EPÍLOGO

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Nadie supo jamás si ellos se encontraron, pero se sabia que ellos eran unos valientes guerreros de amor, a pesar de todo, sus corazones no cambiaron de rumbo, y demostraron que las promesas si se cumplen.

Klein siguió su vida y logró ser un pintor de las calles más prestigiosas de esa pequeña ciudad y olvidó a la que fue alguna vez su amiga;

Helena fue a ver la tumba de la chica y miró con recelo la del chico junto a ella. Pero ya era tarde para odiar y siguió su vida, ahora concentrada en su futuro esposo y en su también futura profesión de pedagogía en Lenguaje y comunicaciones;

Diana se prometió a si misma llevarle flores a la tumba de ambos cada vez que pudiera, y se terminó casando con Vicente, y olvidó la existencia de Beatriz para siempre;

Beatriz fue a visitar la tumba de la chica e intentó escupirle, pero Karla le quitó esa idea de la mente cuando hizo que leyera la carta, la aludida respiró hondo y le pidió perdón a la lapida, pero ya era tarde para tener rencor y siguió su vida ayudando a las personas que se auto-lesionaban;

Mayra puso unas flores en el puesto ya vacío de Bella, y aveces pasaba a ponerle un par de rosas al cementerio;

Karla siguió siendo ella, se enfrentó a sus demonios y ahora esa feliz en las afueras de la ciudad, y sintió que Bella le dió las gracias por entregar dichas cartas;

Katherine y su esposo junto con Marilyn y Jhonn mantuvieron luto por mucho tiempo, acordaron poner los cuerpos inertes de sus respectivos hijos juntos para que no se separaran otra vez.

Escritos de una mente desquiciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora