Capítulo 10

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Pasaron cinco días y Daniel aún no volvió de su misión. Estaba preocupada por sí le había pasado algo.

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Mis días fueron pasados en mi habitación, el pueblo, el jardín y la biblioteca.
Apenas hablaba con los criados, mantuviamos cortas conversaciones; y al rey lo veía de vez en cuando en el trono hablando con su consejero o encerrado en su despacho. Me preguntaba porque no había ninguna noticia del viaje.

Ahora en la biblioteca ,estaba encerrada entre tantos libros para distraerme.
Pero al oír el ruido de la puerta empujar para a dentro, ví al rey.

-Con que estabas aquí- dijo serio,pero yo no respondí.

-Tengo malas noticias- y sentí que mi corazon se encogia- la misión de Daniel a sido un exito, pero al parecer, la princesa y Daniel se han enamorado- dijo tranquilamente.

Seguía callada, con el semblante blanco. Era imposible, él nunca me haría eso.

-Mentira- dije.

-Pero Anastasia...- le interrumpí.

-¡Es mentira!- grité.

Y unos segundos después él salió de la sala para dejarme reflexionar.
Y con mi cabeza agachada lloré entre mis piernas todo el tiempo. Él era mi razón de seguir adelante en este mundo paralelo...¿como a podido?

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Tras unas horas, salí de la biblioteca.
Ya era de noche y por la ventana se asomaba la luna.
La contemplé cono si me hablase, me transmitía tranquilidad y melancolía. Lloraba y callaba...hasta que decidí acostarme en la cama con los ojos aún con agua...

-Ésto es un mal sueño- susurré y me quedé dormida.

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A la mañana siguiente hacia un sol radiante, el pueblo estaba en movimiento, los criados también y las flores cantaban.
Yo solo me preguntaba,  ¿por qué tanto alboroto?

Me vestí con una túnica de rojo carmesí ajustado, unas botas marrones y me hice una coleta en el pelo.
Cuando terminé tocaron a mi puerta.

-Señorita, el rey solicita hablar con usted- me llamóel soldado.

-Por supuesto- contesté dudando.

Y ahora ¿qué otra noticia me dara?, porque no creo que haya algo más malo que lo que a pasado.
Entre por la puerta del gran salón.

-Mi querida Anastasia, sabes, hoy es un día muy especial- dijo el rey besando mi mano.

-¿Qué celebramos?- pregunté apartando mi mano.

Pero me la cogió de nuevo para arrastrarme al gran balcón, donde se veían a todos los ciudadanos del pueblo aplaudiendo, silbando y otros gritando. Esperaba una respuesta.
Y ví como se incorporó el rey a ponerse en frente mía para...¿¡Pedirme la mano!?

-Anastasia, ¿me harías el honor de casarte conmigo?- preguntó en voz alta y enseñando su mejor sonrisa.

Se me iba a salir el corazón, estaba nerviosa por el público que tenía, y sabía que no podía decir un no delante de todos.
Seguía amando a Daniel, pero al oír que me abandonó, me dolió mucho.

-Yo...emm..S-Sí...-dije en alto también. Pero lo mío no fue con una sonrisa.

Y todos se pusieron a aplaudir.

Al cabo de unos segundo entramos dentro y ví como un mensajero se asomó al balcon detrás nuestra. Gritaba anunciando que la boda sería dentro de dos días.
¿¡Solo dos día!?

-Anastasia, debes dejar el pasado atrás y mirar a lo que tienes delante- dijo cogiendo mis manos. Las cuales yo quité y no se sorprendió.

-Lo que tengo delante mía es a un ser egocentrico- dije finalizando nuestra conversación y salí de ahí.
No digo que el rey sea feo ni nada de eso, pero por dentro sí.

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Corrí fuera del castillo para ir lejos, a un lugar aislado. Corrí sin mirar atrás, nose a donde iba pero me encontré un lago brillando por el sol.
Me senté en el césped, justo en el borde para tocar el agua.

Me quedé ahí, unos minutos recapacitando y algo agitada de tanto correr...necesitaba paz.

De repente empecé a escuchar unas vocecillas, nose de donde provenían. Me levanté para acercarme a la voces. Para mi suerte eran las de unas hadas. Salieron de sus escondites y empezaron a cantar mi alrededor y revolotear.

Sus voces eran dulces y brillaban mucho sus alas.
Me sentía mucho mejor tras haberlas visto.
Se acrercaron al lago, ahí no las alcanzaba.
Pero...por lo visto esperaban algo...o alguien.
Unos segundos después una diosa del agua salía despació y con elegancia.

Era muy bella, con un pelo rubio muy largo, llevaba el vestido más blanco que no había visto en mi vida.
Se acercó a mí y me preguntó quién era y que me ocurría.

En este lago por lo visto si vienes con penas las hadas a veces salen a ayudarte, y la llaman a ella.
Conté lo sucedido y me dijo.

-No te rindas y lucha por lo que quieres.

Sonreí, pero... ¿que debería hacer?

-Te ayudaré, así que preparate para tu viaje- dijo ella. De repente apareció de unos árboles una especie de unicornio gigante. Quedé asombrada.

El unicornio me ayudó a subirme en él.
Y tras un hechizo que hizo la diosa para que mi tunica fueran una armadura, me sentí lista para mi viaje.

-Gracias- dije...pero no había nadie ya, desapareció.

Y comenzó mi viaje, el segundo después de tanto tiempo.

Porque sí no arriesgas, no ganas.

El Triángulo de las BermudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora