Capítulo 1: Vacaciones

57 2 3
                                    

Casa de los Torrealba – 13:30 horas.

"Ya va un mes de la deuda maldito perdedor. Esto pasó a manos de mi empresa, lo siento amorcito, cariños, Tatiana".


Mario luego de leer el mensaje guardó el celular en su bolsillo como si nada pasara. La familia Torrealba se movía frenéticamente por toda la casa buscando las últimas maletas, las vacaciones perfectas comenzaban.


–Señor Mario, ya guardé todas las ollas y la comida suficiente para los 15 días que estaremos fuera –dijo Ana Luisa, la nana de la casa, de la mano de su hijo Felipe de tan sólo 10 años.

–Recuerda que viene más gente de lo normal, cada uno de mis hijos trae a un invitado –dijo Mario, mientras miraba a su hija mayor Sofía, la cual bajaba por la escalera de la casa a duras penas su maleta.

–Llevo comida para un regimiento completo –contestó Ana Luisa.


En la escalera, Matías, el hijo del medio de la familia, corrió a ayudar a su hermana a bajar sus cosas.


–Mati, no me ayudes, ¡si me la puedo sola! – reclamó Sofía, cargando los bolsos a duras penas.

–Sofi, yo te ayudo, si ya terminé con todo lo mío, anda a llamar a tu amiga que aún no llega mejor será –dijo Matías, afirmando la maleta de su hermana mayor–. No seas tan testaruda y llama, ¡no se vaya a quedar abajo la Teruca!
–Si hablé recién con la Tere –dijo ella, sonriendo–. Viene en camino.


En el fondo de la habitación estaba Bastián y su novia Leticia abrazados sobre el sillón, acariciándose con ternura.

–Leti, mi amor, ¿guardaste todo en el furgón? –preguntó Bastián.

–Ya estoy lista mi niñito, la pasaremos muy bien –respondió alegre, mientras Bastián la besaba en la mejilla y le tomaba las manos–. Estoy segura que van a ser unas vacaciones increíbles.

–Obvio mi vida, si el lugar lo escogí yo –dijo el joven, mientras acariciaba el pelo de la muchacha.

–Aunque te costó harto convencer a tus papis.

–Pero lo importante es que ya está, y serán unas vacaciones inolvidables –sonrió Bastián–. Una casa alejada de toda esta mugre de la ciudad, rodeado de árboles, montañas, hermosos paisaje, ¡todo perfecto!

–Así es mi amor –dijo Leticia, besando al joven en los labios apasionadamente.

El teléfono comenzó a sonar, Sonia, la esposa de Mario y madre de los chicos, se acercó a atenderlo. Tomó el auricular y contestó con la amabilidad que tanto le caracterizaba.
–¿Aló? Familia Torrealba, ¿Con quién desea hablar?

–El pago –comenzó a hablar una voz de hombre, algo ronca – Si no hay información, adelantos o algo, cobraremos con intereses incluidos.

–¿Aló? –preguntó extrañada–. Parece que se equivocó de número señor.

–Ustedes se equivocaron –dijo la voz, luego el teléfono se cortó.


Sofía se acercó a su madre, mientras en sus brazos llevaba a su inseparable gato, Bocado.


–¿Mamá quien era? –preguntó Sofía.

–Equivocado, supongo –respondió Sonia, quitando importancia a lo sucedido–. Quizás era una broma, qué se yo.

–Ah, pensaba que podía ser la Tere.

(Terror) Vacaciones PagadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora