VIII

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En estos casos te planteas si tu vida ha sido tal y como tú querías y si lo has hecho todo bien. Me encontraba colgada en una cornisa por culpa de alguna persona escondida entre las sombras que no se dejaba ver. No recuerdo perfectamente cómo he llegado a este punto. Lo único que recuerdo es que estaba caminando de tejado en tejado ya que era fin de semana y no me apetecía salir con nadie. Necesitaba un tiempo de reflexión después de que alguien entrara en mi casa para buscar la llave.

Volviendo al presente, me encontraba en la cornisa de un edificio y no podía impulsarme para alcanzar con las piernas el techo. 

De repente escuché unos pasos que provenían de la parte más alta de la casa. Estaba asustada. Sabía que esos pasos eran de la misma ruín y miserable persona que había intentado quitarme la vida o por lo menos que me quedara en un estado en el cual no podría moverme y acabar lo que vine a hacer. Se acercó a mí lo suficiente como para que no pudiera verle la cara.

Por su complexión pude adivinar que era la misma persona que me encontré aquel día en la torre musulmana donde casi me arranca la cabeza. Ya era bastante extraño que supieran donde vivía pero ahora incluso sabían mis pasos y eso me estresa bastante.

-No se quien eres pero te juro que si alguna vez descubro quien coño eres, voy a ser a la última persona que vas a ver de toda tu vida.

En vez de contestar a mi amenaza, comenzó a reírse y de repente colocó algo sobre mis manos. 

No podía ver bien que era aquello que se movía sobre mis manos hasta que esa cosa, o mejor dicho, ese animal, se asomó para verme la cara. Era una serpiente. La serpiente, una de las más peligrosas que hay aquí en la Tierra, me estaba mirando como yo miro a mis papas cada vez que me las cocinan. Tenía miedo. 

La última vez que me enfrenté a algo similar estaba en mi academia entrenando cuando se escapó una boa de una de las jaulas donde dejábamos los animales para entrenar con ellos. Yo aún no estaba entrenada para ello pero no había nadie más allí y la serpiente tenía echado el ojo en mí. Parecía que yo quería ser su siguiente aperitivo antes de ir a por las demás personas que se encontraban en la academia.

Cogí un palo que había en la pared. Uno de estos que en un extremo tienen una especie de cuerda que desde la parte donde tú estás sujetándolo puedes ajustar la medida de la cuerda. 

Estaba en un rincón del cuarto y la boa me había comenzado a rodear los pies, dando vueltas sobre mí. Estaba muy asustada pero eso no me impidió escapar de ella.

Con todo el valor que saqué de no se donde coloqué el extremo de la cuerda en la cola de la boa y con toda la fuerza que pude obtener de mis brazos, lancé a la boa lejos de donde yo me encontraba, pero no lo suficiente como para que no pudiera volver a por mí. Iba a repetir aquella acción cuando un entrenador entró a la clase y rápidamente colocó a la boa en su sitio sin el más mínimo esfuerzo.

Pero ahora esta situación era totalmente suficiente. No tenía suficiente fuerza como para poder sujetarme con una mano y si lo intentaba, lo más probable es que acabaría en el suelo con una poca de sangre en mi cabeza y a una serpiente envenenandome mientras el vaenlane se ríe de mí.

El vaenlane se había ido y me había dejado sola allí arriba.Bueno, sola no, tenía la compañía de la serpiente que me había dejado en mis manos. Pronto sería de día por lo que alguna persona que tuviera ojos podría ver donde me encontraba y ayudarme a bajar de allí. 

No podía girarme para ver si había alguien en la calle que pudiese ayudarme a bajar de allí hasta que la dueña de la casa salió a por el correo y vio que tenía una persona en su tejado. Me ayudó a bajar al traerme una escalera para poder bajar sin ningún tipo de riesgo.


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⏰ Última actualización: Dec 27, 2016 ⏰

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