Después de las dos horas, por fin llegamos a la casa de Cathy, la madre de James.
Anteriormente la había conocido. Es una mujer asombrosa. Era las 9pm y Cathy había salido con unas amigas de ella, James, Denver y yo veíamos televisión en el cuarto de huéspedes.
-Todo ha pasado tan rápido- Dijo dándome un pequeño beso en los labios.
-Lo sé, nunca me imaginé de esta manera contigo- Dije sonriendo-.
El rio y se acercó a mí- Yo sí.
Juntó nuestros labios en un tierno beso, que tiempo después se tornó apasionado y necesitado. James se acercó más a mí dejándome sentir un gran bulto en la parte de abajo. Se separó de mí y tomó a Denver en brazos sacándolo de la habitación y luego cerrando la puerta con seguro. Esta vez se acostó encima de mí, acariciando mi cintura mientras nos besábamos.
-¿Quieres hacer esto?- Yo solo asentí.
Se separó para quitar su camiseta, dejándome ver ese perfecto y marcado abdomen. Con mis manos lo acaricie mientras el dejaba un marca en mi cuello.
-Quitemos esto- Dijo quitando mi camiseta, luego acaricio mis pechos encima del brassier. Sus besos viajaron desde mis labios hasta mis pechos. Pasó sus manos debajo de mí para intentar quitar el brassier. Pero era demasiado torpe.
-¿Te ayudo?- Pregunté graciosa.
-Los brassieres nunca fueron mi especialidad.
Quite la molesta tela y el de inmediato se llevó uno a la boca, mientras que el otro lo masajeaba con su mano libre. De mi boca se escapaban pequeños gemidos. En unos minutos ninguno de los dos tenía nada puesto. Él se agachó para recoger un preservativo de la bolsa trasera de pantalón.
-¿Puedo ponerlo yo?
-¡Wow! Salió experta la niña- Dijo burlón- Por supuesto que si- Dijo entregándomelo-.
Coloqué el preservativo alrededor de su miembro. El dio un cálido beso en mi mejilla seguido uno en mis labios. Me preguntó que si estaba lista, yo sonreí sobre sus labios. El asintió y entro en mi lentamente.
Un agudo dolor se apoderó de todo mi cuerpo.
Un pequeño sollozo se escapo de mis labios. James besó mi frente sin dejar de penetrarme lentamente.
-Ya pasará, tranquila.
El dolor poco a poco se convirtió en placer, placer que se convirtió en algo maravilloso. Claramente una experiencia increíble.
Pequeños gemidos salían sin permiso de mi boca, James sonreía cada vez que esto sucedía.
-¡No sabes cuánto esperé este momento, David!- Pronuncie entre besos y gemidos.
-Te amo.
¿TE AMO? ¿Me amaba? ¿Me ama? ¿Qué diablos le digo? ''Yo igual'' es muy típico.
-Gracias.
-¿Qué?- Preguntó entre besos.
Reí, obviamente fue una pequeña broma.
-Yo también te amo tonto.
Después de un rato el orgasmo llegó a ambos, primero a James y luego a mí.
-¡OH _____!- Gritó a todo pulmón-.
Besó mis labios por última vez para recostarse a mi lado.
-Quiero poder ver tu cara para toda la vida, quiero verte en un vestido de novia, siendo hermosa como siempre, quiero verte sonreir en el altar, quiero verte apretar mi mano en el hospital, quiero verte jugando con nuestros hijos, quiero que seas lo primero que vea cuando me levanto y lo último que vea cuando me duerma, no quiero soñar a tener una perfecta contigo, quiero tenerla. Quiero verte envejecer, quiero envejecer contigo, quiero que seas la última persona que vea cuando mi viaje se haya terminado, te amo. Te amo tanto que eres lo único que puedo pensar todo el día y toda la noche. ____ eres todo para mí.
No podía creer lo que estaba escuchando.
