Capítulo 6

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Kyungsoo.


— Demonios... —musité, cerrando la puerta tras de mí y arrastrando mis pies hasta llegar a la cocina. Aquel día había sido realmente agotador. Más agotador, incluso, que los anteriores. Y no fue especialmente el mejor, para rematar. Mi tardanza, de hecho, no me había beneficiado en nada. Quizás hasta sea la razón por la que me torturaron hasta que decidieron por fin soltarme y dejarme ir a altas horas de la madrugada casi a regañadientes. Por no decir que no me pagaron lo acordado, sino mucho menos, alegando patéticamente que si hubiese llegado a horario y no les hubiese hecho perder el tiempo, habría tenido el valor dicho previamente, o quizás mucho más, y no esa miseria que me estaban dando. Genial. Sencillamente genial. Y lo peor de todo era que no había sido mi culpa, sino del imbécil de mi vecinito del otro edificio por arrastrarme a su departamento, pero resultaba ser que, a aquellas alturas de mi vida, nadie aceptaba una excusa tan patética e insignificante, ya que, por desgracia, ya no era un maldito niño para estar dándolas.


Estúpido Jongin. Maldito insufrible.


— Lo mataré, lo juro. Un día de éstos lo haré, y el que no me crea, que me pruebe —refunfuñé mientras me llevaba un vaso de leche a los labios, dispuesto a tomármela de un sólo trago. Ésta cosa lactosa siempre me servía para conciliar el maldito sueño, sobretodo si estaba tibia. Aunque, la verdad, era que estaba asquerosísima. Ni yo sabía por qué diablos la seguía bebiendo. Era más como un hábito que mero gusto, si me preguntasen. Mi cuerpo entra en estado de adormecimiento automáticamente y se siente increíble luego de tanto trabajo.


Bajé el vaso lentamente y sin acabar el líquido, de todas formas, al ver que en la mesada había algo que no había visto antes.


— ¿Y eso...? —tomé la especie de nota que se encontraba encima del mueble (la cual no recordaba haber escrito anteriormente, por cierto) y fruncí el ceño al ver el nombre escrito en ella, cayendo en cuenta de lo que significaba aquello. Ese malnacido... —. El maldito bastardo se atrevió a entrar cuando estaba fuera —gruñí entre dientes, desdoblando el papel con furia, casi a punto de romperlo—. Estúpido idiota aprovechado, se las verá conmigo cuando...


Parpadeé atónito, sin embargo, cuando mi vista se había topado con lo que había allí escrito con letra garabateada y casi ininteligible, como si lo hubiesen escrito a las apuradas. Esto es...


Hoy. Dos de la madrugada. En mi casa. Cena. Bien vestido.


Te espero.


Jongin.


¿Una invitación? ¿El maldito entró a mi departamento para dejarme una invitación?


Boqueé como pez fuera del agua durante un tiempo indefinido, pero no tardé en romper en carcajadas cínicas. El bastardo me hizo llegar tarde a mi trabajo, ganarme horas de tortura bien merecidas por hacerles perder el tiempo a la gente que me había contratado, perderme una gran suma de dinero por la misma jodida razón, obligarme a dejar sin acabar mi vaso de lactosa asquerosa por ver su notita de niña rarita y hacer que mi apetito se fuera por haberme hecho enfadar a estas horas de la madrugada. ¿Y todavía piensa que iré? ¿Realmente?

Irony (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora