso siempre le pasaba cuando estaba preocupada o nerviosa. Se puso a pensar un poco en Katty. Su castaña amiga de verdad había estado rara por teléfono. Mordió su labio y tomó su celular, justo comenzó a sonar.
- ¿Hola? – dijo al atender.
- ¿Dónde estas enana? – le preguntó su hermano.
- Hola apestoso. ¿Tienes algo para decirme? – preguntó.
- Si, tengo empleo – dijo por lo bajo. Ella sonrió levemente.
- Lo se, ya fui informada. Y...... ¿Cómo te sientes?
- Es un poco extraño, y me asusta. Ahora tendré que levantarme todos los días a las 8 de la mañana.
- Ya era hora, ¿no crees? – dijo divertida.
La cortina frente a ella se abrió y un despreocupado Niall salió de allí mientras se terminaba de abotonar la camisa.
Por un instante, Vanessa se olvidó de como respirar. Se veía tan, pero tan sexy así. Ese pantalón se amoldaba a sus masculinas piernas y esa camisa encima de una remera lisa lo hacía verse...
- Enana, ¿estas ahí? – le habló su hermano.
- Eh, si, si – dijo ella rápidamente.
- ¿Dónde estas? – le preguntó.
- En el centro comercial – dijo ella.
- ¿Con Katty?
- No, con......Niall.
- ¿Qué haces con ese?
- Ronald, tus celos de hermano no son lo mío. Niall es mi amigo y estamos comprando un poco. Así que deja tu roña para otra cosa.
- Sabes que no lo trago, hay algo en él que me molesta.
- Todos los chicos que puedan llegar acercarse a mí, te molestan – dijo ella y se puso de pie.
- Bueno si, pero este ñoño me molesta mucho más.
- No le digas así. No es un ñoño. Es un hombre inteligente, algo que a ti te falta....y mucho.
- ¿Por qué lo defiendes tanto? ¿Acaso te gusta?
- No voy a seguir hablando contigo – dijo sin poder creerlo – Te veo más tarde.
Colgó el teléfono y se acercó a Niall que se miraba fijo al espejo como no muy convencido de lo que tenía puesto. Vanessa sonrió levemente y acomodó bien el cuello de su camisa.
- ¿Cómo te sientes? – le preguntó ella.
- No lo se – dijo él y se volvió a mirar – ¿Te parece que esto es para mi?
- A mi me gusta como te queda – dijo ella.
El azulino se giró a verla. Miró a su alrededor, y la chica de la caja estaba muy ocupada con otro cliente, tomó la mano de Vanessa y la jaló hasta dentro del vestidor.
Ella lo miró algo sorprendida.
- ¿Qué haces? – le preguntó.
- Ya no puedo Vanessa – dijo él.
- Ya no puedes, ¿Con que? – dijo ella.
- Contigo.
- No te entiendo, Niall. Déjame salir, ¿Qué van a pensar?
- No me interesa lo que piensen. Necesito hacer algo.
- ¿Qué cosa? – preguntó ella algo nerviosa.
Niall se acercó un poco más, aprisionándola contra la pared del pequeño lugar. Su respiración se volvió agitada, produciendo que la respiración de ella también lo hiciera.
- Necesito besarte Vanessa – dijo agitado.
Los ojos de ella se abrieron como platos, pero las palabras no salieron de su boca. No podía creer lo que él le estaba diciendo. Recorrió su rostro con los ojos, y luego fijó su vista en sus masculinos labios. No podía creerlo, pero de verdad ella quería que la besara.
Sus ojos se cerraron instantáneamente cuando él terminó se acercarse y chocar apasionadamente con su boca. Abriendo más su boca dejó que sus lenguas se mezclaran.
Sintió los fuertes brazos del azulino rodeándola para acercarla más él. Su boca se movía desesperada sobre la suya, quitándole más que el aire.
Ella levantó sus brazos y los colocó detrás de ese formado cuello, haciendo que el beso fuera más adictivo para ambos. Él gruñó por lo bajo y despacio mordió su labio inferior, robándole un pequeño gemido...
- ¡Vanessa! – la llamó.
Ella sacudió su cabeza y lo miró. Miró a su alrededor y estaban fuera del vestidor. Rápidamente sus mejillas se enrojecieron al darse cuenta de que acababa de imaginar eso. ¿Cómo pudo imaginarse una cosa así?
- ¿Estas bien? – le preguntó el azulino.
- Si.....si. Hace un poco de calor aquí – dijo ella nerviosa y se alejó de él.
- ¿Quieres salir? – le preguntó.
- No, no. Termina de probarte las cosas, tranquilo. Solo voy por un vaso de agua – dijo y lo dejó solo.
Salió de allí y compró una botella de agua, para tomarla casi desesperada. Aun estaba totalmente asombrada por lo que había pasado. Ella se había imaginado que Niall y ella se....besaban. Sacudió su cabeza y volvió al lugar. El azulino ya se había terminado de probar todo.
- ¿Y como te quedó? – le preguntó ella.
- No lo se. Es cómoda. Creo que bien.
- Entonces llevémosla – dijo.
Tomaron toda la ropa y se acercaron a la caja. La chica los miró y sonrió. Tomó la ropa y comenzó a pasarla por la maquina.
- Ay, que considerada por venir a ayudar a tu novio a comprar ropa – le dijo ella.
Vanessa la miró bien. ¿Acaso todo el mundo les diría lo mismo hoy? Sonrió un poco nerviosa y Niall rió por lo bajo. Al parecer todo el mundo pensaba que ellos tenían algo más.
- No, él no es mi novio – dijo ella.
- ¿De verdad? – dijo la chica algo asombrada – Lo siento, pero......juro que parecen novios.
- No, no. Solo somos amigos – le dijo ella.
- ¿Entonces no te va a molestar si le pido el número a tu amigo? – le preguntó y miró pícaramente a Niall. Vanessa la miró sin poder creerlo.
- ¡Claro que va a molestarme! – le dijo y tomó la ropa, para luego sacar la billetera de Niall y entregarle la plata – Tu trabajo es cobrar la ropa, no pedirle el número a los clientes.
La chica tomó el dinero y sin decir nada cobró la plata. Niall miraba fijo al suelo, y trataba de no estallar en risas.
- Aquí esta su vuelto – dijo algo tímida la chica..
- Gracias, y que tengas buen día – dijo Vanessa y salió de allí, con el azulino detrás.
Ella caminaba rápido y algo enojada. Niall sonrió levemente.
- ¿Estas enojada? – le preguntó.
- No, ¿Por qué?
- Porque estas roja como un tomate.
- No, solo me molestan las desubicadas – dijo sin dejar de caminar.
Así estuvieron unas cuantas horas más, comprando y recorriendo el lugar.
Niall miró a Vanessa. Su actitud había cambiado bastante desde la primera tienda. No lo sabía bien, pero estaba algo rara.
El resto del día pasó, ya casi estaba oscureciendo. Era hora de volver a casa. Tomaron las bolsas y bajaron al subsuelo, en donde se encontraba el estacionamiento. Mientras Niall iba cargado con todas las bolsas, Vanessa disfrutaba de un pote de helado.
- Oye, no es justo que yo este cargando todo, mientras tú comes helado – se quejó divertido.
- No es justo que tú te hayas comprado más ropa que yo – dijo ella.
Tomó una gran cantidad en la cuchara y la acercó a la boca de Niall. Este abrió la misma y dejó que Vanessa pusiera la cuchara.
- ¡Auch, esta frió! – dijo él con gran cantidad de helado en la boca.
Ella rió. Llegaron al auto. Vanessa abrió el baúl y cargaron todas las cosas allí. Ambos suspiraron cansados cuando se sentaron en el auto.
- Estoy realmente cansada – dijo ella y comió otro poco de helado, para luego darle el pote a Niall. El azulino comió un poco y asintió con la cabeza..
- Jamás había comprado tanto en mi vida – dijo él.
- Ni yo, y eso que he comprado tardes enteras con Katty.
- Oh, no me las quiero ni imaginar.
Vanessa sonrió y arrancó el auto. Volvió a tensarse al recordar lo de la tienda – ¿No vamos a ver hoy a Katty?
- No, me dijo que mañana me llamaba. Que hoy no podía.
- No te parece, que esta ocultando algo – dijo él.
- Tal vez si, tal vez no. Mañana hablaré con ella.

Ella abrió sus ojos y miró a su alrededor. Se sentó rápidamente en la cama y giró la cabeza la para encontrarlo a su lado. Llevó sus manos a su rostro y tapo su boca.
¿Qué demonios había hecho? No podía ser tan idiota. Con mucho cuidado se puso de pie y tomó su ropa para comenzar a cambiarse. Tenía que irse rápidamente de allí, antes de que él se despertara. Pero su silencio fue en vano.
- ¿Katty? – escuchó como la llamaba dormido.
- Debo irme Mathew – le dijo ella.
El rubio se movió un poco y se sentó en la cama. La miró y sonrió pícaramente. Katty terminó de vestirse.
- ¿Por qué te vas tan apurada?
- Porque esto es un error. Yo no se en lo que estaba pensando. Debo irme.
Tomó su cartera y caminó hasta la puerta de la habitación.
- Katty...... – la llamó él.
Ella se giró a verlo, y sintió como su corazón se aceleraba. Se maldijo a si misma, por pensar en sentir cosas por él. Mathew Herver era solo un idiota, y sabía perfectamente que era lo que quería de ella. Ya lo había obtenido. Bueno, ahora lo mejor iba a ser que se olvidara.
- ¿Qué? – le preguntó ella.
- ¿Te arrepientes? – le preguntó.
La castaña lo miró fijo por unos cuantos segundos. Su cabeza no dejaba de pensar. ¿Cómo iba a contarle a su mejor amiga que se había acostado con ese idiota? Pero siguió pensando, y se dio cuenta de que no estaba arrepentida. Mucho peor que eso, se dio cuenta de que ella sentía algo más por él.
- No – le contestó simplemente.
- ¿Por qué no te quedas?
- No, no. No puedo – dijo rápidamente. Él le volvió a sonreír.
Mathew sonrió levemente y le hizo un gesto para que se acercara a él.
- Ven aquí – le dijo.
Con un poco de duda Katty se acercó de nuevo a la cama. Se sentó a su lado.
Herver tomó su rostro con las manos y la acercó con cuidado a su boca para besarla despacio. Se alejó un poco de ella.
- Quédate esta noche, Katty. Solo voy a cuidarte – dijo y volvió a besarla.  


El primer amor siempre duele. - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora