Capítulo 7

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2D observaba a Murdoc con devoción.

Murdoc mordía un lápiz, concentrado, y dirigiendo toda su atención a la hoja en blanco que se hallaba sobre el escritorio.

2D estaba emocionado, Murdoc iba a escribir la letra de su melodía favorita, aquella que había empezado con todas las visitas nocturnas y abrazos cariñosos que había entre ellos. 

Murdoc dejó de morder el lápiz un momento, y empezó a escribir unas palabras con letra poco legible.

2D se acercó para poder ver lo que había escrito.

"On Melancholy Hill"- leyó.

Murdoc volvió a llevarse el lápiz a la boca, sin decir nada, como si no se encontrara consciente de la presencia de 2D. Había un aire reflexivo en su rostro, como si estuviera resolviendo alguna clase de problema matemático. Entonces, volvió a escribir sobre la hoja.

"Up on melancholy hill there's a plas..."- paró súbitamente. Sentía el aire caliente de la respiración entusiasmada de 2D junto a su cuello.

-2D...- dijo, con aparente tranquilidad.

-¿Si?- preguntó 2D con ingenuidad

-Estas muy cerca de mí.

-Si

-Y me estas distrayendo

-Perdón, no puedo evitarlo

-Si no puedes evitarlo, entonces vete- contestó Murdoc de mal humor.

2D miro al suelo, decaído.

-Lo siento...- musitó

Murdoc continuó escribiendo. 2D ya no se acercaba, pues pensó que era mejor si leía todo hasta el final, cuando Murdoc hubiera acabado.

A veces, Murdoc hablaba. Más con él mismo que con 2D.

"Necesito inspiración... inspiración y un buen vaso con ron...- cuchicheaba- hmmm... debí de haber llamado pez apestoso a la canción...Y si 2D se quejaba, podría regalarle Moby-Dick en su cumpleaños... Aunque creo que ya lo hice..."

De repente, en pequeños ataques de ira, azotaba sus puños contra el escritorio.

A 2D le asustaba que se comportara así. Quería ayudarlo, pero no sabía cómo. Entonces, tuvo una idea. No estaba seguro si le ayudaría, pero valía la pena intentarlo.

Tomó algo de valor, llenó sus pulmones con aire, y suspiró lentamente. Se encaminó con paso decidido hacia Murdoc, este le vio de reojo y se levantó de la silla.

-¡Maldita sea, 2D! He dicho que te lar...- 2D juntó sus labios con los de Murdoc por un instante y los separó con rapidez. Su pálida piel adquirió un tono rojizo en las mejillas y dio unos pasos hacia atrás, esperando una respuesta de su parte.

Murdoc guardó silencio. Parecía molesto. Después, se aproximó a 2D y agarró el cuello de su chaqueta, mirándolo amenazadoramente.

- No-no me hagas daño, por favor- suplicó 2D con nerviosismo- Perdón, Mudz, perdón...Pensé que eso te tranquilizaría un-un poco.- cerró los ojos, temblando y esperando que Murdoc le hiriera. Aunque sus ojos estaban suficientemente fracturados, y había recibido toda clase de golpes en la cara, sin duda aún le dolían. Siempre terminaba lleno de moretones y rasguños. 2D se sintió ingenuo al pensar que eso acabaría algún día.

Para su sorpresa, eso no ocurrió.

Murdoc devolvió el beso, mordiendo sus labios con ferocidad.

2D abrió los ojos como platos.

-Te matare si mencionas una sola palabra de esto a alguien- Advirtió Murdoc.

-No lo haré.- Prometió 2D, sonriendo- ¿Te parece si salimos a tomar aire fresco? Tanto estrés te está volviendo cada vez más verde.

-Es una buena idea, me sorprende que proceda de tu pequeño cerebro, 2D. Pero aún tengo cosas que hacer

-Murdoc, vamos, por favor-insistió 2D

Murdoc caminó hacia el librero de madera que se encontraba al fondo de la sala, ignorando las palabras de 2D, y señaló un libro con su dedo índice.

-¡Ajá! Así que es aquí donde lo dejaste. Ya lo esperaba.- Murdoc lo sacó y le sacudió el polvo.- Moby-Dick, de Herman Melville. La novela sobre la ballena gigantesca y aterradora por excelencia.- se la entregó a 2D.- Disfrútala, te acompañaré otro día.

Murdoc llamó a Cyborg Noodle y le dio órdenes para que acompañara a 2D. Le sugirió a 2D que leyera el libro en mar y no en tierra, para que fuera más emocionante.

Así fue como 2D se sumergió en su lectura, sentado en un pequeño bote de madera y con Cyborg Noodle mirando al horizonte, en búsqueda de alguna posible amenaza. El hecho de que una ballena enorme que odiaba rondara los alrededores de la isla, hacía aún más real la historia. 

Sin embargo, más de dos veces tuvo la necesidad de releer algunas páginas, pues se distraía pensando en el bajista de la banda.

On Melancholy HillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora