- ¿Qué? – le preguntó sorprendida. Él cayó el lo que había dicho.
- Si, para verte a ti y pedirte que me ayudes a cambiar mi imagen – acotó nervioso.
- ¿Cambiar tu imagen? – dijo ella sin entender.
- Si, estoy cansado de que me vean como el raro por vestirme así y necesito tu ayuda. Además te dije que quería un tatuaje.
- ¿Estás loco? ¿Un tatuaje? Eso es para toda la vida. Además de que si tu madre se entera te mata.
- Ya dije que mamá no se enterara y que además quiero uno porque creo que son geniales.
- ¿Y como que, por ejemplo?
- Mmmm, no lo se – dijo y sonrió.
- No seas extraño, extraño. Mañana lo hablamos mejor, ya es tarde – dijo poniéndose de pie.
Niall se paró rápidamente.
- Si, será mejor que me vaya. No quiero que Ronald me encuentre – le dijo divertido. Ambos se quedaron callados – Avísale…..que mi padre lo espera mañana.
- No te preocupes, estará allí. Y otra vez gracias, Niall.
- Ya te dije que no tienes porque darme las gracias. Para algo estamos los amigos.
Ella sonrió levemente.
- Es genial tener un amigo como tú – le dijo.
Él sonrió y giró un poco la cara mostrándole su mejilla.
Vanessa rió por lo bajo y se acercó para besar su cachete.
Él movió la boca y besó su mejilla también.
- Hasta mañana – le dijo antes de salir del todo.
- Hasta mañana – dijo ella sin dejar de sonreír.
Vio como él bajaba por el árbol y esperó hasta que lo vio entrar a su casa. Quería cerciorarse de que había llegado bien. Sonrió y volvió a entrar a su habitación. Él era tan……tan lindo. ‘es tu amigo Vanessa, no puedes pensar cosas raras con tu amigo’ pensó. Cerró bien la puerta de su balcón y salió del cuarto para ver a su hermano. Entró a la habitación de al lado. Ron dormía. Se acercó a él y comenzó a sacudirlo.
- Ron, Ron – lo llamó.
- ¿Qué? ¿Qué sucede? – dijo el sentándose en la cama. La miró bien – Me asustaste enana, ¿Qué sucedió?
- Solo quería avisarte que mañana debes ir a lo de Niall para hablar con su padre por el tema del trabajo – le dijo.
- ¿De que se trata el empleo? – le preguntó.
- Algo de arreglar computadoras que se tildan en una concesionaria de autos – dijo ella.
- Wou, pensé que sería algo horrible – le dijo.
- ¿Ves? A pesar de todo siempre pienso en ti – se puso de pie para caminar hasta la puerta de la habitación – Por favor no vayas tarde. El señor Horan quiere que estés ahí a las 9 de la mañana.
- Quédate tranquila, no voy a fallarte – le dijo.
Ella sonrió y volvió a su habitación. Se acostó y cerró los ojos, mañana sería un largo día.
Niall se dejó caer pesado en su cama. Ese golpe lo había dejado hecho un idiota. En realidad, ella lo había dejado idiota. Lo que sentía cuando la tenía cerca, a veces lo confundía. Era algo nuevo, algo que nunca había sentido por una chica. Ni siquiera por Tiffany. Giró en su cama y cerró los ojos para intentar dormir.