Capítulo 4

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Kyungsoo.


Suspiré, mirando la sala del nuevo apartamento.


— No puedo creer que haya hecho esto...


Un mes había pasado.


Desde que había decidido inteligentemente no perdonar al chiquillo ese y dejar que la culpa le pesara en la conciencia, únicamente, porque sólo buscaba fastidiarle la existencia y vengarme de su atrocidad hacia mi persona, no había hecho nada más que molestar y molestar, y molestar, implorando perdón y misericordia mientras me seguía a todos los malditos lugares al que iba como el acosador que era. Incluso se atrevió a pisar mi territorio y casi usurpar mi departamento sólo porque "necesitaba que le perdonase porque sino nunca más podría conciliar el sueño", alegando patéticamente también que "haría lo que fuera por conseguir mi perdón". Y todo eso continuó un mes entero en lo que yo me debatía internamente todos los días en si debería de haberlo asesinado con veneno anti-homosexuales y haber ocultado la evidencia en su desgraciado y asqueroso culo, o, para evitarme la desdicha de tocarlo en partes que definitivamente no quería, tomar la cosa contundente y picuda más grande que tuviese y hacérsela tragar hasta que se quedara sin aire y su cara se volviese de un hermoso color negro azulado, que quedaría horrible en él porque es un maldito bisexual.


Finalmente, decidí que lo dejaría vivir, pero definitivamente lejos de mí. Y si él no se iba, entonces debía hacerlo yo.


— Estoy exhausto...


Dejándome caer de lleno en el nuevo sofá, exhalé fuertemente. Ésta mierda de la mudanza me había dejado agotado. Definitivamente, de no haber sido por ese idiota, aún seguiría en mi antiguo y bello departamento, descansando en mi hermosa cama y despertándome dos horas después porque el asqueroso teléfono no dejaría de sonar todo el maldito día, poniéndome de un humor de perros con rabia. Si tan solo no hubiera sido tan jodidamente insistente y fastidioso, mi vida seguiría siendo la misma, y no estaría encerrado aquí, en un lugar totalmente nuevo, con montones de cajas y cosas que acomodar antes de mañana porque tenía algo que se llamaba trabajo y carecía de algo que se llamaba tiempo.


Si quería acostumbrarme, debía ser optimista.


Palmeé mi cara con ambas manos para quitarme el cansancio y la tensión del rostro, y me dispuse a ir a ver la que sería mi nueva habitación de ahora en adelante.


— Es enorme... —solté, mirándola encantado. Diablos, no pensé que superaría tanto mis expectativas—. No es igual de acogedora que la antigua, sin embargo, pero es aceptable.


Jamás había salido de mi casa a menos que fuese por trabajo.


Siempre pensé que mi filosofía de vida se basaba en salir únicamente si tenía una razón importante para hacerlo, por lo que nunca creí que fuera capaz de hacer esto. Ni siquiera pensarlo podía, porque era algo que, sencillamente, no era como si fuese a incluir alguna vez en mis planes. Pero realmente estaba en apuros, esta vez; nadie puede culparme por romper mis propias reglas tan de repente. No tenía opción alguna.


Fue una medida que, sin duda, tenía que tomar.


Irony (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora