Capitulo 3. ¿Desayunaron galletas?

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Aquel remolino de agua seguía jalandola y jalandola hacia el subsuelo acuifero.
La cabeza le estallaba, un ser humano aguanta hasta cierto punto la presión que se forma debajo del agua, pero esta se estaba volviendo mayor a lo que las fuerzas de Marissa lograban soportar.
De momento, en un abrir y cerrar de ojos, el agua "vomito" a su presa nuevamente en el agua.
Aunque ya Marissa estaba a punto de morir por la falta de respiración bajo el agua, alcanzo a abrir los ojos para volver a ver el cielo azul con las nubes a los alrededores. De momento, su cuerpo no dio para mas haciendo que se desconectara un rato de la existencia, sufriendo así un desmayo allí mismo, sobre el agua.
El día era calido y eran las 10:30 de la mañana.
Aquella agua formaba unas olitas que relajaban la situacion.

Venezuela 6:30 am
Carlos abrio los ojos después de aquella noche inquietante. Primero el susto de Alberto, luego la "discución" con él. Había sido una noche verdaderamente exahusata, tenía que ir a trabajar. Se levanto con una sonrisa en el rostro sabiendo que sus hijos lo verían, a pesar de que trataba de que sus hijos pudieran ver sus sentientos, tampoco le gustaba que pensaran ellos que él era un malvavisco que se derretia ante cualquier problema.
Tendio su cama, sus hijos se habían despertado hace unos pocos instantes y ya estaban de pie, a exepción de las gemelas que seguían durmiendo, Calos acomodó solamente la mitad de la cama para que las dos pudieran seguir allí durmiendo.
Se metió a la ducha rápidamente, despertando a José Alberto al bajar.
-Chamo ya levantate- lo movio de la cama.
-Tío por favor no- le suplico esté aun un poco dormido.
-No me vengas con esas vainas chamo- le levantó la voz Carlos, si este seguia con sus caprichos haría llegar tarde a Carlos para el trabajo.
-Ya tío- se quitó la  manta delgada que tenía encima- Ya estoy listo ¿Y ahora?
-A la escuela- le señaló la puerta de salida. Carlos estaba con la toalla enredada alrededor de la cintura y aun escurria un poco el agua.
-No traigo el uniforme- se quejó este azotándose en la cama.
-Mira chamo deja de esas ladillas y apurate- le regaño- no dejare que faltes a la escuela. ¡Andando!
Sin mas remedio, se levantó sin animo y fue directo a la ducha. Carlos corrió a su habitación para ponerse la ropa, debía de ir a dejar a los niños a la escuela.
Comenzó a buscar su ropa para poder cambiarse, Amelia comenzó a llorar despertando a Angela.
-Hay linda- se diriguio a ella para cargarla. La arrulló entre sus brazos de un lado a otro para tranquilizarla. Angela veia a su papá mientras que arrullaba a Amelia.

Me siento perdido, sin ti no siento lo mismo. Yo necesito cerca cerca tú cariño.
Deja de egoísmo quiero volverte loca loca loca y hacerte todo lo que te proboca.
Eres, culpable de lo que siento, de todos  mis sentimientos, eres la dueña de mis sueños y deseos.
Yo te pido algo imposible también algo sensillo solo quiero tu cariño aquí  conmigo, no puedo tenerte lejos necesito de tus besos ¡Hay! ¡Hay!
Quedate un poquito mas pa' que mis ojos dejen de llorar, no soporto si estas lejos tú no sabes lo que siento olvida el tiempo solo un momento, he soñado este reencuentro
Quedate, quedate, quedate un poquito mas.
Quedate, quedate, quedate un poquito mas.

Por fin la pequeña volvio a la calma y Angela continuaba viendola solamente sin hacerle mucho caso. Carlos terminó de vestirse con unos jeans y una camisa azul.
-Bien- se diriguio a las niñas para cargarlas- ahora les toca a ustedes lindas- las tomó entre sus brazos diriguiendose a su habitación.
Buscó la ropita y comenzó a ponerles todo a ese pequeño cuerpezito. A pesar de ser varón debía de arreglarselas para poder vestir a sus niñas.
Terminada la labor y de haberles puesto sus pañales a cada una, las cargo en sus brazos para irlas a dejar con la niñera. Como no era lejos se cargó a las niñas en una cangurera. Salio de la casa cerrando la puertecita y así comenzó a caminar con la cuidadora.
A unos 100 metros de haber atravesado su jardin lleno de árboles y algunas florecitas llego a la casa de la chica, atravezó el mosquitero y la puertecita principal entrando a la casa de la chica buscando casi por toda la casa.
La joven tenía unos 16 años era de cabello castaño medio morenita de ojos castaños y cara un poco redonda con el cabello lacio, muy muy lacio. No era ni muy rellenita ni tan delgada, estudiaba en su casa y vivia con su madre por lo que tenía que trabajar de cuidadora mientras su madre iba a trabajar. Amaba a los niños y se había ganado la confianza de Baute.
-Carlos- se sorprendio ella al verle entrar en la puerta de la cocina. Estaba cocinando su desayuno y preparando el café- ¡Que sopresa! ¡Amelia! ¡Angela!- se acercó la muchacha con las nenas. Llevaban una camisetita estampada de ositos rosas y panquesitos. Ella era la que cuidaba normalmente a las nenas, solamente los fines de semana Carlos las cuidaba y en ocasiones una de sus tias.
-¿Cómo estas Kety?- le preguntó muy cortes.
-Muy bien, ahora mejor por verles- tomó la manita de Angela acariciando su nudillo-¿Gusta tomar algo?- le preguntó rápidamente sacando las tazas y colocandolas en la barra de la cocina.
-No Kety, gracias- le sonrio amablemente, la chica le devolvio la sonrisa, quito el traste de la estufa y sirvio el café-¿En que le puedo ayudar?- preguntó sacando una panera.
-Estas pequeñas quieren que alguien las acompañe esta tarde- le sonrio- ¿Crees poder?
Kety sonrio de la lado afirmado alegremente. Carlos era su vecino desde siempre, cuando ella nacio, la esposa de Carlos la cuidaba pues su madre debia de trabajar.
-Sera un gusto como siempre- puso la panera en la barra- ¿No quiere desayunar? -volvio a preguntarle.
-No gracias- rechazó nuevamente Carlos. Pusó a la niña en el sillón con la pañalera en el suelo, cargo a la otra y la puso en la amaca.
-¿A qué hora vendrá por ellas?- preguntó Kety sentandose en la barra.
-A la misma de siempre- acaricio suavemente el cachetito de ambas y volteo a ver a Kety.
Carlos se despidio saliendo de la casa. Tenía que darse prisa para poder ir a dejar a los niños a la escuela.
Atravezó el terreno con tierra, la mañana estaba fresca por la lluvia de un día anterior, el suelo estaba un poco lodoso haciendo que los pies se quedaran pegados como chiclosos.
Entró a su casa topandose en el comedor a Gabriel quien ya tenía a sus hermanitos listos para la escuela. Carlos sonrio, los rayos del sol entraban en la casa calentando el lugar, Gabriel era de mucha ayuda en casa.
-Bien hecho- le animo Carlos revolviendo su cabello con su mano.
-Ya todos desayunamos- le dijo Gabriel muy seguro.
Ana se acercó lentamente a su papi con los brasitos cruzados atrás de su cuerpecito, tenía puesta una vestidito con sus chanclitas café claro que le hacían conjunto con su vestido azul cielo. Le extendio los brazos a Carlos para que la cargara.
-Yo tamben ya comi papi- le sonrio poniendo sus bracitos alrededor del cuello. Carlos la abrazó juntando su frente con la de la pequeña.
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Amor de verano (Carlos Baute) ACTUALIZACIONES LENTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora