O6. Salida al cine

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Entró sonriente a la casa con Martino o Mr V detrás de ella

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Entró sonriente a la casa con Martino o Mr V detrás de ella. Alonso al oír la puerta bajó corriendo como un niño pequeño y la recibió con un gran abrazo.

—Avery, te tengo que mostrar algo —dijo sonriente—. Vamos —sonrío ella haciendo que las arrugas de los ojos se le hicieron más prominentes.

Cuando entraron a la habitación de Alonso se detuvo porque entré sus grandes pósters de científicos, escritores y demás...estaba ella. O eso creía.

Era un dibujo de una chica con el pelo morado a la que no se le veía la cara pero el viento elevaba su pelo hacía adelante.

—¿Lo has hecho tú? —preguntó ella conmocionada.

—Si, ¿Te gusta? he echo uno más pequeño por si lo querías.

Ella asintió emocionada y si, esté era distinto. Era ella tomándose de la mano con alguién que era obviamente él, ambos estaban de espaldas, pero el dibujo en si...era una maravilla.

—Oh, mi Alonso —iba a besarle en la mejilla pero él movió el rostro hasta atrapar sus labios.

Ella sonrió en el beso abrazando a Alonso. Ay, le encantaba esté chico, era un tesoro e imperdonablemente escondido, pensar en estar encerrado toda su vida...wow, imponía la idea porque como todo ser humano, se adaptaría, ¿Y luego qué?

Era entendible que Alonso estuviera tan emocionado con ella porque era su más cerca fuente a la libertad.

—Me gustan mucho los besos —dijo sonriente Alonso, muy feliz.
Estaba tan guapo cuando estaba feliz.

—Y a mi los tuyos, Alonso. De todos los que he dado.

—¿Los míos? —frunció el ceño—. ¿Has besado a alguién más?

—¡Obvio! Como todas las personas.

A Alonso se le quebró la mirada por un instante. Se giró dándole la espalda pero apoyándose en el escritorio, y las lagrimas volvían a amenazar con salir, sin compasión.

—¿Alonso? —lo llamó ella. Pero él no entendía lo que le pasaba, estaba muy enfadado pero a la vez tan decepcionado y triste...traicionado.

—¿Estas llorando?—preguntó impresionada tomándolo de un hombro para tirar de él.

—Has besado a más personas —dijo con cierto rencor y rabia

—Alonso —lo tomó de la mano—. Toda la gente lo hace. Es más, tú lo harás cuando consigas novia —sonrió.

—¡Eso es mentira! Mis padres, por ejemplo.

—Ay Alonso, antes de conocerse sin duda tenían otras parejas y se besaban con sus respectivas parejas.

—Mientes... —masculló.

—¿Por qué lo haría? Mira pequeño. Es normal...como te dije, tú también lo harás.

Pequeño Inocente -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora