Mikaela es una mujer simple, trabajadora, dedicada a su vida personal, aunque en ocasiones se vió forzada a abandonarla por los importantes trabajos en su empresa. Es también, una mujer que quiere que su vida sea una de cuentos de princesas, con un...
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Jueves, 10 de diciembre
Hoy como todas las tardes desde ese día me encuentro dando un típico paseo por el Grand Park. Todas las tardes venía al parque a caminar sin faltar un día. Mis amigas y mi madre me decían que lo que hacía era lastimarme. Pero no lo puedo evitar, es algo que nunca podré superar, no solo yo, sino cualquier mujer que tuviera que pasar por mí situación. Veía como los niños correteaban de un lugar al otro jugando entre sí con los demás. Aquí todos tan felices viviendo en su mundo de diversión, cuanto desearía volver a ser una niña consentida de mis padres. Ya comenzaba a oscurecer y tenía que volver a esa enorme y solitaria casa, llamada hogar. Vivo sola en mi casa o como todos mejor llamarían mansión. Solitaria desde el 13 de mayo. Día en que le conté todo a Brian, mi aun esposo.
-Disculpa -me interrumpe los pensamientos una tímida voz a mis espaldas.
Me volteo y me encuentro a una preciosa niña de algunos cuatro años de edad. Con ojos verdes claro ¡hermosos! piel blanca y cabello claro, es hermosísima. Me conmuevo un poco al verla ahí parada hablándome, creyendo ya ser toda una mujercita.
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-Dime preciosa -le hablo bajándome a su altura.
-Te he visto todos los días caminar por el parque y siempre he querido decirte lo linda que eres, pero no me atrevía -me dice un poco tímida y al escucharla sonrió ampliamente.
-Gracias, tú también eres muy hermosa -le digo sonriente.
-Cuando grande quiero vestir como tú y peinarme como tú -me dice. Entonces recuerdo que aún estoy vestida con ese exclusivo vestido Balmain de la última edición de invierno. Salí de la empresa y no tuve tiempo de cambiarme ni siquiera los tacones.
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-Para eso ya falta solo un poco nada más -le comento animándola.
-¡Valentina! -grita una voz tras de mí. Rápido me levanto y volteo para encontrarme a un hombre muy serio e intimidante acercándose a nosotros. Vestía un pantalón negro de traje y una camisa manga larga de botones, pero ahora mismo tenia las magas enrolladas hasta los codos luciendo más casual, pero sobre todo sensual.
-Que te he dicho sobre hablar con extraños Valentina -le recalca el hombre a la niña deteniéndose a su lado sin dejarme de ver con cara de pocos amigos.
-Lo siento papi -se disculpa la niña. Este hombre es su padre, debe de tener unos veinte siete a treinta años de edad, bueno al menos eso aparenta. Ahora viendo sus ojos se de quien los heredo la niña que al parecer se llama Valentina.
-Soy Mikaela Koslov -me presento brindando mi mano.
-¿La de MiKav -me pregunta ahora el padre de la niña.
-Sí, la misma -le respondo. Todos al decir mi nombre me reconocen inmediatamente por ser la dueña y fundadora de la empresa más famosa de lencería femenina en el mundo entero. A mi corta edad soy una de las mujeres más ricas e influenciadas del ámbito social.
-Un placer conocerla, soy Harry Rockefeller. Al fin tengo el gran placer de conocer a mi clienta exclusiva. -¿su clienta exclusiva? En mi vida había visto a este hombre. -Soy el propietario de la empresa que se encarga de la publicidad de su empresa. Mi empresa se encarga de crear sus videos comerciales y todas las promociones relacionadas.
-Lo siento, desconocía. El área de publicidad se encarga el vice-presidente. -me disculpo por no reconocer de su trabajo con mi empresa. Pero su empresa es Rockerfeller Producer's Inc. la empresa más popular y tecnología en todo California.
-Bueno disculpe a mi hija Valentina por quitar de su preciado tiempo. Es una niña muy amistosa y principalmente con adultos -se disculpa Harry.
-No se preocupe, su hija es una niña muy educada y hermosa. Al contrario, me ha llenado de mucho honor conocerla esta tarde -le sonrió mirando a la tierna niña, que se abraza a las piernas de su padre.
-Bien. Dile adiós Valentina, que ya debemos volver a la casa -le dice Harry a su hija.
-Adiós -me dice con las manos e irse con su padre. Los veo alejarse mientras caminan tomados de la mano. Estoy viendo el momento que toda madre desearía ver, padre e hija juntos mostrándose cuanto se adoran uno al otro.
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PD: Si encuentran más errores en la redacción no olviden notificarme, se los agradeceré mucho.
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