Capítulo 2: Una rubia un poco celosa.

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Al llegar, Hipo y Astrid bajaron de Tormenta y pisaron la manta blanca de nieve, la cual estaba algo alta y por ser Hipo "convertida" de baja estatura, al hacer contacto con esta, se hundió. Dio un pequeño chillido y se sujetó del brazo de Astrid, rogando que lo ayudara. La chica lo jaló hasta sacarlo y luego, Patán se acercó:

-Preciosa, me hubieras avisado! Yo hubiera venido a sacarte de la nieve!
-Piérdete!- exclamó Hipo

Luego, "ambas" se dirigieron a la entrada a buscar en que aula debían estar. Astrid buscaba de arriba abajo con la mirada hasta que por fin vio el nombre de ella y el de Hipo.

-Bien. Aula C-3. Segundo Piso. Vamos Hi...- se detuvo al ver que "la rubia" contemplaba un puesto de helados.

Se acercó y a su opinión, Astrid no vio gran cosa en esos helados, pero notó la gran ilusión que tenía Hipo, entonces decidió complacerlo.

-Quieres uno, Hipo?
-Eh? Enserio? No importa que esté nevando?
-Si lo quieres, sólo pídelo.

"Ella" miró a Astrid con emoción y se dirigió rápido al puesto de helado. Astrid lo siguió despacio, mientras sonreía. Casi al llegar, vio que Patán se acercó de repente a Hipo. La rubia arqueó una ceja al verlo y alcanzó a oír lo que él le decía a "ella".

-Preciosa, dime cual quieres y yo lo pediré por ti.

Hipo, sin pensarlo dos veces, lo pidió. Astrid no se lo podía creer, y después de haberse ofrecido a comprarle uno, la reemplazó. Por su parte, "la rubia" disfrutaba de un delicioso helado de fresa y vainilla, combinados. Patán la veía, mucho más enamorado de lo que ya estaba.

-Y no me vas a decir gracias dulzura?
-Hmm?- preguntó "ella" saliendo de su deleite –oh cierto. Gracias- respondió cortante.
-Sabes que eres hermosa?

Hipo casi se atraganta al escuchar eso.

-Oye, no...- se vio interrumpido al ver a alguien acercándose y de manera malvada.

"Ella" no estaba segura de quien era. Sólo se preocupó por proteger su helado.

-Hipo...- escuchó decir "la rubia" de esa persona. Supo en ese instante quién era. Por suerte, Patán no logró escucharla.
-Hey Astrid, que pasa? Porqué hablas en ese tono?
-Vámonos...
-Pero...
-VÁMONOS!

Entonces, Astrid jaló a Hipo del brazo, haciendo que casi tirara su helado. Patán quedó algo perdido con lo que acababa de pasar. Acaso era eso querer mucho a una prima?
Se dirigieron al baño de mujeres y Astrid empujó a Hipo adentro de este.

-Astrid, cálmate, quieres?
-No! No quiero. Y deberías tirar ese helado...
-Por?
-Porque...- la chica estaba avergonzada de dar su respuesta, entonces se ruborizó.
-Porque...?
-Ummm...es que...
-Dilo!
-POR QUE YO NO TE LO COMPRÉ!- gritó al final.

Hipo relajó todos sus músculos faciales, los cuales estaban tensados por el estrés. Bajó la mirada hasta rodarla al helado. Luego pasó al lado de Astrid y se dirigió al basurero. La rubia mantenía los ojos cerrados, tratando de ocultar su sonrojo, sin darse cuenta que Hipo estaba abriendo su bolso. Era algo vergonzoso para ella ponerse celosa, hasta por cosas mínimas, y cuando sus pensamientos se elevaban cada vez más alto, sintió como dos brazos fuertes y cálidos la abrazaban desde atrás, lo cual la sobresaltó.

-No tienes por qué estar celosa...sabes a quien quiero y no deberías dudar- una voz masculina, con un tono de confianza que le hacía sentir segura
-Hipo...
-Cómo pretendías que te diera un abrazo así, siendo una mujer, eh?

Esto hizo que Astrid se sintiera culpable.

-S-sabes que l-lo hice p-por t-tu bien.
-Ja! Sí lo sé.

¿Es él o es ella?: El claro del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora