CAPÍTULO OCTAVO (3ª PARTE)

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CAPÍTULO  OCTAVO (3ª PARTE)  

El resto de semana pasó tranquila, Nacho se quedaba alguna mañana estudiando en casa. Y Julia no llegó el lunes, como le había dicho a Nacho, así que él estaba algo más relajado que la tarde del domingo. El miércoles para nuestra sorpresa apareció por allí Raquel. Se quedaría todo el verano, pero también con los libros, como Nacho. Alguna tarde bajamos a la playa. Llamé por teléfono a Julia la tarde del jueves, no se extrañó cuando le pregunté que por qué no había venido el lunes; me dijo que ese fin de semana estaría allí seguro así que por supuesto, lo bueno vino el fin de semana.

—¿Por qué no te lanzas esta noche en el botellón?—le pregunté a Tati mientras volvíamos de la playa.

—¡Me parece tan fuerte que te mole Diego!—dijo Raquel—. Después de tantos años…y va y te mola ahora.

—Bueno, sí…algún día tenía que olvidarme de Antonio—dijo mirando a la nada—.Pero por cierto…más sorprendente fue aquel verano que te liaste con Joaquín.

—Bonita…más sorprendente que tú liándote con Rodrigo el año pasado…

Las tres nos reímos. No dijimos nada pero las tres sabíamos que Julia habría tenido algo que decir en ese momento. Estábamos llegando ya a la puerta de la casa de Tati, cuando apareció Julia por la esquina de la calle que venía de su casa. Se alegró de vernos a todas juntas y vino corriendo. Lo de siempre: gritos, abrazos, besos y saltos. Los chicos que estaban por detrás, alejados se acercaron dudando, pero Julia también les regaló besos y abrazos. Sin embargo Nacho no estaba, miré hacia arriba de la calle y vi como justo se metía en su casa. Bueno, necesitaría su tiempo para ver a Julia después de todo.

—Bueno y ¿qué vamos a hacer esta noche?—preguntó Julia emocionada mirándonos a todos.

—Pues…algo fuera de lo normal…ya que has venido tú…—dijo Rodrigo lo que hizo sorprendernos a todos—. Botellón en el parque.

— ¡Ah!—rió Julia—. Genial…nada mejor que eso para sentirse como en casa.  

Me estaba terminando de arreglar cuando Julia ya estaba en mi casa aquella noche. Sabía lo que estaba pensando así que decidí ir al grano para que no fuera demasiado nerviosa.

—Se natural, no te líes, estaremos todos así que no te preocupes por Nacho—le dije mirándola a través del espejo mientras me pasaba la plancha por el flequillo—. ¿Te he contado que a Tati le mola Diego?

—No, no me lo has contado…qué fuerte, ¿no?—dijo sin una pizca de sorpresa en su voz—. Vale, natural…soy gilipollas Desi, le mandé un mensaje el finde pasado, no me ha contestado…siempre me contesta. Era de buen rollo, en plan colegas…para preparar el terreno supongo.

—Bueno…—me alegré de que por fin me contara algo, ya era hora—. Tú normal, con tus amigos y a disfrutar. Por cierto, ¿qué me cuentas del chico ese que me dijiste?

—¡Kaput! Nada, nada… Nacho ha dejado el listón muy alto—se compadeció—. Pero no pasa ni media, alguno llegará…

—Eso me gusta—le dije sonriéndole—. Anda vamos a buscar a estas.  

El parque, tan grande como siempre y tan vacío como era costumbre. Nos sentamos en el banco las cuatro comentando tonterías mientras esperábamos que llegaran los chicos. Los primeros en llegar fueron Antonio y Diego con unas bolsas con ron y whiskey y vasos. Rodri, Hugo y Nacho habían bajado a comprar hielos. Joaquín apareció solo poco antes de que estos últimos llegaran. Y cuando llegó Nacho Julia me apretó la mano inconscientemente, yo me reí.

—¡Julita!—dijo con lo que parecía una sonrisa en la cara. Me hizo gracia lo de “Julita”, sin duda él lo decía por lo de “Nachito” en el mensaje de Julia—. ¿Cómo has llegado, cómo estás?—le dijo a la vez que se acercó hasta el banco para darle dos besos. Vi a Julia cerrar los ojos cuando él hizo eso. Le apreté la mano para que supiera que estaba con ella.

Hasta que te conocí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora