Hay Carlota,
Mi intelecto no unía los puntos tan rápido para comprender los hechos.
Subiste una manga de tu sudadera y lo que vi no evito romper una de las ultimas partes de mi.
Lo peor era que mis brazos estaban iguales a los tuyos.
Me preguntaste que, ¿Porque me auto-pellizcaba la piel?, a lo cual te dije que quería despertar de este mal sueño que me atormentaba.