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Minseok

En los cuatro meses que había pasado en el internado, solo logré tener dos amigos, pues sí, soy demasiado sociable. A decir verdad yo tenía la culpa, eran ellos los que siempre se quedaban callados, ni siquiera sabían saludar, como si el ratón les hubiese comido la lengua. Eso era diferente en Yixing y Jongdae, ellos me agradaban con todo y sus rarezas.

La clase de biología, la más aburrida desde mi punto de vista, la compartía con Yixing quién se sentaba a mi lado, ninguno de los dos prestaba atención. Yo estaba revisando mi teléfono móvil mientras que él estaba observando a su amor platónico, el más perfecto de los perfectos ―según él ―. Me recordaba a mí hace algunos años cuando se era Kim enamoradizo Minseok. Podría ser un mal amigo y contarle mis malas experiencias, rompiendo sus sueños y fantasías de amor para siempre, pero no lo haría.

― ¿No es hermoso? ―preguntó en un susurró con la vista clavada en el castaño.

―No ―respondí ganándome por fin una mirada de su parte. Pero no era una mirada amigable, era una de molestia.

― ¿Crees que sabe mi nombre?

―Supongo que debe hacerlo, compartimos está clase desde inicios de año.

Luego de estar tan feliz observando a su amor pasó a quejarse y chocar su cabeza contra el pupitre mientras se repetía que era un tonto.

Vaya cambios de actitud.

Si Jongdae hubiese estado aquí de seguro se hubiese puesto a darle palabras de motivación. Él siempre hacía eso, era algo raro, pero muy dulce de su parte. Él era el chico azúcar que repartía amor por todas partes, hasta con los silenciosos del internado.

― ¿Y sí ni siquiera sabe que existo?

Otra vez.

―Pues es tonto, Yixing ― respondí dejando de observar mi móvil para prestarle atención. ―Tú eras de las pocas personas que hablan aquí, además eres genial, ¿quién no te notaría?

Eso pareció alegrarle un poco porque comenzó a sonreír.

Estoy aprendiendo de Jongdae, ¡Muy bien, Minseok!

La clase era aburrida, pero terminó rápido. Nos dirigimos a la cafetería para encontrarnos con Jongdae, él recién salía de la clase de matemáticas. Nosotros nos apurabamos en pedir los almuerzos para los tres y sentarnos en la mesa más cómoda que encontremos.

―Hola chicos ― saludó asustándonos un poco. Se sentó rápidamente para devorar la comida de su plato, no lo culpo y que yo también hice lo mismo.

―Jongdae, deberías controlarte ―habló Yixing con el tono de una madre. ―Tú también Minseok ―añadió al verme hacer lo mismo.

― ¿Qué cuentan?

―Nada interesante ―contestamos Yixing y yo al unísono.

Así que Jongdae decidió contarnos acerca del nuevo libro que encontró en la biblioteca, nosotros esperábamos saber un poco, pero terminamos sabiendo hasta el final, sin duda alguna nunca hay que preguntarle al chico azúcar sobre un libro ya que puede arruinarte el final.

Yixing regresó a su habitación para terminar sus deberes de la próxima clase que tenía. Jongdae me invitó a la biblioteca para que pueda mostrarme nuevos libros que habían llegado hace unos días atrás. Como era de esperarse todos tenían romance, no quería leer ninguno, pero él me terminó convenciendo.

Digamos que el piso frío de la biblioteca no era un buen lugar para ponerse a leer un libro de cuatrocientas páginas. A él no le incomodaba para nada, estaba a mi costado, sentado de la mejor manera y la atención completa en su libro. No quería interrumpirlo, era horrible que te interrumpan cuando estas concentrado en algo.

― Se les informa a los alumnos que la biblioteca cerrará en cinco minutos ―habló una voz femenina desde el megáfono.

Silencio en la biblioteca, si claro.

Por cosas del destino ― bueno no ―antes de pararnos dimos la vuelta nuestros rostros a la misma dirección, quedando demasiado cerca el uno del otro. Juró que sentí como mis mejillas se ponían más rojas que una manzana, ni hablar de las de Jongdae.

***






Sugar | ChenMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora