Capítulo 4

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2D abrió los ojos lentamente. No se veía asustado. Una música relajante, con un ritmo pegadizo, una melodía amistosa – incluso un poco infantil- y una esencia de inocencia retumbaba en sus oídos. Pero su tranquilidad fue aturdida cuando vio a Murdoc, mirándolo estupefacto.

-¿Murdoc? ¿Qué haces aquí?- Preguntó, quitándose los audífonos.- ¿No crees que es demasiado tarde para grabar? Déjame dormir...

-¡Por el amor del dulce Satán! ¿Por qué no gritas como una niñita y corres aterrado?-gritó él. 2D olió el alcohol de su aliento.

-¿Por qué habría de hacerlo? – 2D bostezó.

-¡Porque eres un cobarde que le teme a las ballenas! Y una gallina como tú debe asustarse al escuchar sonidos de ballenas a todo volumen mientras duerme.- protestó Murdoc.

-Pero... esto sólo es música.- Dijo 2D. No obstante, empezó a entender todo después de unos momentos y frunció el ceño, enojado- eres un desgraciado, Murdoc.

Murdoc revisó su teléfono. Se había equivocado de lista de reproducción- vaya que estaba borracho- y había puesto la lista de los demos de canciones a las que les hacía falta el toque mágico de la parte vocalizada por 2D.

Murdoc tomó un zapato que estaba debajo de la cama, y golpeó a 2D en la cabeza con él para no irse sin haber sacado provecho. 2D se sobó la cabeza, mirándolo  con resentimiento. Murdoc se rio burlonamente un instante y luego se dirigió a la puerta.

-Espera...- Susurró 2D con un hilo de voz.

Murdoc se detuvo, estaba de espaldas a 2D, a punto de abrir la puerta.

-¿Cómo se llama la canción?

-Ammm... Pez apestoso.- contestó sin darle importancia.

-Ese es un nombre terrible.

-Pez apestoso rosado, pues.

-Horrible

-No tiene nombre idiota, sólo bromeaba. Aún no escribo la canción.

-Me gustó mucho la música. El ritmo era muy contaigioso

-Contagioso, imbécil- lo corrigió Murdoc.

Era la primera vez que 2D le hacía un cumplido a la música que había compuesto en Plastic Beach. No sabía cómo sentirse al respecto.

Murdoc metió la mano en su bolsillo para sacar la llave.

Y no estaba.

Buscó en el otro bolsillo, y tampoco se encontraba ahí. La puerta estaba cerrada, y era imposible abrirla sin ella. Murdoc se dio la vuelta y miró al piso, confundido. Luego miro a 2D, que estaba sentado en la cama, con el mentón apoyado en su mano y una expresión de aburrimiento.

-¿Qué no te ibas?- preguntó, con un tono sarcástico en su voz.

Murdoc se enfureció, se acercó a 2D y lo empujó, tirándolo de la cama, para poder buscar la llave sobre y debajo de esta.

Nada.

-¡¿Dónde carajos están las malditas llaves?!- gritó, mientras tiraba las almohadas y cobijas al suelo.

-No lo sé- dijo 2D- Pero aléjate de mi cama, tengo sueño.

Murdoc se llevó las manos a la cabeza, desesperado. 2D aprovechó para tomar una de las cobijas y almohadas, y acostarse en su cama. Pero no pudo dormir. Murdoc empezó a hacer un desastre en el cuarto, tirando cosas y quejándose de cómo el mundo estaba en su contra por el hecho de no encontrar la llave.

Después de una hora, Murdoc empezó a sentir sueño. Eran las 4:30 de la madrugada.

2D estaba somnoliento, más no dormido del todo. Murdoc se sentía mareado y las cosas le daban vueltas. Sin embargo, no estaba dispuesto a dormir en el suelo.

-Hazte... a... un... lado- le ordenó a 2D, arrastrando las palabras con cansancio.

2D no tenía ganas de pelear. Bien podría haberle dicho a Murdoc que durmiera en el piso, y Murdoc se hubiera disgustado, lo hubiera tirado, y sería él quien dormiría en el piso.

Se recorrió al lado de la pared. Murdoc se acostó y jalo su cobija, dejando descubierto a 2D. 2D suspiró y cerró los ojos.

Extrañamente, ambos durmieron perfectamente aquella noche. 2D no podía creer que Murdoc no fuera de la clase de personas que daban patadas o empujaban al dormir. Ni siquiera roncaba.

Y tampoco sintió frío. En algún punto, Murdoc había dejado de sujetar la cobija con fuerza y 2D pudo taparse también.


2D fue el primero en despertar y se sorprendió al ver que Murdoc se veía terriblemente inocente cuando dormía. Sacó la llave de sus pantalones, y la guardo en el bolsillo de los de Murdoc.

Lo que había comenzado como una venganza para sacar a Murdoc de sus casillas al tomar la llave sin avisar, había terminado como una inusual pijamada. "Además lo vi gritar y saltar como un mono enojado" 2D se carcajeó por un segundo, pero se reprimió al recordar que Murdoc estaba junto a él. Se sentía inexplicablemente feliz.

On Melancholy HillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora