Capítulo Dos

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Justin suspiro de alivio llegando a su casa. Ya estaba mejor, más tranquilo. Su pequeña estaba bien, no había nada de que preocuparse. El siempre se preocupaba. Podía ser solo una cortadita en el dedo y el vendría corriendo contar de ver en persona que su pequeña estaba bien. Dan, su amigo trataba de no molestarlo con cosas pequeñas, pero siempre esas cosas pequeñas terminaban siendo grandes. Aunque el propio Justin decía que no importaba que, lo llamaran si ocurría algo con Valentina. Era su princesa y cualquier cosa que le pase es grave. Abrió la puerta del departamento con Valentina en sus brazos aferrándose a su cuello mientras sonreía por algo que él no sabía, pero estaba contento porque su pequeña lo estaba. Llego a la cocina en donde dejo a su princesa en su sillita especial antes de abrir los estantes buscando que cocinar. No había almorzado y tenía mucha hambre.

-Valen, ¿Qué quieres para cenar bebe?-le preguntó Justin mientras sacaba unos espaguetis y arroz de la despensa antes de girarse a ver a Valentina que jugaba con el pequeño salero color morado que Justin tenia. No faltaba decir que Valentina amaba ese color, al igual que los demás. Justin no tenía nada negro en la casa, la mayoría era de colores porque a Valentina le gustaba los colores y el por ver a su princesa feliz, es capaz de convertir su apartamento en un circo lleno de colores solo por ver la sonrisa de su hija. Valentina alzo la vista para ver los ingredientes que su papá había sacado y sonrió al ver los diferentes tipos de pasta que había. Desde lasitos color crema, fideos verdes, tornillos amarrillos entre otros. Justin compraba la pasta de varios colores para Valentina. Esta señalo las pastas y aplaudió felizmente. Le gustaban los colores que formaba. - ¿Y con que la hacemos princesa?-preguntó Justin mientras veía en el refrigerador que carne usar con la pasta.

-Ca-ca-ca-ma-ma-malon-dijo Valentina con dificultad y Justin sonrió con los ojos aguados. Esa había sido una nueva palabra que su pequeña había dicho. A Valentina le costaba aprender a pronunciar las palabras es por eso que siempre señalaba o lo identificaba por colores. Era más fácil, su discapacidad no le permitía hablar bien. Sonrió acercándose a Valentía y beso su cabeza. Cada vez que Valentina hablaba aunque sea para decir papá, lo hacía muy feliz porque significaba que su princesa poco a poco se estaba superando.

-Entonces eso será princesa-sonrió Justin y Valentina rio moviendo el salero de un lado a otro. -Mientras papi cocina, tus irás a ver televisión-sonrió cargándola y Valentina se recostó de él. Justin la puso en el sofá y busco el canal infantil en donde justamente pasaban Pocoyo, los muñequitos favoritos de ella. Al ver a su hija reír al ver a pocoyo, volvió a la cocina en donde rápidamente preparo la comida. Mientras preparaba la comida no pudo evitar pensar en ____, la sexy y carismática doctora. ¿Cómo existía una doctora tan joven? Normalmente las pediatras que atendían a Valentina eran señoras mayores. Justin prefería miles de veces a los doctores mayores porque tenían más experiencia y hoy fue un milagro que haya dejado atender a Valentina una pediatra joven, muy joven para su gusto, pero algo en ella, en esa doctora lo hizo cambiar de opinión. ¿Qué le había pasado al verla? El se había quedado mudo, incluso tieso sin apartar la mirada de ella. Suspiró negando, el no debía estar pensando en esa doctora, es mas ni siquiera recordarla. Solo vivía para Valentina y punto. -Ven aquí preciosa-dijo cargando a Valentina que rio besando la mejilla de su papá. - ¿Y eso?-le preguntó y esta rio aplaudiendo. Su pequeña era muy amorosa. La sentó en su silla especial y ambos cenaron. Justin le daba de comer a Valentina mientras esta veía los diferentes colores en la comida. Eso era un truco que Justin había aprendido. La comida que el cocinara tenía que tener muchos colores diferentes si quería que Valentina comiera. Si no veía colores, no comía y eso si que era una batalla. Por suerte, Justin sabía como hacer que su pequeña comiera.

-Papá-dijo Valentina negando y Justin entendió el mensaje. Ella ya estaba llena. Justin termino de comer mientras Valentina balbuceaba viendo los colores de la comida y cuando terminó, la cargo llevándola a su habitación de colores. A Justin le había dado un gran trabajo pintarla de muchos colores, pero al final resulto porque Valentina amaba su habitación y el por su princesa hacia lo que fuera incluso llenarle la habitación de colores como esta.

Turn Me On {Historia corta}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora