veinticuatro

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La doctora abandonó la sala y no pude evitar desplomarme en la camilla

Notaba cómo el corazón se me aceleraba con sólo pensar que en escasas horas iba a verlo, y en la reacción que ambos íbamos a tener.

Estaba bastante desesperada e inquieta pensando en él. Cuando lo viera, definitivamente tendría que contarme unas cuantas cosas y responder a varias preguntas que me rondaban por la cabeza. No podía concentrarme en otra cosa. Su rostro, su figura, sus brazos rodeándome, todo me venía a la mente.

Me levanté para verme en el espejo que había justo al lado de la puerta del baño. Me miré y, la verdad, no me sorprendió para nada verme tan devastada, ya que el estar encerrada en una habitación me enervaba. Me levanté la bata con la que me había vestido después de ducharme y retiré un poco el protector que me habían puesto para evitar que la ropa y la herida rozaran. Ardía, tanto como si tuviese todavía el cuchillo atravesando mi piel, y de mis labios salió un quejido de dolor.

Me arreglé un poco con lo que encontré por la habitación, ya que no quería que Harry me viera en tan mal estado. Cuando estuve lo suficientemente satisfecha conmigo misma, me volví a acostar en la cama.

Miré el reloj que se encontraba justo enfrente, faltaban escasos minutos para que Harry apareciera por la puerta. Cada vez podía controlar menos los nervios.

Me dolía fuertemente la cabeza y no había manera de parar ese horrible dolor. Además, el agobiante sonido del reloj solamente me ayudaba a aumentar mis quejas.

Tocaron la puerta. Oh dios.

Me pasé las manos por el pelo y me arreglé la bata como pude. Mi cuerpo aún sentía los estragos cuando me movía, por lo que tenía que relajar mi euforia.

-Adelante -dije.

-Lydia, tu tío está en la sala de espera, ¿le hago pasar? -Asentí en respuesta. La enfermera desapareció cerrando la puerta, causando un estruendo aún mayor para mi dolor de cabeza.

Repetí el gesto anterior unas cuantas veces esperando que no se saliese ningún pelo de mi peinado improvisado. El estar tanto tiempo encerrada en este hospital me había vuelto algo maniática con ciertas cosas.

Unos minutos después volvió a sonar la puerta. Lo sabía, sabía que era Harry.

-Adelante -contesté, la voz me tembló levemente.

Harry entró por la puerta y, nada más me verme, vino hacia mí a una velocidad increíble.

- ¡Lyd!

Nos fundimos en un gran abrazo. No podía creer que estuviera aquí, conmigo, y que lo estuviera tocando de nuevo cuando pensaba que lo había perdido.

Estaba tanto asustada como emocionada. No tenía esperanza de que Harry estuviese vivo como humano. Sólo con pensar en su nombre y en tenerlo delante, se me aceleraba el corazón. En esos momentos, no era capaz de asimilarlo. Sentía cómo la calidez de su cuerpo y los latidos de su corazón se mezclaban con los míos.

Me cogió de la barbilla delicadamente y me besó. Volver a sentir la presión de sus labios con los míos fue algo completamente inigualable, como si toda la ilusión que había depositado me sobrepasara. Me pegó contra su pecho y me rodeó con sus brazos. Podía sentir el latido de su corazón, y en ese momento no encontré nada más placentero y reconfortante. Cuando nos separamos, nos sentamos en la cama y nos miramos el uno al otro.

-No puedo creerlo, Harry. Tienes que contármelo todo -le dije emocionada- Pensé que habías muerto...

-Te juro que no tengo ni idea de cómo sigo vivo -me cogió la mano-. Lo único que recuerdo es haberme despertado en el bosque con un dolor terrible por todo mi cuerpo.

De repente, la habitación volvió a tener la calidez que tenía antes. Y también yo.

Mis ganas de escapar con él y de no volver nunca más a ese horrible lugar aumentaban con cada palabra que me decía.

Harry iba vestido con una camisa negra, unos pantalones ajustados negros y unas botas del mismo color. Su pelo estaba despeinado y más largo, lo que le daba un aire más desenfadado, como si fuera un niño pequeño.

-Damian me preguntó dónde estabas, sabe que estás vivo -le dije preocupada.

-Ese bastardo... -murmuró-. No estamos seguros Lyd, he tenido que falsificar muchas cosas para venir a verte. Dentro de poco se enterarán de que realmente no soy tu tío.

Sus ojos me miraron con seriedad, pero no perdieron ese brillo celestial que recordaba.

-No entiendo por qué no podemos vivir una vida normal como los demás... -susurré frustrada y con una nota de cansancio en la voz.

Harry me apretó la mano y lo miré.

-Lydia, ninguno de nosotros somos personas normales, ¿no lo ves? ¿O piensas que todo el mundo conoce a su ángel guardián? Sin hablar de mantener una relación que va en contra de las leyes de la naturaleza, al menos para nosotros.

Lo que decía Harry era completamente cierto. No dejaba de pensar que, igual de rápido que lo encontré, igual de rápido lo podría perder, ya fuera por unas cosas o por otras. Si Damian realmente quería matarnos, teníamos que ser muy cuidadosos y protegernos el uno al otro. Es lo único que nos queda.


| Holaaaaaaaaa. Siento mucho haber tardado el publicar, ya que ha sido mi culpa porque Erika sí que me había enviado el capítulo hace mucho tiempo. Pero como tengo que modificar cosas y he estado hasta arriba con la universidad (que ahora mismo me empiezan todos los exámenes de diciembre preliminares a los de enero; me quiero pegar un tiro) pues he tardado bastante.

Espero que sigáis apoyando esta historia, nos vemos <3 |


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⏰ Última actualización: Nov 19, 2015 ⏰

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