Desearia que pudieses ser honesta

Capítulo 2

N/A: Aquí está el segundo capítulo de esta historia... afortunadamente :3

Espero que lo disfruten y si pueden dejar un review se los agradecería mucho, saben que eso es muchas veces el motor de los que vamos comenzando

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En el capítulo anterior

Se dio media vuelta sofocando un suspiro de frustración justo en el momento en el que una mano se aferraba a la manga de su chaqueta.

- ¡No! -Gritó Kate avanzando un paso para sostenerlo del brazo y sentir su corazón acelerado cuando sus ojos se fijaron en los de él. Verde contra azul.

Azul contra verde.

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Se quedó estática, sintiendo su corazón martillear con fuerza en su pecho. ¿Qué demonios había hecho? Su mano seguía sosteniendo la manga de él y de su boca no salía ninguna palabra. Se sintió estúpida, tan débil, pero quizá todo aquello era una señal de que debía sincerarse y pedirle -suplicarle- que se quedara.

- ¿No... volverás a... darte una vuelta por aquí? -De nuevo el miedo ganó terreno. De nuevo las inseguridades plagando su mente. El muro interponiéndose. "Joder". Maldecir internamente por ser tan cobarde era lo único que le quedaba tras liberar su chaqueta y tratar de recuperar la compostura.

Castle la observó escéptico. Ese No le había dado falsas esperanzas que se rompieron inmediatamente. ¿Cómo podía esperar un ataque de sinceridad? Era Kate Beckett ¡por Dios! La experta en ocultar sentimientos, en mentir ingeniosamente. ¿Que si le dolía? ¡Claro que le dolía! Sentirse elevado unos centímetros al cielo para después precipitarse al suelo sin protección era bastante doloroso. Estar enamorado de ella era doloroso.

Mentalmente se sentía una mierda, no estaba en condiciones de tratar de encontrar las razones para cada comportamiento de ella, ni de sus palabras. Claramente no podía seguir luchando solo, no podía salvar aquello que quizá alguna vez llegaron a tener. ¿Una mentira? ¡Va! ¿Quién quiere (aparte de ella) vivir en una mentira? Él ya se había cansado de las migajas. No quería recibir más de ellas.

-No lo sé -Y era la verdad. No sabía si algún día sus heridas sanarían lo suficiente como para volverla a ver y no derrumbarse. Probablemente, si es que volvía algún día, tendría que pasar mucho tiempo antes de ello.

¿Cuánto? Ni él mismo estaba seguro de cuánto necesitar. ¿Cómo saber cuándo el corazón es fuerte? ¿Cómo saber cuándo se está preparado?

-No lo sé, Beckett -Repitió. Usar su nombre de pila terminaría -seguramente- en algo catastrófico, así que tuvo que morderse la lengua para no hacerlo. Era mucho más acorde a la despedida que quería hacer. Un: "Detective Beckett, me alegro haber trabajado con usted", en vez de un: "Kate, me alegro haber compartido todos estos momentos contigo". Sería más difícil para él.

Hizo un amago de sonrisa y avanzó por el pasillo camino hacia el ascensor tras volver a despedirse de los chicos con la mano. Fue la espera más larga antes de que las puertas se abrieran y perderse tras el letrero del NYPD. Definitivamente necesitaba un trago. Algo con que llevar las primeras horas al menos. Ya decidiría qué hacer después.

Kate se quedó parada mirando las puertas cerrarse a unos metros de ella y no tuvo valor de hacer nada. Había desperdiciado su oportunidad y no le quedaba más remedio que dejarlo marchar. Tenía un nudo en la garganta enorme, como si la asfixiaran. Sus músculos estaban entumecidos, sus ojos vidriosos. El ardor en el pecho peor al día del atentado, peor a los días posteriores. ¿Cómo pudo dejarlo ir sin decirle lo que sentía? "Te lo mereces", se decía avanzando hacia su escritorio para tomar sus cosas y largarse de ese lugar para refugiarse en su apartamento. No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie. No en ese momento.

Ryan y Espo' la observaron pero se limitaron a medio sonreír. Supieron que ella no lo llevaba bien -ni siquiera ellos lo había hecho-. No quisieron hacer ningún comentario ácido con respecto a la sorpresiva partida del escritor. No hasta que el asunto se haya enfriado un poco. No eran tontos, ni ciegos, podían notar perfectamente que desde siempre había habido cierta tensión entre ambos y no imaginaban cómo se sentiría ella, aunque se esforzara por ocultarlo.

Beckett tomó su bolso y caminó hacia el ascensor tras echarle una rápida mirada a la silla que permanecía abandonada junto a su escritorio. ¿Cómo lo afrontaría? Quizá necesitara una larga charla con Lanie, o llorar por horas bajo el efecto del alcohol. Sí. Necesitaba alcohol. Y llorar.

XXXXXX

Rick llegó al loft azotando la puerta tras él y recargándose en ella, tallándose la cara con debilidad. La despedida -por corta que haya sido- lo había agotado mentalmente. Una parte de él esperaba que ella lo detuviera, que fuera sincera por una vez en su vida. Deseaba que lo fuese. Pero lamentablemente no había sido así. ¿O quizá era para su bien? "Acéptalo, Richard, ella no siente lo mismo que tú".

Avanzó hasta la sala encontrándose a su madre sentada en el sofá con su típica copa de vino en la mano, mirándolo tiernamente. ¿Cómo podía sentirse tan mal? Aún le quedaban las dos mujeres de su vida, aquellas que le ayudarían a salir de la depresión. Agradecía a Dios o a quien quiera que le haya mandado a esos seres tan maravillosos. Esbozó una pequeña sonrisa que, por una vez durante el día, fue sincera. Se sentó en el sofá frente a su madre y dejó caer la cabeza en el respaldo. Era agradable estar en casa al fin y, extrañamente, sintió alivio. Como si le hubiesen quitado un enorme peso de encima.

Martha señaló la botella de vodka que reposaba sobre la mesa de café y le tendió a su hijo un vaso de vidrio lleno hasta la mitad.

-Toma, Richard. Creo que lo necesitas -Rick lo tomó en silencio, bebiendo un gran trago y volviendo a recargarse. Que bien lo entendía su madre. ¿Y cómo no entenderlo? Ella misma había pasado por varias rupturas, pero ella era Martha Rodgers. La gran Martha Rodgers. Siempre bebía, sonreía y seguía adelante.

Quizá necesitaba pedirle algún consejo. Pedirle la clave secreta de la felicidad infinita. O pedirle a Beckett prestada esa muralla. Sonrió con amargura negando con la cabeza y volviendo a beber del vaso. "No. No puedo pensar en ella".

XXXXXX

Beckett entró a su apartamento hecha un mar de lágrimas. ¿Por qué se sentía tan sensible? ¿Por qué no podía ocultarse tras esa muralla? Ese era el principal miedo de derrumbarla, sentirse vulnerable después. "Maldito escritor". Él había logrado derribar unos cuantos ladrillos y en ese momento se sentía expuesta. Todos sus sentimientos traicionándola ni bien llegaba al refugio.

Cerró la puerta casi con violencia y respiró hondo antes de dirigirse a la vitrina para coger una botella dealgo. Cualquier cosa. Solo quería desahogarse, verse en una nebulosa para no recordar que su escritor, su compañero, se había ido. ¿Cuándo lo volvería a ver? No lo sabía. Tampoco se había tragado su excusa: Porque he decidido dedicarme 100% a escribir. Sí, claro. Seguramente era eso. Durante estos 4 años he recabado material suficiente como para seguir aquí, ¿no? ¡No! Creía que esa etapa de la documentación había terminado, que se quedaba con ella porque... soltó un largo suspiro dándole un gran sorbo a la botella y recargarse en la pared. Lo había escuchado decir que la amaba. ¿Eso había terminado? ¿Por qué?

Después de esa confesión ella había querido superarse. Ser más de lo que era. Y todo es por él. Por ser la persona ideal para él. Y ahora ese esfuerzo parecía irse al demonio y no podía hacer nada. No pudo hacer nada. No quiso hacer nada.

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N/A: Aquí termina éste Cap. Ya sé que parece algo dramático y eso, pero era precisamente lo que quería hacer...
Con respecto al review (en ff) de mariaTcaskett y como a ella misma le respondí, ni yo sé que final tendrá esta historia ni que tan larga será, pero cabe mencionar que soy una romántica empedernida... no sé si eso influirá en el final, pero bueno...

Saludos!

*Grace*