II

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Erik y yo llegamos a la cafetería y nos pusimos a la cola. Mientras, de mi mochila saqué mi monedero y cogí 4€ para pagarme un bocadillo y una Coca-Cola para acompañarlo. Cuando estaba a punto de pedir, un chico que iba a mi clase, de cuyo nombre no me acuerdo, se puso delante mía colándose en la cola. Era alto, con el pelo castaño, ni muy oscuro ni muy claro, a diferencia de mi. Yo soy una chica bajita, con el pelo rubio y mechas rosas. 

-Oye, yo iba delante por si no te has dado cuenta.- le dije con mala cara.

-Perdona, es que como eres tan bajita no te había visto- me dijo con una sonrisa burlona, sin enseñar los dientes. 

-Que sea bajita no significa que no pueda partirte la cara chaval. Yo de ti tendría cuidado conmigo. tú no sabes de lo que soy capaz de hacer con estas manos. 

Me miró con cara de pervertido. Al principio no entendí por que, pero cuando por fin mi mente brillante consiguió ver el porque, me puse roja.

-No pensemos mal por favor. Le dije con un poco de vergüenza.

-Más quisieras tú hacerme algo con esas manos tuyas.- Después de eso, se giró para pedir su comida.

Se que tengo prohibido utilizar mis técnicas de Trixio a un civil a no ser que sea una emergencia, pero, ¿acaso morirme de hambre no es una emergencia?.

Entonces le agarré del hombro y le apreté de tal forma que le deje paralizado y lentamente vi como se desplomaba en el suelo. Le hice a un lado y me puse delante suya. Erik me miró asombrado por lo que acababa de hacer mientras que dos chicas de acercaban al chico para ver como se encontraba.

-Tienes que enseñarme a hacer eso.- me dijo Erik mientras se aguantaba la risa al ver a las chicas intentando ayudar al chaval que acababa de tirar al suelo.

Una de las dos chicas se levantó y se acercó a mi con cara decidida. Era la misma que en clase me había hablado porque me encontraba en su sitio.

-Mira niñata, me importa una mierda que seas nueva y que no lo sepas, pero aquí somos nosotros los que mandamos y será mejor que me digas que le has hecho al pobre Chris y hagas lo que sea para que se ponga bien.

-En primer lugar, no tienes derecho a llamarme niñata y menos tú con las pintas que me llevas. Y segundo. Por mucho que te explicase que es lo que le he hecho a tu pobre Chris no lo entenderías. No se si sabes que la cabeza no es solo para llevar pelo y que se utiliza para pensar. Pero bueno. Buena suerte con intentarlo. No volverá a su estado normal hasta dentro de un cuarto de hora. 

Una vez dicho esto, me giré y pedí mi almuerzo a la chica que se encontraba detrás del mostrador. La mujer estaba tan ocupada que no se dio cuenta de lo que había pasado y actuaba como si nada.

Después, Erik pidió lo suyo y salimos fuera de la cafetería para almorzar fuera. Mientras íbamos hacia la puerta la gente nos miraba mientras hablaban de nosotros en voz baja. "Que raros son". "La chica debería saber que no le espera nada bueno después de lo que acaba de hacer". Esas eran algunas de las frases que pude escuchar antes de salir fuera.

Buscamos un lugar donde no hubiera nadie para que no nos molestaran. Encontramos un banco libre, debajo de un árbol, donde nos sentamos para almorzar.

-Bueno, este es tu primer día en este instituto y ya eres el tema de hoy.

-Ya bueno, déjales. No es mi culpa que sean como son.

Erik se rió y empezó a comer mientras yo saqué el móvil y vi un mensaje de mi protector.

Nos acaban de decir que pronto obtendremos la identidad del vaenlane de tu nuevo instituto. Como mínimo dentro de una semana. Por ahora solo sabemos que es un hombre.

2018 ha llegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora