1. Calle Halmiden

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19 de noviembre.
Ese día había salido de casa de Zafira.
La culpa la había tenido su mamá, la mejor amiga de mi mamá, Elia.

Constantemente estábamos en desacuerdo, pues ella deseaba que la llamará "mamá", puedo nunca sucedía ni sucederá. Ella tenía un carácter especial aunque un buen corazón pero ya no la soportaba, comenzaba a llevarme mal con ella.

Habíamos tenido la misma discusión de siempre, ya hasta le había puesto nombre a nuestra peleas "Buscando el nombre de mamá", suena muy divertido pero en realidad no lo es.  Aunque esta vez realmente me ofendió, dijo algo que yo hubiera preferido guardar.

– ¡Yo quiero ser tu mamá!
– Eres como una pero entiende que no puedo llamarte mamá.
– ¿Que tan difícil es?–comenzó a hablar sarcásticamente– ¡Claro, ya entiendo! De seguro es por qué no soy una chiflada que sigue esperando a su narcotraficante esposo muerto y tener a mi hija favorita con cancer.
Me quede sin palabras, ella se notó la magnitud  de sus palabras y empezó a pedirme perdón, aunque yo a punto de gritar del coraje y llorar solamente tomé mi mochila que estaba en la sala y corrí hacía la puerta principal de la casa.
Salí de ahí, afuera estaba lloviendo ligeramente aunque yo seguía corriendo mientras lloraba hasta que me sentí tan mal que me detuve por la calle Halmiden, pues ahí había unas bancas con techo para esperar el autobús , realmente no iba irme pero solo quería llorar y pensar a solas pues esta vez Elia no midió sus palabras con lo que me destruyo en segundos. Mientras estaba llorando sentada en la parada de autobús abajo de mí noté que se movía algo.

—¡UNA SERPIENTE! —Grité tan fuerte que pudo haberme escuchado hasta Elia.

La poca gente que se encontraba ahí pasando tenían su mirada en mi, no entendía por qué hasta que volví a mirar y mi dichosa serpiente era un gato. Pues había confundido su cola con el cuerpo de una serpiente. ¡Que ridícula me debí haber visto! Jajajajaja.
Ése gato me dio una buena vibra, y sentía mas tristeza de la que tenía verlo cubriéndose del agua por lo que me conmovió su situación así que decidí adoptarlo.
Aquél pequeño gatito lo nombré Miskel, que significa "según yo y el griego" Fuerza o guerra pues él es muy fuerte pues quién sabe cuántos años ha vivido así y guerra por qué lo encontré Garfias a una discusión.
jamás creí que llevaría tanto espacio en mi corazón.

*****

Llegué a lo que suele llamarse casa.
Miskel estaba incomodo en mi chamarra, pero nunca maullo.
Saque las llaves de la casa y abrí la puerta.
Iba directamente a mi habitación.

—¡Oye! Perdón por la discusión —dijo Elia desde la cocina.
—¡Ya olvidelo! ¿Quiere? —dije en tono muy molesto, aunque esa no era mi intención .
—Realmente lo sien... —Interrumpí.
—Tengo que ir rápido al baño ya no aguanto...

Subí a mi cuarto. Cerré la puerta.
Miskel salio de mi chamarra, inspecciono su espacio, ya que no podría salir de ese cuarto por varios días. Minutos más tarde le enseñé a esconderse para que no tuviera más problemas con Elia.

A las 4:00 llegó Zafira a la casa y subió directamente al cuarto.
—¡Hola! ¿Se arreglaron mi mamá y tu?¿Saliste de la escuela temprano?
—Hola, mazo menos y pues —dije intentando cambiar el tema—Te digo algo..
—Si, claro —dijo agarrándome él hombro.
—Adopté un gato y pues lo tengo en la casa.
—¡QUE! Mi mamá se pone mal con los gatos. Es alérgica a ellos.
—Pero no pienso volver a dejarlo en la calle.

¡Perfecto!. Tenia la excusa exacta para ya no aguantar a Elia.
Ya no la soportaba.

*****

Pasaron 3 semanas, casi un mes desde que tenia a Miskel.
Mi enojo con Elia había sido un capricho mío, así que ya no estábamos enojadas.
Hasta una noche que sentí el ronronear de Miskel por mi estomago y me dio risa pero se juntó cuando me llegó un mensaje de mi amigo Chase que me dio más risa de la que tenía, así que no pude contenerla.
Tanta risa se convirtio en una tragedia.
Miskel no pudo esconderse.

—¡Katheryn! ¿Qué hace un gato negro en el cuarto?
—Mire puedo explicar...
—¡ESTOY HARTA DE QUE ROMPAS SIEMPRE MIS REGLAS!
—¡Y YO ESTOY HARTA SE USTED!

Me dio una cachetada.
Jamás me había golpeado y eso yo no se lo iba a permitir.

Hoy me fuí de aquella casa la que solía ser mi hogar junto con mi nuevo amigo de aventuras Miskel.

Miau, Miau...HolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora