Al llegar a mi casa, aún no analizaba bien lo sucedido. ¿En realidad lo había visto? ¿Fue real nuestra conversación? Un montón de pensamientos se vinieron a mi cabeza. ¿Qué tal si fui demasiado entradora? ¿Le habrá molestado qué me sentara junto a él?
Luego de tanto cuestionarme recordé que no nos dio su número. Me decidí a conseguirlo por mi cuenta. Quería que él me lo diera especialmente a mí. Aunque sabía que no lo haría, tenía fé.
Cuando llegué al liceo el día siguiente, se provocó un caos; mis compañeros estaban desilusionados de mis gustos, yo simplemente los ignoré. De todas formas, solo me alimentaba la vista, realmente para mi gusto era muy guapo.
Esperaba ansiosa el próximo lunes para verlo y preguntarle por su número, realmente emocionada. Pero aún así no descuidé mis trabajos, tampoco era la gran cosa. ¿O lo sí era?
– Esta noche no podré dormir – pensé – tengo su imagen presente en mi cabeza, no puedo evitar cerrar mis ojos y verlo ahí, despidiéndose de mi. Sentí un cosquilleo por toda la espalda y me ruboricé un poco.
La semana pasó y cada vez se acercaba más el lunes. Cuando al fin lo vi, nuevamente estaba ahí y lo saludé con el típico ¨chócale y un combito¨ aunque parecía bastante delicado.
– Oye, dame tu número ¿sí? – dijo Jenny impaciente.
– Está bien. +569 32 454 925 – contestó de manera tranquila.
Nos subimos al bus y nos fuimos. Estaba realmente feliz a pesar de que fue Jenny quién se lo pidió.
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El niño del bus
RomanceUn romance adolescente, bastante común. Donde Vee conoce a un chico que llama su atención y porsupuesto, se vuelve su ''ap'' (amor platónico).