14- Te extraño

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Sam

Lunes, hoy es lunes. No muy contenta me levanté de mi cama sintiendo esa sensación de cansancio que hace mucho no sentía, me había quedado pensando toda la noche del domingo acerca de lo que me proponía hacer. Soltarme. Quería desatar todos los nudos que me impedían actuar como verdaderamente deseaba hacerlo, deseaba que todos supieran cómo me sentía exactamente y no esconder tristeza detrás de la estúpida sonrisa que llevo siempre.

Me encaminé al baño y ya me encontraba ahí parada en frente del espejo que me mostraba exactamente como era, sin maquillaje ni tabúes. Tenía los ojos hinchados y el cabello hecho un desastre, y fue en ese momento que pensé que necesitaba un cambio.

-Hoy llevaré una coleta.-Dije sin más pero había algo más, necesitaba algo más. Dirigí mi vista a mi armario repleto de jeans y suéteres, entonces noté ese vestido negro de manga tres cuartos, hombros y cuello descubiertos, corto hasta la mitad del muslo sin lazos ni cinturones. Simple- Nunca llevo vestidos...-Pensé en voz alta, pero hoy iría diferente, definitivamente- ¿Tacones?- Estaba segura de que me llevaría muchas miradas-.

No hacía mucho frío hoy, de hecho solo había un poco de viento así que no llevaría sacos ni nada por el estilo. Bajé a la cocina y allí estaba Poli, mirando a un punto fijo en la mesa mientras bebía algo de su café.

-Buenos días...-Dije esperando que Thomas no le haya terminado por teléfono mientras que tomaba la jarra de café y me servía en una taza-.

-¿Qué tienen de buenos...?- Mierda. Entonces eso había pasado, pero de todas formas tenía que fingir-.

-Pues el clima está bueno y me siento muy confiada, creo que me perforaré las orejas...-Comenté tratando de evitar el tema de Tommy-.

-Thomas no ha respondido mis llamadas ni ayer, ni hoy...-Soltó de repente sin dejar de ver el punto fijo en la mesa-.

-Es obvio que es porque ayer estaba cansado, quizá todavía no despertó- Noté que mi hermana aún llevaba su pijama así que quise comprobar lo obvio.- ¿No irás a la escuela?

-No, no tengo muchos ánimos...-Se me ocurrió una idea, una idea que por dentro me dolía-.

-Le diré a Thomas que venga entonces, creo que os debéis una charla.-Y luego de eso besé su mejilla, tomé mi bolso y salí como una verdadera triunfadora, cambié la coleta por un rodete despeinado en el camino, y supuse que me quedaba mejor-.

Tomé el bus y viajé con una señora con la que viajo siempre, hablamos de libros y muchas cosas más relacionadas a la literatura, pero esta vez ella no me dijo ni una sola palabra.

-Señora Paige, señora Paige...-le llamé en susurros mientras me sentaba a su lado, ella abrió mucho los ojos y me regaló una sonrisa-.

-¡Samantha!, Dios mío, no te había reconocido. Vas como una digna doncella.- Me sonrojé ante su comentario-.

-Gracias señora Paige, y dígame, ¿Qué hay de nuevo en su club de lectura?, tengo un amigo que...-Y a partir de eso comencé a contarle acerca del libro favorito de Phil y acerca del libro que estaban estudiando en su club-.

En la conversación con la señora Paige también tuvo lugar el labial rojo que llevaba puesto yo, hablamos de los labiales, maquillajes y cosméticos de hoy en día y de la cantidad de alergias nuevas que traen. A pesar del dolor de cabeza mañanero la simpática señora de cuarenta me hizo pasarlo genial, amo sus charlas, jamás nos quedamos sin un tema de conversación.

Al llegar a la escuela Phil me estaba esperando en la entrada, hizo una mueca de sorpresa al verme y se acercó aplaudiendo.

-Oye, ¿qué le hiciste a la vieja Sam de vans y vaqueros?- Habló a grandes voces y yo reí ante su cuestión-.

-Calla marrano, vayamos ya que voy tarde.- Le recordé mientras rodeaba sus hombros con mi brazo-.

-Espera, ten.-Me entregó una bolsita de papel de la cual desconocía su contenido-.

-¿Qué es?- Pregunté mientras la abría, era una gargantilla negra con un dije dorado que tenía la inscripción en plata: "P & S" y atrás decía en grande "BFF". Morí de ternura y me enseñó el brazalete que llevaba con el mismo dije-.

-¡Phil!-Chillé y me lancé a los brazos de mi amigo quien me recibió con un cálido abrazo-.

-Calma niñata, pareces una quinceañera con su padre en medio del vals- Reí ante lo dicho y le di un apretón a su mejilla-.

-Eres un tonto.- Me volteé para que me colocase la gargantilla, lo cual el hizo sin recibir ninguna orden- Ahora vayamos que vamos tarde.

Phil me siguió hasta que cada uno tuvo que tomar su rumbo y dirigirse a sus respectivas clases. Literatura, pensé. Me recordó a la primera clase de Literatura en la que llegué tarde, aquella primera vez que vi a Theo. Una ola de calor me invadió, como si por alguna razón pensar en el me incomodara o me diera vergüenza de mi misma.

En un momento me sentí observada mientras caminaba sola por los pasillos, hasta que una voz familiar me detuvo.

-Hey tú.- Y volteé porque la voz que escuché la tenía justo detrás de mí- Tenemos que hablar.- Era ella-.

• Theo

Me negué a creer en la hipótesis que dentro de mi cabeza me golpeaba como una roca, no, Sam no faltará a clases. Me estaba negando a la posibilidad de estar un día más sin contemplar sus ojos, un día más sin oír su dulce risa. No sabía exactamente lo que me pasaba, pero así estuve desde que entré a esta aula y ella aún no había llegado, ni llegó hasta ahora y han pasado veinte minutos. Sólo está retrasada. Mi mente no ayudaba mucho.

La clase de Literatura había terminado y yo me encontraba en el receso fumando en el patio como todos los días de escuela de mi vida. Había tenido que estudiar para un examen de ciencias, que tenía en un par de minutos.

Apenas sonó la campana subí a mi clase, sin ganas de nada, absolutamente nada. Cuando entré, allí estaba Thomas, con una sudadera negra, capucha y por lo visto estudiaba para el examen. Noté que nadie estaba a su lado por lo que supuse que Poli había faltado, caminé hasta terminar sentado junto a él.

-Amigo...-Tom volvió su mirada hacia mí, parecía preocupado- ¿Sucede algo?

-Lo siento, ¿reservabas el lugar?- Cuestioné incrédulo, ¿me estaba echando?-.

-No imbécil.- Rio y negó con la cabeza- Es que tu cara luce como, ¿frustrado?

-¿Qué?, no para nada.- Traté de ocultarlo, pero si no veía a Sam mi rostro iba a ensombrecer-.

-¿Sam?- Preguntó y yo lo miré entrecerrando los ojos, ¿Cómo era posible que este chico me conociera tanto y yo tan poco?-.

-Algo así, no paro de pensar...y además Jessica...- Mascullé, estaba absolutamente de los cojones con Jess, había algo en ella que me llenaba de ira-.

-Llegó tarde a clases.- Luego de un rato de silencio habló más calmo que nunca- Lleva a Sam al lago después de clases.

-¿Te refieres al lago clausurado?, por cierto, ¿por qué estaba clausurado?- Había olvidado por completo esa cuestión-.

-Cuando teníamos unos nueve años, Karen Müller se ahogó y murió, ¿recuerdas?, tenía nuestra edad pero no sabía nadar.

-¿Y piensas que lleve a Sam a un lago en donde murió una niña?, ¿no te parece algo morboso? Y además sigo teniendo novia- Levanté una ceja y el rio negando. Otra vez-.

-Como se nota que no sabes nada de chicas, esa es la idea imbécil. Sam es muy miedosa, entonces tú la llevas luego de clases y se quedan hasta que el sol se esfume, entonces le cuentas la historia, inventas un par de cosas y la tendrás aferrada a ti como un mono a su madre. Y eso de la novia, ¿cuándo detuvo a alguien?- Como dije antes, es todo un cerebrito pero además, es un genio-

En ese mismo momento decidí enviar un mensaje a Sam ya que hasta ahora no la había visto en la escuela porque solo compartimos una clase y el resto no, no olviden que voy un año más que ella.

"Sam, te extraño. Vayamos al lago después de clases, como un picnic y no acepto un no como respuesta"



|CIGARETTES| #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora