Mikaela es una mujer simple, trabajadora, dedicada a su vida personal, aunque en ocasiones se vió forzada a abandonarla por los importantes trabajos en su empresa. Es también, una mujer que quiere que su vida sea una de cuentos de princesas, con un...
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¡Valentina!
¿Qué hace Valentina aquí? ¿Cómo ha llegado aquí? Me siento inmediatamente en la cama, escuchándola cada vez más cerca hasta que se abre la puerta de pronto dejándome ver la imagen de un Valentina preocupada. Corre hacia mi cama, sube y se tira abrazándome. Me encuentro toda devastada, sin peinar, ni maquillar y toda llorosa. ¿Con quién ha venido?
- ¿Estas bien? ¿Por qué te fuiste ayer corriendo y llorando del parque? –me pregunta abrazada a mí con muchas fuerzas como con temor de soltarme.
- Lo siento Valentina, pero no lo entenderás –me respondo apenada en un ahogado susurro de tristeza. La tristeza se ha convertido en mi estado emocional número uno.
-VALENTINA, VALENTINA ¿DÓNDE ESTAS? –pregunta una fuerte voz por el pasillo. La niña al escucharla se aferra más a mí con miedo.
Alzo mi vista y veo a Harry muy enojado. Sus ojos se encuentran con los míos y le sonrió para tranquilizarle. Sé que está muy enojado con Valentina por su comportamiento y haber llegado sin autorización a mi habitación, pero no me molesta en lo más mínimo.
–VALENTINA –le llama fuerte a la niña por su nombre. –Ahora mismo nos iremos a la casa ¿Por qué has entrando sin autorización? Como si la casa fuera tu propiedad. Sabes muy bien que te he dicho de esas conductas. Por hacerlo ahora estarás dos días castigada sin juguetes, ni nada –le amenaza su padre y la niña niega mientras llora apenada por el tono de su padre.
- Papito solo querías saber si estaba ella bien –le explica con la cabeza agachada mientras aun descansa abrazada en mi pecho. Lo cual me causa una corriente eléctrica de ternura, felicidad y alegría. –Lo siento –se disculpa y le acaricio el cabello.
- No te enojes con ella –le comento a Harry. Sé que no tengo el mínimo derecho de opinar en la relación de padre e hija siendo yo nada en el asunto. Pero me parece algo injusto porque ella solo estaba preocupada.
- Valentina levántate, nos vamos a la casa –dice autoritario Harry mirándome a los ojos. La niña obediente me da un beso en la mejilla asiéndome estallar en emociones y baja de la cama saliendo con la cabeza agachada de mi habitación. Dejándome a mí y su padre solos. Me limpio mis lágrimas y vuelvo a mirar a Harry.
- No deberías estar desperdiciando tu vida por alguien que al final no valió la pena. Eres hermosa y cualquier hombre seria afortunado de tenerte. El, es un tonto al dejarte ir –me comenta mirándome a los ojos intentándome decir algo más con sus palabras.
- No es lo mismo verlo que sentirlo –le comento. Harry asiente y se voltea para irse y cuando llega a la puerta le detengo. –Podrías darme la oportunidad una vez más con Valentina. Esta vez no la defraudare, lo prometo. Podrías traerla mañana temprano para pasar todo el día juntas. Claro si tú y su esposa lo aceptan –le comento.
-Lo pensaremos –me responde y sale de la habitación dejando un extraño vacío nuevamente en mi ser.
