Capitulo 22: La triste realidad

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Desde el fondo del salón, observabas a la chica bailando con ese señor elegancia.

—¿Verdad que hacen una linda pareja?

Escuchaste que dijo una señora a otra

—Escuche que el Príncipe Frederick vino a pedir la mano de la Reina Elsa.

Y a ti el corazón se detuvo

—¡Enserio! Yo había escuchado que vino a pedir la mano de la Princesa Ana

Por lo que pudiste descifrar era que un par de viejas chismosas que no saben lo que dicen por lo que te tranquilizaste un poco, pero aun tu corazón latía con fuerza por lo mencionado antes.

Observaste de nuevo a la pareja y no pudiste evitar pensar.

¿Elsa pensara casarse algún día? ¿Podría darle ese gusto?

La verdad no lo sabias y eso te preocupaba demasiado.

¿Qué pasaría si Elsa quisiera todo lo que una chica desea y no poder dárselo?

De nuevo miraste a la pareja, él le estaba hablando y ella reía, disimuladamente pero reía.

Y Sentiste que algo se quemaba por dentro. ¿Qué es este sentimiento? Lo que sabias era que no te gustaba para nada.

Sentiste que te asfixias, así que saliste de ese lugar, Todo visto por un pequeño muñeco

—¡hay Jack!—dijo este en tono lastimoso— si tan solo se lo hubiera dicho—menciono mientras dirigía la mirada a la pareja que ahora hablaban y mientras él le tendía una copa de vino.

Te alejaste de ese lugar en estos momentos solo querías volar y que el viento te aclarara la cabeza.

No podías quitarte la imagen de ellos y de las preguntas que te atormentaban.

Te detuviste encima de un poste y cogiste una bocanada de aire para que el calor infernal que sentías se apagara ya que es algo insólito porque eres un espíritu del invierno.

Escuchaste risas.

Observaste a tu alrededor y notaste que estabas en la plaza.

Observaste a los niños jugando

Observaste a una familia que estaban paseando por el lugar.

Observaste a una mujer que tenía en sus brazos a un bebe y otro niño de la mano caminando mientras veían los diferentes puestos que había por el lugar.

Observaste a una pareja agarrados de las manos; otra estaban compartiendo un dulce y también observaste a la pareja que la chica bien tímidamente le roba un beso a un chico para luego irse a correr y este la sigue.

Entonces por un momento pensaste que tú y Elsa podrían hacer todas esas cosas, cogerse de las manos, jugar, besarse hasta tener su propia familia. Sonreíste al imaginar tan hermosa escena de una chica teniendo en brazos a un bebe de cabello rubio y ojos azul cielo y a una niña grandesita de cabello blanco y ojos azul oscuro contenta por ver a su hermano menor, mientras felicitabas a la mujer con una gran sonrisa antes de besarla.

Un sueño demasiado hermoso y perfecto, pero tu sonrisa se desvanece al sentir el duro golpe de la realidad, una tan fría como tu propio elemento.

Jamás podrías tener esa familia

Jamás podrás agarrarle la mano y caminar por el parque sin evitar que la gente mire raro a la chica.

Jamas podras tener una relación normal por el simple hecho que nadie puede oírte o verte.

¿Cómo ella tendría la boda de sus sueños si nadie puede ver al novio?

¿Cómo podría tener una familia si nadie puede ver al padre?

Entonces entendiste que el sentimiento de hace rato era celos.

Celos porque ese tal Frederick pude hablar y bailar con ella libremente.

Celos de que la gente pueda verlo y oírlo

Celos de que él puede darle esa vida a Elsa; la vida que tú no puedes darle ni ofrecerle por el simple hecho de que tú no existe, para nadie ni siquiera para los propios espíritus.

Cold Body,Warm Heart  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora