Marissa esperaba bajo la cascada a que amaneciera, pensaba huir a otro lugar donde su padre no pudiera encontrarla, donde pudiera ser libre, donde pudiera ser ella misma.
La lluvia no cedia y los ensordocedores estruendos del agua golpeando contra la roca le ponian los nervios de punta, el corazón le latia a mil, de momento, vi una luz de lejos y unos gritos. Según ella eran varias personas con lámparas en mano, gritando ¡Marissa! Al par.
Pero entre esta gente no vio a su padre, además que ella ya tenía la edad y madurez suficiente para tomar SUS deciciones. No pensaba ceder y trato de esconderse aún más en aquella pequeña cueva que había
Al recargarse, sintio como una piedra se movio lijeramente, ella la arrimo, esta dio paso a un túnel de aproximadamente un metro de ancho, de piedra totalmente pero muy oscuro.
Una de las linternas empezó a enfocar la luz hacía el agua que caia sin sesar de la cascada.
Marissa supuso que si alguien la veria, de seguro la obligaria a salir de allí haciendola que regresera a su casa donde su padre la castigaria el resto de su vida.
Era mejor ver que era lo que ese pequeño túnel le deparaba.
Introdujo su pierna allí dentro, dio un último vistazo al lugar sabiendo que si se encontraba un animal peligroso allí dentro, no volveria a ver la luz del día nuevamente.
Fue tocando las frias y húmedas paredes de piedra pulida que iban formando un camino que le llevaria a quien sabe donde.VENEZUELA 3:30 AM
Los niños llevaban ya mucho rato dormidos, pero por una extraña razón, Carlos se despertó a las 3:30. Estaba ya dormido pero un salto lo hizo levantarse. No se si les ha pasado pero, en ocasiones, cuando uno esta durmiendo profundamente sueña que va uno caminando o corriendo, y en eso, hay un hoyó enfrente pero no lo podemos esquivar y seguimos corriendo justo hacia el, entonces, nuestro supconciente nos hace brincar literalmente en la vida real. Pues eso le paso a Carlos, soñaba que estaba en el mar pescando, podía escuchar las olas del mar golpeando contra el casco de la embarcación, era un día soleado, de esos que sientes que el sol te acaricia la piel con sus rayos y su calor. Estaba solo, siempre salía a pescar con sus hombres pero esta ocasión estaba solo. De un momento a otro el mar se calmo y el viento dejo de soplar, dejando aquel lugar como una tumba en un panteón. Las redes se comenzaban a jalar indicandole que algo había caido en la trampa, pero no era un pez cualquiera, este excedia en tamaño y fuerza a los que estaba acostumbrado a pescar.
La barca se jalaba sin parar, el lado izquierdo superior estaba a punto de sumergirse al mar.
En casos como estos, los marinos sabían que era mejor dejar la presa que perder su vida, no era ser cobarde, era prevenir un accidente mortal.
Un hombre del colega de Baute había muerto así, un extraño pez gigante de los mares del occidente fue a parar por sus rumbos. El ejemplar se enredó entre las redes del marino, con su fuerza superior a la de los demás peces, movio sin parar la embarcación. En ella estaban dos hombres, uno en cada bote, regularmente son dos o tres, pero el resto se fuerón hacia otro lugar a atender unos asuntos diferentes.
Y, en uno de esos momentos, el pez movio bruscamente su aleta izquierda, haciendo que la embarcación de uno se fuera a pique. El pez logro romper las redes y liberarse, pero el marino, al caer al agua, no corrio con la misma suerte, una red enredada en su pie le probocó la muerte. Nadie pudo ayudarlo, el otro hombre le temía al agua, y por más que intento levantar la red, cuando lo hizo, fue demaciado tarde.
Este relato vino en mílesimas de segundos a la mente de Baute. Por lo que decidio, en su sueño, soltar ese pez. A la hora de liberarlo, la embarcación volvio a su estado normal con un brusco movimiento haciendo que Baute cayera al mar saltando.
Al abrir los ojos estaba bañado en sudor frío. Tenía su brazo debajo de la cabeza de uno de sus pequeños, la garganta seca y el corazón con un pulso acelerado, trato de tranquilisarse respirando profundo.
Los niños estaban profundamente dormidos, se podían escuchar sus suspiros de tranquilidad.
Carlos fue moviendo poco a poco la cabeza del pequeño para lograr liberarse de allí y poder bajar a tomar un sorbo de agua.
Se puso las sandalias y procedio a bajar las escaleras con el mayor cuidado del mundo para no despertar a nadie. La casa se encontraba en un silencio muy profundo, se podía apreciar las respiraciones de los niños y las gotas de agua que escurrian por el tejado de la casa. Una que otra rana y animalillo de la noche andaba haciendo de las suyas fuera de la casa.
Estando ya abajo, tomó un vaso de vidrio y abrió el refri para sacar el jarrón de agua fría.
Sirvio un vaso lleno y se lo fue tomando de tirón, provocando que unas gotas le escurrieran por la barbilla.
Después de tomar tres vasos, se diriguio a la sala de lectura, donde los niños albergaban a un ejemplar no venenoso de serpiente tropical.
La tenían en una pescera por las noches, estaba sobre una mesita debajo de la ventana por donde entraba la luz de la luna. El cuarto contaba con dos repisas de libros para diferentes edades, desde los libros infantiles hasta los libros de algébra.
Carlos tomó asiento en la sala viendo aquellas repisas, puso el vaso en una mesita que estaba al lado, no quitaba la vista de encima de una de ellas. El lomo azul verdisco de un libro se asomaba por encima de los demás, era bastante grueso y se veia usado ¿El título? Viaje al centro de la tierra. Este era un libro con bastante historia, dentro y fuera de la novela de Verne.
Los recuerdos saltarón a su mente, rápidamente desvio la vista a la ventana alcanzando a ver una sombra negra que se movia entre la espesura de la noche.
Carlos tallo sus ojos, seguramente el sueño le estaba jugando una broma. Se levantó del sofá y camino lentamente a la ventana para asegurarse que lo que había visto era solo una alucinación.
Pero entonces un rostro conocido se azomó por el cristal.
-¿Qué estas haciendo a las tres de la mañana allí afuera?- preguntó Carlos abriendo la ventana.
-Ando buscando- respondio.
-¿Buscando?- se quejo Carlos- ¿Buscando qué? ¿No podias esperar a que amaneciera?
-Por favor hermano- le suplico Luis- necesito de tu ayuda.
-Esta bien- cedio Carlos- entra por la puerta de atrás pero no hagas ruido que mis hijos ya duermen.
Estando ya su hermano en la sala con él se armó el teatro que Carlos no esperaba.
-Bueno, dime, ¿Qué buscabas?- preguntó Carlos algo desesperado.
-¿Haz visto a José Alberto?-preguntó repentinamente.
-¿Qué no te he avisado?- se llevo la mano a la frente haciendo memoria de todo lo acontecido en ese lapzo de tiempo.
-¿De qué? ¿Qué le ha pasado? - se acercó Luis a Carlos preocupado temido lo peor.
-José vino aquí y se quedo a dormir, le dije que yo te avisaria pero pasaron varias cosas y hasta ahora lo recorde- se disculpo Carlos.
-Bueno- se tranquilizó Luis dando la media vuelta caminando hasta el marco de la puerta.
-¿No quieres saber por que se escapó- le preguntó Carlos.
Luis se para en seco debajo del marco, encogio los hombros y dio un gran suspiro- Es tú hijo- añadio- debes de saber lo que le pasa y lo que le influye en hacer lo que hace.
-Es imposible de ayudarlo- se quejó- no me presta atención-volteo Luis viendo decepcionado a Carlos.
-¿Recuerdas que nosotros haciamos lo mismo? Ya sabes como es ser adolescente Luis, no lo dejes a la deriva.
-Cuando amanesca- vio atento a Carlos- dile que lo vere después de la escuela. Buenas noches y perdón por la molestia.
Luis desaparecio de la casa antes de que Carlos pudiera añadir algo más. Auque él era el mayor, ultimanente preferia evitar temas conflictivos.
Que si se necesitaba dar 500 billetes para arreglar la tuberia, Luis los daba, que si María queria ponerle SorPangracia Servina del Mar a la niña, Luis aceptaba, que si era varón se llamara Panfilo Santiamen Gurlifo, Luis apoyaba la situacion.
Solo que, solo Dios sabía por que María y él discutian constantemente.
Es de sabios saber que las embarazadas tienen más hormonas por lo que estan más sensibles a cualquier cosa, y tal vez, solo tal vez, era esto lo que influia en la actitud.
Resignado y con sueño, Carlos regresó a la cama para consiliarse con la almohada.México 7:30 am
Marissa estiro una mano tratando de no golpearse más con el túnel de piedra. Tardo dos horas y media en recorrer ese lugar a gatas, había sido un viaje incomodo y un poco abrumador. Por nada del mundo podía levantar la cabeza ya que se golpeaba en la piedra de encima. Si se tiraba a descansar, era difícil volver a levantarse para seguir. Allí dentro estaba frío y convinando con la ropa empapada que traía encima, ya podran imaginarse como se sentia, la nariz un tanto roja, la garganta un poco cerrada, el cuello, piernas, manos y brazos adoloridos.
A pesar de estar en tan incomodas situaciones, su alma sentia libertad. Sin importar que tan pequeño estuviera el túnel, ella sentia alivio en cada paso que se separaba de su lugar de partida.
Los golpes de la cascada dejaron de oirse después de mucho, la lluvia y los rayos cesaron allí dentro. Se podia escuchar la leve música que producia el aire entrando allí.
Gateo por ese lugar hasta que cayó rendida allí dentro.
Ahora a estas horas de la mañana, el sol comenzaba a salir dando al cielo un tono rosado-anaranjado-rojizo-azulado. Los primeros pájaros inundaban con su canto el lugar, todos ellos comenzaron a revolotear sus alas de colores pintando el lugar de un modo único.
Cuando las ventanas de los ojos de Marissa fueron abriendose, poco a poco aclarando la imagen lentamente, los primeros cantos y sonidos de las aves entraron a sus oídos.
Sonrio de manera extraña.
-Lo he logrado- dijo en voz alta.
Termino de salir de aquel camino de piedra que la habían sacado a un verdadero Edén.
El lugar se encontraba verde hasta donde alcanzaba la vista, estió cada uno de sus musculos emprendiendo camino para averiguar en donde había ido a parar.
Al empezar el camino, unos lindos gorroncillos la acompañaron, aparto unas hojas de palmera emprendiendo marcha por toda aquella vegetación.
En el rumbo, encontró animales de diversos colores, tamaños y formas. Disfrutaba de la belleza... hasta que su estomago le recordó que era humana y necesitaba comer algo.
Buscando entre ese lugar encontró unos ejemplares de magos y bananas que se veian deliciosas.
Tomo unos cuantos metiendolos en su sudadera para cargarlos a un lugar comodo donde ella pudiera sentarse a comer tranquilamente.
Camino alrededor de unos trece o quience minutos alrededor de aquel lugar bajando un poco por una vereda. Encontrando otra cascada con una gran caída, el agua estaba azulada y se podia ver el fondo del lugar. Estaba una piedra cercana al lugar, tomando asiento se sento y procedio a comer los frutos que habia traido.
Como era de suponer, se termino embarrando de mango en toda la cara. Tiro a un lado las cascarillas y se arrimo para lavarse las manos y la cara.
El agua estaba tibia y el clima comenzaba a mejorar.
Marissa necesitaba un baño y no dudo ni un segundo mas en meterse a darse uno.
Se quito toda la ropa y la talló contra una piedra para limpiarla, después se volvio a poner los vans y su playera, estuvo nadando por un rato mas en una orilla de la cascada.
Salio del agua y exprimio su ropa para que no estuviera tan mojada, acomodo su cabello en una cola alta un poco suelta.
Estuvo admirando el lugar por unos minutos mas, hasta que encontro, debajo de la cascada una flor un tanto extraña. Y, como dicen por allí, la curiosidad mató al gato. Al tratar de cortarla, un sin fin de abejas salieron de su colmenda hubicada detrás de la flor.
Correr no era opcion, Marissa se tiro al agua para evitar una picazon interminable. El agua era transparente azulada, así que le fue fácil ver cuando las abejas se hubieran marchado.
Marissa quedo a un metro de la caída de agua de la cascada. El calor aumento drasticamente y un viento comenzo a correr en el lugar. De momento, algo debajo del agua se movio en forma de circulo. Cuando Marissa se dio cuenta, voltro atras de ella para ver que ocasionaba ese movimiento: un remolino se había formado en el agua.
Marissa, con la sangre fría y el corazón latiendole que sentia casi salir, trato de nadar a la superficie, pero el remolino cobro fuerza y poco a poco la fue jalando. Llego el momento en que ella daba de vueltas sobre el mismo punto, pero entonces, sin previo aviso, el suelo la jalo metiendola totalmente en el agua. Marissa no podía salir a la superficie, lo último que vio fue el cielo desvanecerse y volverse negro.
Su cuerpo no soportaba la presión debajo del agua, sentia sus pulmones encogerse y su cabeza estallar. Entre lo que podia ver estaba obscurso totalmente. Este podia haber sido su fin. Pero no lo fue, de un momento a otro, el agua vomitó a su presa sobre el mar.Hola lindos lectores, hice este capitulo mas largo para recompensar todo lo que habia tardado. Una disculpa pero mis quehaceres me habian robado tiempo y la inspiracion me venia cuando estaba a punto de dormir. Aun asi gracias por su paciencia y espero sus votines y comentarios. Besos digitales tales....
Y... a Perder el contro ( #Perdimoselcontrol C.B)
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Amor de verano (Carlos Baute) ACTUALIZACIONES LENTAS
Roman d'amourMarisa Torres: Mexicana. Estudia para diseñadora grafica, tiene 25 años a dos años de terminar la universidad. Pero en si lo que ella quiere hacer a nadie le importa, ella ama dibujar y fotografear, su padre se niegan a que ella estudie su pasion...