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Harry permaneció sentado, consciente de que todos cuantos estaban en el Gran Comedor lo miraban. Algunos alumnos se levantaban para ver mejor a Harry, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.

En la mesa de los profesores, la profesora McGonagall se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.

Harry se volvió hacia Ron y Hermione. Más allá de ellos, los demás ocupantes de la larga mesa de Gryffindor lo miraban con la boca abierta.

-¿Que demonios hiciste, Potter?- murmuro Nevaeh.

-Yo no puse mi nombre -dijo Harry, totalmente confuso-. Vosotros lo sabéis.

Miro a Ron y Hermione.

Nevaeh negó con la cabeza.

-¡Harry Potter! -llamó Dumbledore-. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!

-Vamos- le susurró Hermione, dándole a Harry un leve empujón.

Harry se puso en pie, se pisó el dobladillo de la túnica y se tambaleó un poco. Avanzó por el hueco que había entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff.

Harry salio de Gran Comedor y los comentarios no se hicierón esperar.

Nevaeh no se lo podía creer ¿como había logrado Potter burlar la linea de edad de Dumbledore?

-¿Como pudo Potter hacer esto?- pregunto Nevaeh atónita a Hermione quien estaba perpleja.

-No creo que aya sido él- contesto Hermione con el ceño fruncido.

Después de unos minutos los profesores mandaron a los prefectos que llevaran a los alumnos a sus respectivas salas comunes, a lo cual obedecieron y se retirarón del Gran Comedor.

Nevaeh iba junto con todos los alumnos de Gryffindor quienes no paraban de hablar sobre Harry, que lo que había hecho estaba estupendo, que era genial; mientras Hermione y Ron caminaban en silencio por delante de ella.

Al ingresar a la sala común los gemelos llamaron la atención de sus compañeros diciendo que esto era algo que tenían que celebrar y todos estuvieron de acuerdo, pusieron música en la radio y Lee Jordan apareció minutos después con suficientes cervezas de mantequilla, solo estaban esperando la llegada de Harry para que les dijera todos los detalles.

Nevaeh quien estaba sentada en un rincón de la habitacion observa a todos con aburrimiento, se levanto de allí y salio por el retrato de la Dama Gorda, camino en silencio por los pasillos del castillo y bajo a las mazmorras yendo a la entrada de la sala común de Slytherin donde se sentó en frió suelo. Ni siquiera sabia que buscaba, simplemente por inercia sus pies la habían llevado hasta allí, si, se había molestado con las serpientes pero es que a pesar de ello su enojo no podía durar, eran los únicos amigos que tenia y en quienes confiaba y no podría seguir enojada tanto tiempo.

Después de estar allí, sola, hundida en sus pensamientos decidió que era hora de regresar a su casa, se levanto con pereza y comenzó a caminar, cuando estaba a punto de doblar en uno de los pasillos uno voz femenina ya conocida discutía con un hombre, se asomo un poco y vio el pelo rojo de Hiromi Ross quien peleaba con un muchacho de cabello oscuro.

-¡En serio no sé tan siquiera como puedo salir contigo si eres un idiota!-la voz de Hiromi salio un poco quebrada.

-En serio Hiromi, eres la única a quien quiero-el chico rogó y se acerco a la muchacha pelirroja.

-Si en realidad me quisieras tanto como yo te quiero a ti no andarías coqueteando con esas perras francesas y lo más importante- Hiromi hizo una pausa dando media vuelta y quedando de espaldas al chico- Ya me habrías pedido que fuera tu novia.

La hija de Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora