Capítulo 3 - Conociéndose

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Salió de la ducha, tras estar ahí dentro aproximadamente media hora. Odiaba llegar del instituto y sentirse sucia. Era la peor sensación del mundo. Se cambio y se puso algo cómodo para estar en casa. Bajó las escaleras para ir a la cocina en busca de algo que llenara su estomago. Justo antes de entrar a la misma, divisó a su hermano sentado frente al televisor, mirando entretenidamente el mismo. Rió por lo bajo al escuchar lo que era. ¡Oh, si! Su hermano era un cerco, patán y futuro director de películas caseras.

- Enanita de jardín, ¿Me pasas una cerveza? – le preguntó sin dejar de mirar la tele.

- Ahí va – le dijo ella y entró a la cocina.

Se dirigió hacia el refrigerador y busco lo que él le pedía. Y para ella tomo una manzana y chocolate. Era lo único que había. Tenía que ir a hacer las malditas compras. Cerró la puerta del refrigerador y fue hasta la sala. Se sentó al lado de su hermano.

- ¡Por el amor de dios! ¡Quita eso! – le dijo asqueada y dejó de mirar la pantalla.

- Si no te gusta, vete – le dijo él y tomó la cerveza.

- Si no lo quitas le diré a Marilyn que el otro día llamó una tal Pamela – le dijo pronunciando moduladamente el nombre de la última. Ron la miró nervioso.

- No, no serias capaz – dijo mirándola fijo.

- ¿Quieres comprobarlo? – le preguntó.

Gruñendo por lo bajo, él tomó el control y quito la película.

- Hace un rato llamo mamá – le dijo él. Ella se giro a verlo.

- ¿Qué dijo?

- Dice que hoy tampoco vendrá – Vanessa lo miró bien y gruñó por lo bajo poniéndose de pie.

- Esto no puede seguir así – dijo ella.

- y ¿Qué quieres que haga?

- ¡Trabaja, Ron! ¡Trabaja maldita sea! – dijo elevando la voz, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

- ¡Ella es la que quiere hacer eso! – le dijo él elevando la voz también.

- ¡Es que no le queda otra, Ronald!

- ¡Claro que le queda otra! ¡Lo que pasa es que todavía no has aceptado lo que es nuestra madre!

- ¡Eres un bastardo! – le gritó sin dejar de llorar – ¿Acaso aun no has entendido? Mamá se esta muriendo, mamá tiene cáncer. A las personas con cáncer las discriminan en los trabajos normales.

- ¿Y piensas que estando aquí se va a salvar? – le preguntó con los ojos humedecidos.

- ¡Yo quiero a mi madre aquí! ¡Conmigo! ¡No quiero que ande en la calle con cualquiera! ¡Solo para mantenerte a ti y a mí que no valemos nada! – le gritó.

- ¡Por su trabajo es que estamos aquí! ¡Yo no le pedí venir al maldito mundo! – dijo alterado.

- ¡Ni yo! ¡Pero no por eso voy a dejar que se muera así por que si!

- ¡Ella quiere esto, ella decidió esto! Nosotros no podemos hacer nada.

- ¡Escúchame bien, Ronald! – le dijo apuntándolo con un dedo – Empieza a buscar un maldito trabajo, si no quieres ir a vivir con papá.

- Tú no me vas a amenazar a mí – dijo él y volvió su mirada a la tele.

- No es una amenaza. Empieza a mover tu maldito trasero y comienza a buscar algo que hacer y por lo que te paguen. Porque si no empiezas a traer dinero a esta casa, de a poco voy a ir dejándote sin nada. La que maneja el dinero aquí soy yo, y lo sabes. ¡Así que mejor ten en cuenta lo que te estoy diciendo! – le dijo alterada y tomó las llaves de la mesa.

El primer amor siempre duele. - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora