Eran las 5:30 p.m. y me dirigía a tomar el bus que se encontraba a unas cuadras de mi liceo. Me encontré con mis compañeras y abordamos el bus para ir de regreso a casa. Todos los días hacíamos lo mismo, nada inusual, en efecto.
Un día fui rápidamente a tomar el bus, no andaba de ánimos y no quería compañía. Luego de unos minutos lo hice parar y me subí, estaba lleno; sin asientos, no me quedó otra que irme afirmada del pasamanos. Sin querer, lo vi: estatura mediana, 1,60 aproximadamente, delgado, ojos cafés y pestañas muy tupidas, cabello negro y liso, su peinado y flequillo eran ladeados a la izquierda. Muy lindo, pensé. Me quedé anhelándolo por un instante hasta que se me ocurrió ir a la puerta trasera para bajar. Ahí lo observé más detenidamente, iba de escolar aunque no logré divisar su insignia. Rayos, pensé.
Cuando llegué a casa mi madre me esperaba con un vaso de jugo de naranja natural:
– Hola hija, ¿cómo te fue?
– Holi mami, bien. – contesté con un tono agradable.
Subí a mi habitación, realicé mis trabajos escolares, jugué en el Play Station un rato y más tarde con mí hermano bajamos a tomar once, para luego ir a dormir.
Al llegar al liceo, fui de inmediato a hablar con Jenny:
– Vee, ¿enserio era tan lindo como dices? – preguntó con un tono intrigante.
– Bueno, no lo sé, para mí sí.
– Es que con tus gustos... – se burló de mí riéndose a carcajadas.
– Jajaja, eres una idiota. – le devolví la risa.
Al salir de clases fuimos a comprar algodones de azúcar de color azul, peculiares por lo cierto, estaba Jenny, Amelia, Cece, Wallace y Max el novio de Cece. Les conté mi anécdota y nos pusimos en campaña para realizar un plan para conseguir su número, o por lo menos su nombre. Claro que esto lo pondríamos en marcha solamente si lo veía nuevamente. Pero nada, no estaba, nuestro plan se truncó.
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El niño del bus
RomanceUn romance adolescente, bastante común. Donde Vee conoce a un chico que llama su atención y porsupuesto, se vuelve su ''ap'' (amor platónico).