Vías de escape

¿Cuántas veces?

¿Cuántas veces hemos dado todo por alguien y no hemos recibido ni la mitad a cambio? ¿Cuántas veces nos hemos callado palabras para no empeorar las cosas? ¿Cuántas veces hemos llorado en silencio para no preocupar a nadie? ¿Cuántas veces hemos herido los sentimientos de los demás por no medir las palabras? ¿Cuántas veces hemos perdonado lo que no debíamos perdonar? ¿Cuántas veces hemos tropezado en la misma piedra y acabamos acostumbrándonos a abrazarla en la caída? ¿Cuántas veces fingimos una sonrisa? ¿Cuántas veces besamos a la persona incorrecta? ¿Cuántas veces nos ignoramos los consejos? ¿Cuántas veces nos olvidamos de decir la verdad?

¿Cuántas veces? Son tantas veces que llegamos a darlo todo por una persona, que al final, no recibimos ni la mitad. Son muchas las veces que llegamos a dar la piel, que cuando nos damos cuenta, esa persona no da ni la mano para levantarte. Son tantas veces... Tantas veces nos callamos la boca solo para no seguir discutiendo, para no empeorar las cosas y todo se calme. Tantas veces lloramos en silencio, para no tener que preocupar a quien quieres. Tantas veces, tantas noches, compartiendo lágrimas con la almohada, para desahogarte, tú sola, sin ayuda de nadie, porque al final, nadie ayuda más que tú misma. Tantas veces herimos a quien más queremos, sin darnos cuenta, sin pensar nuestras palabras a tiempo. Muchas son las veces que actuamos sin pensar, que soltamos palabras por la boca que al final nos cuesta ver que hicimos mal. Tantas veces perdonamos a la gente que no se lo merece, pero que por el hecho de no perderles le perdonamos una y otra vez. Tantas veces tropezamos una y otra vez en la misma piedra, que al final le cogemos cariño, sabemos como vamos a caer, y caemos con estilo. Tantas veces fingimos un sonrisa, para así sacarle otra a los demás. Tantas veces besamos a personas que al final te das cuenta de que no fueron nada en tu vida. Que llegará una que realmente signifique todo, y te hará olvidar a esos besos insignificantes del pasado. Tantas veces ignoramos lo que nos dicen, lo que nos aconsejan para salir adelante, por orgullo o quizás por querer ser mejor y tener la esperanza de que todo salga bien a tu manera; pero al final, los consejos siempre tienen su razón, y cuando te das cuenta solo te queda por escuchar un ''te lo dije''. Tantas veces nos olvidamos de decir la verdad, nos callamos todo, y al final, al final todo llega. ¿Cuántas veces demostramos, sentimos, mentimos, sufrimos? ¿CUÁNTAS? ¿CUÁNTAS VECES FALLAMOS y CUÁNTAS NOS FALLAN? Son tantas veces. Tantas que ya no recuerdo. Tantas veces que me preocupé por quien no viene ni a cuento. Cuantas veces demostré, sentí, mentí, sufrí. Muchas. Demostré pensando que iban a demostrarme. Sentí. Sentí demasiado por personas que no sienten ni la mitad, que están vacías, que son frías, que son malas compañías. Mentí, o más bien, FINGÍ, fingí no saber la verdad, para ver hasta que punto podrían llegar con las mentiras. Y descubrí la gran hipocresía que me rodea, que nos rodea. Y sufrí. Sufrí lo suficiente como para aprender de qué está hecha la gente. Sufrí lo suficiente como para entender que las mejores decisiones son las más complicadas de tomar, pero son las que a día de mañana no te hacen dar marcha atrás, las que te ayudan a mejorar. Sufrí lo suficiente que a día de hoy solo con ver una mirada sé lo que hay detrás. Sufrí lo suficiente como para saber que no cualquiera vale la pena, que no por cualquiera hay que darlo todo, que no cualquiera es tu amigo. Sufrí y por eso ahora estoy aquí, más fuerte que nunca, pisando fuerte, calentando el ambiente. Porque muchas veces fallé, pero más me han fallado. ¿Y cuál es el resultado? Que a los hipócritas les solté la mano, no quiero estar de su lado.