nueve

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Mi cuerpo está entumecido.

Mi cuerpo está débil.

No puedo sentir nada. Algo va mal conmigo. Algo terrible. ¿Cuánto tiempo voy a durar?

Los médicos y las enfermeras me han colocado en una habitación diferente. Una habitación con más máquinas y equipamiento para mantener el ritmo de mi corazón y que la sangre siga circulando por mi cuerpo. Estoy asustada; paralizada.

Todo lo que quiero es que mi madre esté a mi lado en todo momento. Quiero que me diga que todo va a estar bien y que se acueste a mi lado. Desearía poder sentir su abrazo una última vez, poder sentir cómo su perfume de lavanda invade mis sentidos.

Mis ojos comienzan a cristalizarse a causa de mis pensamientos. No tengo ni idea de por qué me culpo de toda esta situación. No era yo la que llevaba el coche aquella noche, era mi padre. Pero él no tenía intención de suicidarse o de matar a su mujer y sus hijos.

A pesar de que no conducía yo el coche, podría haber salvado a mi hermano.

Podía haberlo contenido contra mí mientras él intensificaba el agarre de mis brazos, el coche se habría dado la vuelta pero sólo podríamos haber cerrado los ojos mientras impactábamos. Y entonces, en vez de que Harry me hubiera arrastrado fuera del coche podría haberle dicho a Jace que corriera en busca de ayuda.

Podría haberlo salvado.

Podría haberlos salvado.

Pero eso no fue lo que pasó y no puedo dar marcha atrás y cambiarlo. Desearía que fuera posible -demonios, todo el mundo lo haría-, pero no lo es.

Estoy acostada en la cama escuchando el sonido que realizan las máquinas.

Quiero que Harry esté aquí conmigo. Ni siquiera dispongo de una televisión en la habitación.

Escucho el sonido de la puerta al abrirse, pero nadie entra. Giro mi cabeza pero no veo a nadie. La habitación está vacía.

Extraño, pienso.

Miro por toda la habitación una vez más, sentándome en el borde de la cama a pesar de que duele. Mi cabeza palpita y me duele el cuerpo. Veo moverse la cortina y sigo sentada en la misma posición, asustada por lo que pueda descubrir que está escondido.

Espero, pero el movimiento cesa.

Paso una mano por mi cabello grasiento y sin lavar cuando Harry echa un vistazo por detrás de las cortinas.

- ¡Boo! -balancea la cortina en el aire y agarra el hierro que se encuentra alrededor de la cama.

Salto y mi corazón deja de latir.

- ¡Dios mío, para! -golpeo alegremente su brazo.

- ¡Oh, vamos! Es divertido -me muestra una sonrisa y los hoyuelos de sus mejillas se vislumbran todavía más.

Me encanta.

-No, no lo es -me quejo mientras se sube a la cama. Sus dedos se cuelan entre los costados de mi cuerpo, y grito.

- ¡Para! -chillo, un poco alto, con excitación.

Harry ríe sobre mi oído mientras sus rizos rozan mi rostro. Se acuesta en la pequeña cama junto a mí y envuelve su brazo alrededor de mi torso. Puedo notar sus cálidas respiraciones en mi nuca.

Con Harry a mi lado, me siento más feliz. Por mucho que me moleste tiene un hueco en mi corazón. Después de todo, nos hemos besado dos veces.

- ¿Piensas que me dejarán darme una ducha? -le pregunto, me siento repugnante.

Illusion h.s || Español Donde viven las historias. Descúbrelo ahora