VII

12 3 0
                                    

La noche en la que vine a Silla por primera vez no me había dado cuenta de que al entrar, hay una rotonda con el nombre del pueblo en ella.

Cuando llegué al parque solo estaban Lilliam y Alex. 

Les salude con un "Hey" y me senté en el banco donde ellos estaban. 

-Molan esos pantalones.-Me dijo Lilliam.

-A mi también me gustan mucho Lilliam.

-Llámame Lilly.

Estuvimos esperando a que llegasen los que quedaban. Cuando ya estábamos todos estuvimos hablando y fuimos al cine. Estrenaban la nueva película de Star Wars y todos queríamos verla.

Estábamos pidiendo la comida y tenía las manos llenas por lo que no podía sacar el dinero del bolsillo.

-Raquel o Lilly, ¿alguna de las dos puede coger de mi bolsillo mi monedero?

Lilly se acercó a mi y metió la mano en el bolsillo. Sacó unas cuantas cosas antes de coger el monedero. Después las volvió a guardar.

-Chicos venid aquí un momento. La tiene. Ella tiene la llave.

Me giré rápidamente a ver a Lilly y observé que ella había cogido las instrucciones de donde se hallaba la llave. No me acordaba de que las llevaba en el bolso.

-¿Cómo sabes que es eso?-Dejé todas las cosas sobre una mesa que había unos pasos delante mía.

-Nuestros padres vinieron de Trixio hace mucho tiempo y hace poco nos enteramos de que una chica venía a por las llaves a salvarnos a todos. Pero no pensábamos que fueras tú.

-Ahora entiendo porque querías ir a la torre aquella noche.-Dijo Lilly.-Ahí se encontraba la llave ¿la tienes verdad?

No hizo falta contestar. Ellos sabían que sí. Entonces me di cuenta de que ellos eran los hijos de los contactos que tenían mis protectores aquí en la Tierra. Fueron sus padres los que consiguieron trabajo a los míos. Ya no estaba sola en esta misión, ahora tenía a personas que podrían ayudarme, claro está, siempre y cuando ellos quieran. En esos momentos me encontraba muy feliz al saber que las personas que se habían convertido mis mejores amigos sabían quien era en realidad y ya no tenía porque fingir delante de ellos.

Mientras entrabamos en la sala donde se proyectaba la película, les pregunté si por alguna casualidad estarían dispuestos a ayudarme. En esos momentos estaba bastante nerviosa. Si aceptaban, sería la primera vez que trabajaría en compañía. 

Recuerdo una mañana que tenía que entrenar bajo una tempestad. Necesitaba ayuda y lo único que hacía era pedirles a mi protectores ayuda. Entonces vi como Luis se acercaba hacía mi, pero no para ayudarme sino para decirme estas palabras.

-Elisa, no puedo ayudarte. Debes aprender a hacerlo todo tú sola. Debes de aprender a no depender de nadie puesto que lo mejor es que no te fíes de nadie. No sabes al 100% si la persona que crees de fiar puede estar en el bando contrario.

Entonces con toda la fuerza que aún guardaba y me levanté del suelo. Tenía heridas por todo el cuerpo. Aquel fue el entrenamiento más duro de todos. Me giré y cogí mis armas que se habían quedado enganchadas en la pared. Las cogí, y todo lo rápido que pude y me abalancé sobre aquel que se enfrentaba contra mi. Cogí la cuchilla que llevaba siempre en mi bota y le apuñalé. Se tumbó en el suelo y la nieve blanca tomó un color rojizo. Luis me aplaudió mientras aquel que sangraba, se levantaba y se iba a la enfermería puesto que la herida no era superficial.

En el momento en el que dejé de pensar en mis días de entrenamiento, se acercaron a mi y aceptaron. 

Entramos a la sala y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. 

----------

Llegué a casa y expliqué a Luis y a Vero lo que había pasado en el cine. Les conté que Lilly, Alex, Raquel y Carlos eran los hijos de los amigos que tenían aquí en la Tierra. 

-Ya sabes lo que pienso yo de la ayuda de las demás personas, pero si piensas que son de fiar, adelante.

-Confío en ellos pero de todas formas, preguntad a vuestros contactos sobre sus hijos para confirmar que sean ellos.

-Eso dalo por hecho Elisa.

Subí a mi habitación y continué con aquello que me había propuesto hace tiempo, encontrar más información sobre el padre de Erik y su paradero.

Cuando entré en ella me quedé de piedra ante semejante visión. Alguien había rebuscado por toda mi habitación algo que ni siquiera sabía si habrían logrado obtener. Se quienes eran y se que querían. Yo misma escondí la llave en un lugar de la casa que estaba oculto ante los ojos de las personas que no vivían en esta casa.

Bajé las escaleras rápidamente, ya no había nadie en el piso de abajo. Entré en la pequeña habitación que había debajo de estas. Esta habitación me recordaba a la misma de Harry Potter en sus primeras películas. Adoraba a ese chico, tanto el actor como el personaje. Era tan guapo tan adorable. Harry hazme un bebé por favor. 

Una vez dejo de pensar en Daniel/Harry, abro una pequeña escotilla que había en el suelo debajo de un pilar de cajas de apariencia pesada pero que en realidad pesaban menos que una pluma. Estaban hechas del mismo material que mi navaja. 

Bajé las escaleras para después continuar por un pequeño pasillo hasta llegar a una sala bastante amplia. En el centro se encontraba, para mi suerte, la llave.

Subí de nuevo a mi habitación, ya más tranquila a mi habitación. En ella se encontraban Luis y Verónica con la cara de un tono pálido a causa de lo que estaban viendo. 

-Tranquilos, la llave no estaba en mi habitación. Sigue en nuestro poder.

Después de decir eso, su cara dejó ese color pálido para encontrarse con uno normal.


2018 ha llegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora