Una suave brisa meció el cabello de Maria haciendo que abriera los ojos. Miró para todos lados, estaban en el claro de un bosque, Jack descansaba a su lado. Seguía inconsciente y la pequeña herida que tenia en la garganta ya había dejado de sangrar.
Habían logrado salir de la ciudad, le apartó el pelo de la frente y le dio un leve beso en esta, luego se acurrucó junto a el y se volvió a dormir. Despertó nuevamente cuando los últimos rayos de sol se ocultaban entre los árboles, Jack murmuraba algo por lo bajo, costumbre suya cuando Maria le despertaba por las mañanas. Maria se levantó y Jack abrió los ojos al notar que se movía. Sonrió y el también se intentó incorporar, pero tuvo que apoyarse en Maria para no caer al suelo.
-Estoy muy cansado, pero no podemos quedarnos aquí, avancemos un rato, tal vez así pueda reconocer en donde estamos.-Dijo Jack mientras intentaba torpemente la mochila del suelo.
-No puedes moverte y apenas puedes caminar sin mi ayuda, nos quedamos aquí e intentamos descansar.- Le respondió Maria.
-Ni en broma nos quedamos aquí, después de debilitar el hechizo de sueño no tuve demasiadas fuerzas con lo que no pude ir demasiado lejos de la ciudad. Seguramente los guardianes ya estarán tras nuestra pista.
Maria miró a Jack a los ojos, estaban marcados por unas profundas ojeras pero sabía más que de sobra que a Jack aquello no le importaba.
-Si dentro de dos horas no has reconocido donde estamos o no hemos encontrado una casa donde dormir, seré yo quien busque el lugar para acampar.- Maria intentó hacerse la dura pero aquello nunca lo había conseguido a si que estas palabras las dijo con una pequeña sonrisa en la cara.
-Esta bien, acepto.- Le respondió Jack recogiendo una rama de pino del suelo.
Pasó media hora y ambos dos ya habían recorrido un buen trecho del camino. El bosque estaba en completo silencio lo cual hacia que aquel lugar pareciese más tétrico aun. Maria no le quitaba el ojo de encima a Jack, dentro de ella habitaba una angustia por que a Jack pudiera pasarle algo que lo único que conseguía es que le doliera la cabeza. Pararon un momento a descansar, Maria se lo había obligado a Jack para que bebiesen agua. Mientras Maria sacaba su cantimplora de la mochila Jack salió corriendo.
-¿Pero que haces? ¡Jack Vuelve aquí!- Gritó Maria mientras salía corriendo detrás de el. Jack se paró a los poco metros y le indicó a Maria con la mano que se callará y que se agachase. Ella llegó junto a el y con las rodillas en el suelo permanecieron en el suelo por unos segundos. Fue en ese momento, en el que los dos estaban juntos, arrodillados y en silencio cuando escucharon el trinar de un pájaro.
Las lagrimas afloraron de los ojos de ambos. Retrocedieron, cogieron sus mochilas y siguieron andando en silencio. Pasaron más de dos horas pero a Maria ya no le importaba acampar. Llegaron al limite del bosque y Jack sonrió.
-Ese pueblo que se ve a lo lejos en Remonte, ahí tienen la casa de verano mi familia, mañana intentaremos llegar hasta allí, pero de momento vamos a esa finca de ahí en frente, se que tiene una casa y es bastante espaciosa. Podemos pasar ahí la noche.
Maria asintió en silencio y bajaron el pequeño desnivel que señalaba el final del bosque. Jack ayudó a Maria a saltar la verja de hierro forjado que separaba el exterior de la finca, segundos después era Jack quien saltaba la verja y caía de pie junto a Maria. Ambos se dieron la mano y se dirigieron hacia la casa.
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-Señores los hemos localizado, están en la casa del terrateniente Manuel. ¿Quieren que de la voz de alarma a una patrulla o se lo comunico a los ancianos?-Preguntó el joven soldado.
-No es necesario joven recluta, nosotros nos encargaremos de ellos.- Dijo un encapuchado que se encontraba sentado en una mesa cercana.
-Lo siento mis señores, pero me temo que es una orden ilegal y que tengo que desobedecerla.- Respondió el soldado.
Uno de los encapuchados se levanto y se colocó frente a los monitores a los que estaba al cargo el soldado.
-¿Qué es este piloto rojo que parpadea?- Preguntó el encapuchado a soldado.
El soldado giró su silla y se situó frente a los monitores buscando aquel piloto, pero no lo encontró. Cuando se disponía a preguntar el encapuchado sustrajo una daga de debajo de la túnica y cortó el cuello del soldado salpicando todo de sangre.
-Hay tienes tu piloto rojo.
Los tres encapuchados que estaban sentados en la mesa se levantaron y salieron por la puerta junto al último que volvía a encenderse un puro con el ZiPo. Volvió su cabeza hacia atrás y tiró el encendedor con la llama encendida.
Cuando salían del complejo, todo estaba en llamas.
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Magia silenciosa(Actualizaciones lentas)
FantasyOtro mundo en el que nada es lo que parece. Jack al jugar con magia descubrió que esta puede ser muy peligrosa si no se sabe utilizar. En este mundo espejo, las reglas de la física que sabemos no tienen sentido. Y ahora junto a María deberán recorre...