Amores suicidas

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Él
Disimulas las ganas de llorar al igual que te tapas la cara cuando quieres reír.
No me gusta.
Quiero ver cada uno de tus sentimientos y disfrutarlos o sufrirlos contigo. Como si tuviéramos un solo corazón a punto de explotar por todas esas sensaciones acumuladas.
Ya no sé cómo llegar a ti porque hace tiempo que te has encerrado en ti misma. Intento que te abras a mí, que me cuentes qué sucede ahí dentro, pero no puedo. No me dejas.
Haría lo que fuera por verte sonreír, pero de verdad.
Te hago mil tonterías para que se te iluminen los ojos.
Porque te quiero, y quiero recuperarte.
Eres preciosa, sólo te hace falta verlo.
Eres bonita hasta cuando lloras, pero ya cuando ríes, eres capaz de iluminar el mundo entero.
Ella
Dejaré mi carta de despedida al borde de la cama, junto a una rosa negra para que cuando te despiertes la leas con atención.
<<Cariño, no quiero que llores ni que sufras por no tenerme, ésta ha sido la mejor decisión de mi vida. Guarda mi rosa, simboliza mi alma. Sé fuerte, vive al máximo por los dos, yo te espero en otra vida.
Gracias por haberme dado los mejores momentos de mi historia, eres más de lo que habría podido pedir.
No creas que nada de esto es por tu culpa, al contrario, tú me has mantenido más tiempo aquí del que esperaba, y hasta me has conseguido hacer feliz.
Gracias, te amo con todas mis fuerzas.>>
Da un beso en la mejilla al gran amor de su vida y acto seguido se deja caer por la ventana de la habitación.
Antes de perder la conciencia piensa en lo injusto que es enamorarse de alguien como ella. Que se va sin avisar y con mil promesas todavía por cumplir.

DisasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora