"¿Ella? Joder tío... No me hagas hablar de ella.
Todavía no he conseguido olvidar su sonrisa, pero no la que le ponía a todo el mundo por educación, no, esa no. No he olvidado la sonrisa de verdad, la suya. La que le salía cuando estaba conmigo. Cuando algo la hacía gracia de verdad. Y cuidado, porque casi nadie ha visto esa sonrisa. Y tío, qué afortunado me siento de haberla visto. Como aquella vez que me sonrió mientras yo estaba tumbado en la cama.
Tampoco he olvidado sus ojos.
Sí, esos ojos que daban ganas de quedarte mirándolos todo el día. Pero ella siempre apartaba la mirada rápido porque decía que la daban vergüenza los cumplidos.
Me volvía loco. Pero loco de verdad. Con sus idas y venidas, con sus prontos, con sus enfados repentinos...
Pero merecía la pena esa locura, por ella.
Porque luego todo terminaba en un beso.
Por un beso suyo hacía lo que fuera.
No te creas que era una chica buena. Qué va, todo lo contrario. La tía se emborrachaba como la que más, fumaba, bailaba toda la noche, y bebía más. Y era eso lo que me encantaba de ella, que hacía lo que la daba la gana. Porque la importaba una mierda todo, y en eso éramos iguales.
Bueno, lo único que nos importaba era nosotros.
Porque se preocupaba por mí cada día y yo por ella ni te cuento. No dormía hasta que me decía que ya había llegado a casa.
Además era celosa, celosa de cojones. Según ella lo suyo no lo tocaba nadie y yo era entero para ella.
Parecía que no le tenía miedo a nada pero cómo la acojonaban los perros... Y a mí me encantaba ese miedo suyo porque me abrazaba y se ponía detrás mía para que la protegiera cada vez que veíamos uno. Y yo, me sentía su héroe.
Me besaba como si no hubiera un mañana y luego me guiñaba un ojo y se iba así sin más.
Porque así de repentina era... Y qué más daba, me encantaba así.
A veces me parecía la niña más frágil del mundo porque se derrumbaba y se echaba a llorar. La de veces que habré besado sus lágrimas...
Ella siempre decía que me fuera que no quería que la viera así pero yo siempre me quedaba porque sabía que no quería quedarse sola. La abrazaba como a una renacuaja y la besaba toda la cara, luego el cuello... Y ahí ella se echaba a reír porque decía que tenía muchas cosquillas. Esa sonrisa que venía después de las lágrimas...
Pero en realidad no he conocido a persona más fuerte que ella. Ha pasado por mil cosas y ahí sigue, fuerte ante todo.
Cómo me gustaba...
Y no, no quiero volver con ella aunque me muero de ganas de llamarla y ver qué tal la va.
Aunque me muero por un beso suyo.
Pero sé que la he echo mucho daño y ella se merece a alguien que la de el doble que la he dado yo.
Porque nuestra relación ha tenido muchos errores pero el principal fallo fui yo."Este texto para mí tiene muchísimo significado y espero que os haya gustado.