Capítulo 4.

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Lydia se colocó junto Lea, una de sus manos la puso en su hombro como apoyo

- Linda, te comprendo si es difícil hablar en este momento y sé que no estás en las mejores condiciones, ni cómoda por desconocernos, pero anda vamos a mi casa para que tomes una ducha y puedas descansar, no existe problema en lo más mínimo

- Andando yo las llego - ofreció Sti

- No, no está bien, les contare ..... la mayoría de las cosas, creo que tiene derecho a saberlo, de acuerdo, emm... bien.

Yo no siempre fui una mujer lobo, o no fue así durante mis primeros 9 años de vida, el apellido Danworth fue mío durante solo ese plazo, mi verdadera familia son cazadores, mis padres los líderes, son Rose y James Danworth, por lo tanto fui criada y entrenada por ellos desde los 6 para convertirme en una gran cazadora y así dejarme a cargo del gran puesto cuando mis padres se decidieran retirar. Una noche la gran manada Blackwell ataco a nuestro clan en acto de venganza por las muertes que unos cazadores habían realizado sin motivo y necesidad alguna, simple diversión digamoslo así

Una pequeña valiente con 9 años y con un duro entrenamiento que consistian en  mejorrar su agilidad, tener mas fuerza, saber de los tipos de aconito, los daños que causaban y el uso de la ballesta y el arco, durante 3 años se creía invencible con unas cuantas flechas y su arco favorito en mano, obviamente no contó que en el acto de proteger a su hermano menor un lobo le mordería el costado haciendo que soltara un grito desgarrando su garganta, durante su vida había sentido un dolor así, no podría describir la intensidad. Tomando fuertemente su costado logro llegar a su hogar, rogando que todo afuera se arreglara mientras ella se recuperaba, limpiaba su gran herida y escondía su pequeña ropa, ella era lista y tenia en claro  que las próximas horas definirían su futuro, en el cual consistía en morir o ser una mujer lobo, pero el destino tomo la mejor decisión y fue hacerla una niña sobre natural. La primera luna llena fue difícil, pero no imposible, permaneció en su cuarto, sentada en su piso rodeada de acónito y pensando en el control que tenía que tener junto a su ancla, su familia.

Con el paso de los días, tarde tras tarde practicaba en sus nuevos métodos de defensa, hasta que lo logro, ya podía controlar sus colmillo y garras, solo le faltaba el dominio de sus ojos dorados. Una tarde, al llegar del colegio tan molesta  no pudo controlar a su lobo, mientras se encontraba en el comedor tratando de calmarse, su madre descubrió sus ojos

- ¡No esto no puede ser posible!¡Te has convertido en un monstru como ellos! ¡Mi propia hija! ¡Eres una vergüenza!

- Yo..yo se controlarlo,madre no es nada grabe, puedo controlarlo en verdad, mamá

- Te ordeno que para mañana no quiero ninguna señal tuya en esta casa ¡ENTENDIDO! ¡YA NO ERES MI HIJA! ¡ERES UNA TOTAL VERGÜENZA LEA!

- Pe...pero ¡Mamá! No puedes hacerme esto, ¡por favor!, nunca los dañaría

- Pero nada, ¡Fuera! ¡AHORA!

Esa noche tome mi mochila y guarde lo más que pude en ella, no me despedí de nadie,lo haría mas difícil si así fuera, ya que pedirían una explicación, simplemente tome mi arco, flechas y digamos "hiervas", las cuales deje en mi camino por que me dañaban, en mis pensamiento solo se encontraba la idea de encontrar un refugio donde pasar la noche, esta luna llena tenía miedo, pues estaba en el bosque, pero confiaba en que no perdería el control, un rugido que tomo como un llamó capto al instante atención, lo seguí hasta encontrarme con la gran manada Blackwell, la cual me recibió con los brazos abiertos esperando llegada.

ManadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora