Abrí los ojos cuando nos encontramos con un cruce y mamá giró el volante hacia la derecha; el movimiento del coche me despertó.
Sentí temor de ése lugar al que estábamos llegando cuando cruzamos un puente y pude mirar cómo el mar se conectaba con un no sé qué ¿río? ¿aguas negras?.
Pero sólo me bastó levantar la vista para disfrutar de aquél espectáculo; las olas chocaban contra las rocas y unos niños disfrutaban del agua que los pringaba. Tuve que controlarme para no salir del coche e ir a jugar con ellos.
-Qué felicidad la de esos niños _Dije en un suspiro; las palabras salieron de mi boca sin darme cuenta.
Mamá detuvo el coche y rozó mi hombro.
–Es el malecón cariño _Me dijo mamá.
-¿Te trae algún recuerdo este sitio? _Le pregunté con la intención de saber algo sobre ella.
En las últimas horas me había dado cuenta que el único conocimiento que tengo sobre mamá, es eso; que es mi madre.–Sí, varios recuerdos, a cambiado un poco ...cuando tenía quince _Eso último lo dijo mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.
–De hecho, tengo muy buenos recuerdos _Agregó mirando el paisaje.Volví mi cabeza para mirarla y algo le pasaba; tenía los ojos humedecidos y en su boca se dibujaba una pequeña sonrisa.
-Mamá _Dije levantando mi mano, moviéndola de izquierda a derecha.
Tardó unos segundos en responder.–¿Qué pasa hija? _Me preguntó con las mejillas coloradas.
-Mmm no nada_Le respondí. Decidí olvidarlo porque cualquier recuerdo que haya tenido, es tan fuerte como para sonrojar a mi querida madre y eso me hace feliz a mi también. Además en ese momento inevitablemente me preocupaba más otra cosa.
-Tengo mucha hambre_Dije llevándome las manos al estomago.
Sólo tuvimos que cruzar la calle para entrar a Mira olas, es un bar y restaurante con una decoración elegante pero sin perder un aire de playa, tiene un ambiente bastante pacífico, agradable y la gente al rededor se mira muy feliz. Además se encuentra cruzando la carretera frente el malecón y está en el tercer piso, lo que da una excelente vista al mar.
Las mesas son redondas; vestidas con un mantel blanco y en el medio las decora un servilletero sencillo de ciprés con el nombre del restaurante pintado.Un salonero nos saludo y nos llevó a una de las mesas con la mejor vista al mar y a la carretera que se encuentra frente al restaurante, se ve una gran cantidad de autos, motos y algunos peatones cruzando la carretera, en la calle del malecón se ven los grupos de amigos vacilando y algunas parejas pasándola bien de una forma descarada, tomando en cuenta que es un lugar público.
Las dos pedimos un arroz con camarones, acompañado de una ensalada de patata y para tomar; mamá pidió una cerveza Imperial y yo una Coca-cola.
Ya son las cinco de la tarde y desde aquí se puede admirar cómo el sol se va escondiendo, es algo inexplicable. Yo nunca había mirado un atardecer desde este ángulo; me sentí fascinada y la persona más dichosa sobre la faz de la tierra. Es hermoso; en el cielo había una fiesta de colores, celeste, amarillo, naranja, rojo, mientras el sol se esconde en el horizonte. La inmensidad del mar es un espejo y se confunde con el cielo. Es gratificante.
***********************************
–¿Te ha gustado este lugar? _Preguntó mamá con una sonrisa mientras prendía el coche.
-La parte que he conocido me ha gustado.
–Espero que termine de gustarte porque aquí es donde vamos a vivir _Dijo mamá y un segundo después freno de golpe.
-Pero ¿qué pa..
–Por Dios _Dijo al momento interrumpiéndome.
Tenía los ojos como platos y fijos en un hombre alto y moreno de unos 45 años.–Mariana _Dijo aquel hombre
–Mariana ¿sos vos? _Agregó acercándose a la puerta del piloto.Es un hombre atractivo, ya no parecía de 45 años sino de unos 30 o 35, es de cabello negro, ojos color miel, un cuerpo de impacto y qué decir de su hermoso acento brasileño. Es un sueño para cualquier mujer que tenga el honor de detenerse y mirarlo, o tan sólo verlo.
–Si soy yo, ¿Cómo estás Cesar?
–Yo me encuentro bien, pero vos cómo has estado, hace años no te miraba por aquí _Dijo él y no dejaba de inspeccionar el rostro de mi madre, es como si intentará descifrar algo en ella.
–Yo muy bien _Dijo mi madre y se giro hacia mí.
–Y ella es mi hija _Agregó.–La pequeña Molly ¿no? _Dijo él.
-Sí soy Molly y ¿tú quién eres? _Dije sosteniéndole la mirada y consciente de que mi voz había sonado desafiante.
–Me llamo Cesar _Dijo tendiéndome la mano, la que estreché por pura cortesía. -Soy un amigo de vuestra madre, la conozco desde que éramos niños _Agregó pasando su mirada hacia mamá.
–Cesar acabamos de llegar de San José y el viaje ha sido muy cansado, pero porqué no te montas al coche y vamos a conocer mi nueva casa.. ah y de paso dejas de mirarte como un estúpido ahí fuera _Dijo mamá y se echo a reír. Yo hice lo mismo.
–Veo que vos no has perdido el buen humor y no sólo eso, tu hija lo heredó _Dijo Cesar acomodándose en el sillón de atrás.
–Diay para que vea como si es sangre de mi sangre _Dijo mamá jalándome el moño.
–Mariana, Mariana ¿A qué se debe tu agradable vuelta a Quepos?_Preguntó Cesar. Por algún motivo ése hombre me daba confianza, hasta me caía bien.
–Trabajo Cesar, trabajo. Me ofrecieron un puesto en Green Coffee y ya sabes, la vida en San José no es muy fácil. Además Molly necesita conocer estos lugares.
-¿Y tú tienes hijos? _Preguntó al final aparcando el coche frente a una casa y queriendo que la conversación no se centrara en hablar de trabajo, eso creí.–No tengo hijos pero sí tengo un sobrino, sus padres se divorciaron y vive conmigo desde que tiene siete años, es como un hijo _Dijo Cesar.
–Deberías de traerlo para conocerlo, por cierto esta es nuestra casa.. Vamos Chicos hay que entrar _Dijo mamá bajando del coche. Cesar y yo le seguimos.
–Este es nuestro nuevo hogar hija _Dijo mamá abrazándome muy fuerte.
-Me gusta _Le dije y devolví el abrazo con la misma fuerza.
–Me alegro por ti Mariana, teneis una linda hija y se te ve muy feliz _Dijo Cesar.
–Soy muy feliz gracias a Dios _Dijo mamá y lo abrazó.
–Me alegro muchísimo. Os dejo para que descansen, si necesitan algo no duden en llamarme, allí está mi número. _Dijo y le entregó una tarjeta a mamá. Me miró y dijo adiós con la mano.
–Cesar ¿Cómo se llama tu sobrino? _Preguntó mamá
–Joshua, su nombre es Joshua. Mañana lo conocerán..
–Por cierto, me alegra mucho volverte a ver _Agregó saliendo por la puerta de mi nuevo hogar.–A mí también.. No sabes cuánto _Susurró mamá para sí misma y un brillo tiñó sus ojos.
Y ¿qué hice yo? Sólo observar y escuchar. En ese momento desee un sillón y palomitas para poder disfrutar como se debía de aquél... suceso.
ESTÁS LEYENDO
Tal vez no sea él
De TodoMolly es una chica de 15 años. Tiene la esperanza de conocer al gran amor de su vida. Cuando cree haberlo encontrado, se dará cuenta de la verdadera cara del amor. Su vida cambia totalmente cuando a su madre le ofrecen trabajo muy lejos y deben mud...