___ sonrió al ver la hora y paró un taxi. Apenas eran las diez de la mañana y ella entraba a las doce. Siempre le gustaba estar a tiempo en su trabajo. Era muy puntual y siempre tenía su trabajo al día. Además, no tenía nada más que hacer. Sus clases eran en la noche o de día. Eran turnadas debido a su práctica. Era difícil hacer dos careras a la vez y una práctica, pero para ella nada era imposible. Toda su vida se ha tratado de diversos retos que con el favor de Dios todo los ha logrado. En especial a los diecisiete cuando por fin pudo salir del infierno que vivía al lado de su hermano mayor. Al llegar al hospital, le pagó al taxista y se dirigió a la sección de pediatría que era donde trabajaba. Ella sí que amaba los niños aunque en el fondo le traía malos recuerdos. Rio al ver la asistente de Bernardo. Esa pelirroja era un libro abierto y siempre la hacia reír con sus ocurrencias.
—Buenos días Karla—sonrió saludando a esta que se maquillaba levemente. — ¿Bernardo ya llego?—preguntó y esta sonrió.
—Buenos días ___—sonrió Karla. –Y si, llego hace una hora—dijo y ___ asintió. –Está ahora mismo con un paciente, pero me informo que en cuanto llegaras, esperaba ver su café bien cargado—dijo y ___ rio. Sabía que Bernardo no podía estar sin café.
—Vale, iré por el café—rio ___ antes de alejarse de la recepción guardando sus cosas en el cuarto de empleados. Aprovecho preparándole el café a Bernardo. Tenía que hablar urgentemente con él y que mejor que este tuviera un café en la mano. Ella tenía que contarle lo que paso con el sexy bombero la otra vez. Tenía que decirle a Bernardo que ocupo el lugar de este y que mintió. Sabía que estaba haciendo mal tanto mintiendo sobre ser doctora como estar detrás del bombero. Ella sabía que era imposible tener algo con él. Suspiró negando. En toda la noche no dejo de pensar en su voz, en su sonrisa cuando curo a la pequeña, en la preocupación que tenia al verla. Apenas pudo dormir, cada vez que cerraba los ojos, el se le venía a la mente y no de buena forma. Pensaba en el, fuego y ella en la cama. ¿Eso era normal? Ella sabía que no. Cogió el café ya listo y sonrió entrando a la oficina de este que acababa de despachar al paciente.
—___ cariño—sonrió Bernardo al verla. Ella era una buena enfermera y le había cogido un gran cariño a ella. La trataba como una hija al igual que ella lo trataba como un papá. Fue él el que le dio la mano cuando paso todo con su hermano. Fue él quien la inscribió en la universidad y le pagó los dos primeros años de estudio. ____ siempre le tendrá un gran cariño a él. La ayudo en su peor momento y siempre estará agradecida con él y su esposa.
—Hola papá—sonrió ___ entregándole el café.
—Gracias pequeña, lo necesitaba—dijo y ___ rio sentándose en la silla de al lado del escritorio. –Llegaste muy temprano, ¿Y eso?—preguntó y ___ se mordió el labio nerviosa.
—Quería hablar contigo—dijo y Bernardo se puso serio. Sabía que si ___ tenía que hablar con él, era de algo muy importante.
— ¿Qué pasa cielo?—preguntó y ___ sonrió. Amaba el cariño que Bernardo y su esposa le tenían. Ellos en tan solo dos años fueron los padres que ella nunca tuvo.
—Ayer mientras estabas ayudando a tu colega el Dr. Rivera, atendí un paciente—dijo ___ y este asintió. No le molestaba eso. –Y me hice pasar como una pediatra porque me gustaba—dijo y este frunció el ceño.
— ¿Te gustaba el paciente?—preguntó confundido y ___ rio negando.
—El acompañante papá—dijo ___ y este asintió sorprendido. En todo lo que llevaba conociendo a ___ ella nunca había mostrado interés en un chico puesto a que se concentro en sus estudios y el trabajo. Además, le traía malos recuerdos. –El venia con su hija y me gustó tanto que mentí diciendo que era pediatra—dijo ___ nerviosa. –Y le di mi numero y me llamo, el cree que soy la pediatra—suspiró y Bernardo asintió.
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Turn Me On {Historia corta}
Romance-Solo tú-susurró la chica pegándolo a la pared logrando que el ojimiel la mirara más confundido que antes. No sabía lo que ella estaba haciendo, pero si estaba sintiendo algo. -¿Yo qué? -preguntó el ojimiel mirándola a los ojos sin dejar de acaricia...