Capítulo 6

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Nos dirijimos al estacionamiento en busca del auto y conducimos hasta casa.
Llegamos por fin, dejamos las bolsas de compras en el sofá, mamá va a la cocina a preparar la cena y yo voy a ducharme.
Entro a la ducha y abro la llave del agua, espero debajo a que mi cuerpo de moje enteramente y luego cojo el shampoo, me lo pongo, luego lo dejo en su sitio y empiezo a frotar mi cabeza. Abro nuevamente la llave me enjuago y empiezo a frotar mi cuerpo con una esponja. Termino rápidamente, me seco con una toalla y salgo.

Entro a mi cuarto busco un pijama, me lo pongo y salgo al comedor, la comida ya está en la mesa, mmm huele delicioso.

-Buen Provecho.-dice mamá.
Asiento con la cabeza, porque ya tengo la boca llena de fideos.
Se rié.
Charlamos al tiempo que comemos.
La cena estuvo deliciosa, me pregunto si algún día llegaré a tener esa cualidad de mi madre.

Voy al baño, me lavo los dientes y cepillo mi pelo, me dirijo a mi cuarto y entro a la cama, ha sido un día muy largo, me encontré con Christopher en el shopping que resultó ser prácticamente de él, conocí a su padre e hice enojar a mi madre, y finalmente tuve una cena animada
con ella, mañana será un día largo....mis ojos comienzan a cerrararse poco a poco...

.....

-¿Y qué tal dormiste?.-dice mamá mientras conduce al colegio.
-Bien, aunque podría haber dormido mejor.-respondo.
-Pobre mi niña...¿a qué hora deseas que vaya a buscarte a casa para ir a la casa de Chris?.-dice mamá.
-No te molestes má, Christopher pasará por mí, además no sé el horario.
-¡Oh que caballero!, te dije que encontrarías el amor...
-¡Mamá!.-digo avergonzada.

Se ríe...

-¡Llegamos!.-digo ignorando su sonrisa burlona.
-No trates de cambiar de tema.-dice.
-No es eso, es sólo que estamos frente al colegio, ¡ya llegamos!, adiós madre.-digo fingiendo desinterés en su comentario.
-Está bien, adiós cariño.-dice besando mi mejilla.

Bajo del auto y me dirijo al interior del colegio, pensando en que deberé estar toooldo el día con Christopher ¡mierda!.
Voy a preceptoría y él ya está allí, sentado en el sofá escuchando música, parece haberse cortado el pelo, está distinto, ¿más guapo quizá?.
-Buenos días.-digo al entrar.
-Buenos días señorita Johnson.-responde Chritopher.

¿Señorita?, ¿y a éste qué le pasa?.
Me siento en el otro sofá y saco un libro, comienzo a leerlo, tratando de ignorarlo...pero no puedo, está sentado de una forma tan tan tan ¿sexy?, tiene las piernas cruzadas y una mano a la altura de la cabeza, la cual mueve al ritmo de la música que escucha. Levanta la vista hacia mí y bajo la cabeza de vuelta a mi libro de inmediato.
De pronto se para y sale de la preceptoría...¿qué le sucede?, ha estado muy distante hoy conmigo, ¿será por qué fingí no conocerlo?, lo que sea no me importa, si él quiere jugar a ese juego voy a seguirlo. A los pocos minutos aparece el señor Schmidt...
-Joven Collen, señorita Johnson, buenos días, vine a avisarles que pueden quedarse aquí, ir a la biblioteca o a al salón de teatro, ustedes deciden. Con su permiso me retiro.-dice.

Asentimos con la cabeza y cada uno vuelve a lo suyo...luego de un par de segundos me paro y salgo dirigiendome a la biblioteca, en busca de algo que leer; -el libro que tengo lo leí miles de veces, ya me aburrí-.
Me dirijo a la sección de comedia y encuentro una revista de chistes, la tomo y me voy a sentar...

"Una monja va al médico con un ataque de hipo que ya le dura un mes.
- Doctor, tengo un ataque de hipo desde hace un mes que no me deja vivir. No duermo, no como, ya me duele el cuerpo de tanto movimiento compulsivo involuntario.
- Tiéndase en la camilla, hermana, que la voy a examinar - dice el médico -.
La examina y le dice:
- Hermana, está usted embarazada. La monja se levanta y sale corriendo de la consulta con cara de pánico.
Una hora después el médico recibe una llamada de la madre superiora del convento:
- Pero Doctor, ¿qué le ha dicho a la hermana María?.
- Verá madre superiora, como tenía un fuerte ataque de hipo, le di un susto para que se le quitara y supongo que ya se le habrá quitado, ¿no?.
- Sí, a la hermana María se le ha quitado el hipo, pero el cura se ha tirado del campanario."

No paraba de reírme, y habían muchos más chistes, reía a carcajadas, tanto que comenzé a llorar, hasta que me doy cuenta que Christopher me observa desde el umbral de la puerta de la biblioteca, con una sonrisa dibujada en su rostro moviendo la cabeza, una mano en su boca y la otra debajo del otro brazo, pero por más que quiera no puedo parar, lo ignoro.

Entonces él se me acerca y me seca las lágrimas de la cara...
-Para un poco o tendré que acompañarte al baño.-dice burlón.

¿Qué hace?, ¿por qué siempre que me toca, mi cuerpo pierde el control de sí?, prácticamente se paraliza.

Sin responderle nada, le saco la mano de mi rostro.

-Lo siento.-dice avergonzado.
-No lo vuelvas a hacer por favor.-digo.

Se queda mudo y no responde nada, me levanto del asiento y voy a dejar la revista en su sitio, me voltéo y Christopher está ahí...

-¿Qué quieres?.-digo fríamente.
-Sólo vine a preguntarte a qué hora paso por tí.-responde.
-Emmm, a las 19, ¿te parece bien?.
-Perfecto, pasaré por ti a esa hora.-anuncia.
Asiento a modo de aprobación.

Se me queda mirando y me incomódo, entonces le pido permiso -el espacio es muy estrecho-, él no se corre y me toma del brazo...

-Tienes una hermosa sonrisa Amanda.

Inevitablemente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora