Capitulo 25: Sorpesas del destino

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Tal vez el tiempo se congelo para ti, pero para el resto del mundo sigue corriendo y con velocidad.

5 años han pasado; cinco dolorosos años desde la última vez que viste a la chica de ojos azules. Ya para este tiempo la chica debe tener su propia familia.

Sonreíste con tristeza.

Meneaste la cabeza de lado a lado para retirar ese sentimiento, no quieres estar triste; querías estar feliz ya que la chica logro todo lo que hay que hacer en la vida.

Es cierto que tu corazón ya no lloraba como antes, que te dolía hasta respirar. Es verdad que aun duele pero es un dolor que sabes ya controlar, ya ni lo sientes.

Te concentraste de nuevo en tu trabajo, ya que otra vez es la época del invierno y eso significa llevar el invierno a todos lados, incluyendo Arendelle.

—"¿Cómo si Arendelle lo necesitara?"—pensaste con sarcasmo

Volabas por los aires trayendo contigo el viento helado. Cada vez que estas por este lugar no te acercas al castillo ni aunque te pagaran por hacerlo, siempre has sido cuidadoso en no volver a verla.

Pero hoy es un día diferente que tu ni siquiera te lo esperabas; como si el mismo destino hubiese querido que sucediera.

Escuchaste un llanto

Se escuchaba el llanto de un niño así que te decidiste ir donde estaba; llegaste al patio del gran castillo y viste a una niña de cabello castaño en dos coletas con un trajecito rosa, se encontraba arrodillada.

Te acercaste a ella y viste que tenía la rodilla raspada.

—¿estás bien?—dijiste pero luego te diste cuenta que eres un espíritu por lo cual no podía verte ni escucharte, te diste en la frente con frustración.

Sentiste que alguien te miraba, para tu sorpresa era la niña que tenía unos bonitos ojos azules claros que a ti te recordó a cierta persona.

—¡Eres Jack Frost!—la niña dijo en un tono de asombro—¡viniste a rescatar a la princesa!—chillo emocionada

Abriste los ojos ante la sorpresa

—¿¡Espera, que!?

¿Cómo esa niña sabe quién eres? Pero lo más alarmante ¿Cómo esa niña puede verte?

—¿puedes verme?—preguntaste aun shockeado

—sabía que vendrías—dijo ella con emoción pero al tratar de levantarse no pudo porque le dolía la rodilla haciendo que se arrodillara de nuevo.

Te saliste de tu estado y te acercaste a ella y viste la rodilla

—¿Qué te paso?—preguntaste mientras buscabas algo entre sus ropas

—me tropecé con una piedra por estar corriendo—dijo en un puchero

Tu sonreíste con ternura, te acercaste donde estaba una fuente mojaste el paño que tenías bien guardado entre tus ropas, te acercaste a ella y le limpiaste la herida.

—¿Cómo sabes quién soy?

Le preguntaste con curiosidad, mientras seguías limpiando la herida a la pequeña

—mi mami me ha contado historias sobre ti—dijo ella con emoción—eh creído en ti toda mi vida

—¿tu mami?

—ella siempre me ha contado sobre un chico de ojos azules y cabello blanco—dijo soñadora mientras te miraba y tú no sabías donde poner la cara—pero siempre cuando termina su historia se pone triste—dijo triste la niña.

Terminaste de limpiar su herida y ayudaste a levantarla pero tú te encontrabas en un remolino de emociones.

—¿puedes hacer magia?—la pregunta de la niña te sorprendió

—si—contestaste

—¿puedes hacerlo?—dijo ella con emoción

Tu sonreíste divertido, he hiciste que en tu mano saliera un bonito copo de nieve, la niña lo vio como si fuera lo más maravilloso del mano, luego hiciste que cayera más copos.

—¡esto es asombroso!—dijo ella brincando y riendo—es igual como mami hace.

Te congelaste en el proceso, borrando tu sonrisa.

—tu madre es...

—¡Juliana!

Escuchaste una voz familiar, para luego ver que salió una mujer con un vestido manga larga color azul royal y cabello rubio trenzado

—¡mami!—grito la niña que paso del lado tuyo corriendo.

—Juliana, ya es hora de la merienda—dijo la mujer mientras se acercaba a la niña—te raspaste de nuevo la rodilla, que te he dicho sobre correr.—reprendió la mujer con cariño

—¡mami, mira está aquí!—dijo ella con emoción mientras tomaba la mano de la mujer y señalaba donde estabas

—¿Quién está aquí?—dijo ella mientras miraba a la dirección que apuntaba a la niña

—¡Jack Frost!—miro donde estabas—se fue...—dijo triste

Viste que la mujer se arrodillo a la altura de la niña

—te juro que estaba aquí—hizo puchero

La mujer acaricio el cabello de la niña

—te creo cielo—sonrió—ahora ve adentro para que te curen la herida y meriendes; está bien—la niña asintió—bien, espérame adentro Jualiana.

—si mami—dijo la niña para después entrar al castillo con la cabeza gacha.

Pero aun la mujer no se iba

Viste que ella alzo su rostro buscando algo y tú te escondiste más en el árbol donde estabas escondido.

¡Cobarde! Te gritaba tu voz interior

La chica estaba más hermosa que nunca, ahora se ve mucho más adulta desde la última vez que la viste, sus facciones eran maduras pero aun conservaba ese toque de inocencia; su cuerpo había cambiado y sus labios; oh sus labios, cuanto deseabas besarla, te golpeaste mentalmente.

Viste que ella suspiro, y se dirigió al castillo paro antes recogió algo del suelo que tú no pudiste ver que era para luego alejarse.

Y tú respiraste aliviado mientras te recostaba en la rama del árbol.

Pero una cosa es segura los sentimientos que creíste que había superado por la humana es mentira ya que tu corazón late como nunca antes.

—estas más hermosa que nunca, Elsa.

Cold Body,Warm Heart  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora