Capitulo 16

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Anoche volví a soñar con mi papá y no he podido sonreír desde que desperté. Yo creo que los sueños siempre dicen algo más allá de lo que vemos.
Mi papá venía a la casa de Thomas a verme. Estaba cubierto de sangre y herido, no lograba entender lo que me decía. Recuerdo que yo solo gritaba mientras él se intentaba acercar a mí mientras yo lo único que podía hacer era alejarme. Desperté con el pecho agitado y los ojos con lágrimas. Incluso al recordar se me formaba un dolor molesto en el pecho.

Dejé de pensar en mi papá y en los sueños y seguí lavando los últimos platos del almuerzo, cuando sentí unas manos en mis caderas que me hicieron pegar un grito que fue interrumpido con una mano que ahora estaba en mi boca.

-No grites qué pensarán que te estoy haciendo algo indebido. - La voz de Thomas en mi oído no sirvió para nada ya que si antes estaba asustada, ahora estaba erizada completamente y con mis piernas repentinamente débiles, sentí que no soportarían mi peso.
Lentamente sacó su palma de mi boca y fueron rápidamente reemplazadas por sus labios. Tomó lentamente -y cuando digo lentamente, me refiero sensualmente lento-, mi labio inferior. Luego su lengua, SU LENGUA, estaba tratando de entrar a mi boca y yo sin saber que hacer la abrí para darle el paso. Nuestras lenguas estaban juntas, nuestros labios estaban casi fusionados y mis manos estaban por todos lados de su cuerpo mientras que las de él no se quedaban atrás. Me sentía una total demente.
-Dios... -susurró Thomas jadeando mientras su aliento agitado aún chocaba con mis labios. - No logro mantener mis manos alejadas de ti ________, así que mejor será que te separes de mí que yo no podré. - Me ruboricé como un tomate y juntando todas mis fuerzas y más, me separé de él. Ahora estábamos a una distancia prudente.
-Lo siento. - susurré.
-¿Qué sientes?
-Ehm... este... hacer que tienes así como... sin control.
-¿Hablas enserio? Amo que me hagas perder el control bebé, pero estamos en mi cocina. En mi casa, con mis padres, con Elena, con todos y no quiero que nos vean demostramos cariño... de esa forma. - Asentí conteniendo una risa divertida. Aunque que nos hubieran pillado besándonos y... tocándonos, no hubiera sido muy cómodo. Además, Thomas y Claire...
-Ahora acércate un poco más a mí. - me atrajo a él pero esta vez solo me abrazó. - Tengo algo para ti.
Del bolsillo de sus pantalones sacó un aparto. Con unos auriculares.
-Esto es un iPod. - dijo levantando el aparto a mis ojos.
-Un iPod... bien... ¿Y eso es?
-Esto, tiene todas las canciones que he grabado alguna vez. -Tomó mi mano derecha y allí puso el aparto. -Cuando me necesites y yo no esté para ti físicamente, escucha alguna canción para que sepas que estoy contigo y que todo estará bien ¿Correcto?- Tomó mi cara entre sus manos y beso mi frente. -
Quería llorar ahí mismo. Thomas me había dado el mejor regalo que pude imaginar alguna vez. Las flores y los chocolates no tenían comparación a esto. Quería besarlo pero no sabía si hacerlo.
-Quiero besarte. - le dije mirándolo a los ojos. El no dijo nada solo se acercó a mí y devoró mi boca. -Anoche te necesité. - dije sobre su pecho.
-¿Pasó algo? -preguntó alarmado.
-No, solo....soñé con mi papá. Él estaba ensangrentado y venía aquí para hablar conmigo. Era tan terrorífico que lo único que quería hacer era alejarme de él. - Boté aire. -Desperté en plena madrugada agitada y llorando, lo único que quería era un abrazo y no podía despertar a Elena.
-Oh, pequeña... son solo sueños ¿bueno? Me hubiera gustado estar ahí y poder consolarte. ¿Es la primera vez que sueñas algo así?
-Sí... aunque con papá estoy soñando muy seguido.
-¿Crees que se deba a algo?
-No lo sé Thomas... - él frotó mi espalda en forma de consuelo.
-Tal vez necesitas un descanso porque trabajas mucho y como yo soy un buen jefe te daré la tarde libre ¿Qué dices? - sugirió sonriente.
-Aceptaría si eso significara pasar la tarde con el jefe. -le respondí pícaramente.
-Me parece bien, cumpliré con lo que me pide. Soy el mejor jefe que puede tener ¿no? - solté una pequeña risa y asentí.
-El mejor que puedo tener.
-¿Te gustaría el cine?
- ¿El cine? - pregunté emocionada. - Nunca he ido, solo lo he visto por fuera.
-Entonces tendré el placer de ver tu cara cuando veas esa pantalla gigante. Nos vamos ahora mismo. - Tomó mi mano y me sacó de la cocina rápidamente.
Cada día que pasaba había más razones para que mi corazón latiera únicamente por él.

Beautiful Exception (Thomas Sangster y tu) (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora