No hay manera

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Hacer que se quede ya no es una opción. No existe palabra alguna que pueda mencionar para lograr que cambie de opinión, y eso me duele a morir. No puedo hablar, hay un nudo en mi garganta que me lo impide. De repente me enredó entre sus piernas, medio dormido ya. Se abrazó de mi cintura más fuerte y enterró el rostro en mi cuello, haciendo que su respiración chocara contra mi oreja, y mis ojos comenzaran a llenarse de lágrimas. Diablos ¿qué haría yo sin él? Lo extrañaría como nunca había extrañado a alguien. Estaba totalmente despierta, mirándolo dormir. No podía creer cómo cabía tanta paz en un rostro. Aparentaba menos años así. Siento mi alma caer al piso, junto con todos aquellos sueños que alguna vez habíamos construido. Las lágrimas que secaba de mi cara habían comenzado a derramarse automáticamente. Por favor que se gire. No quiero que despierte en cualquier segundo y me vea así. Estaba ahogándome en un mar de agonía silenciosa, sin encontrar la forma de pedir ayuda. Efectivamente, a los pocos minutos, sin haber parado de llorar, despertó. En mi mente contaba los segundos que faltaban para su partida, y fue entonces que me atrajo a él y me abrazó fuerte. Seguro y dejaba su camiseta mojada. Sollozaba algunas veces, algunas sólo me aferraba más a su cuerpo, intentando, literalmente, que no se apartara de mí. Escuché los susurros contra mi oído. Alguna canción que creyó me haría sentir mejor. Cada palabra de ésta se quedó grabada en mi cabeza. es así como intento aferrarme al amor de mi vida todas las noches; abrazando la almohada, llorando cada noche más que la anterior, reviviendo el recuerdo del que solía ser el mejor ser humano que había pisado la tierra.

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