¿Inocente, un hombre? Jamas se ha visto en la historia de la humanidad. Timidez, inseguridad y sobretodo inocencia eran los perfectos aspectos para describir a Alonso Villalpando. Con veinte años, uno setenta y ocho de estatura e inteligencia asombr...
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-¿Alonso? -volvió a llamar Martino a la puerta-. ¿Estás allí hijo?
-Pasa.
Martino entró mirando a su hijo en la cama observando al vació. Su padre lo conocía muy bien y podía ver los ojos hinchados y las mejillas rojas.
-¿Has estado llorando?
-No me gusta que se peleen por mi culpa -admitió-. Odio verte pelear con ella.
-No es tú culpa, Alonso. A esa mujer le falta un cable.
Alonso negó con la cabeza levantándose y dándole la espalda a su padre.
-No digas eso de mamá...ella sólo me protege. Deberíamos estar agradecidos.
-¿Te estás oyendo? ¡Te ha lavado el cerebro!
-En realidad la teoría del lavamiento del cerebro es tan nula como imposible. Drogaban a los humanos que utilizaban para el experimento y con eso ya tenían serios problemas psicológicos.
Martino suspiró exaltado creyendo que su hijo se había vuelto loco. El sometimiento de su madre había sido tal que lo había dejado totalmente inhumano.
-Deberías salir más -dijo seriamente Martino.
-¿Salir? ¿Para encontrarme con los sitios de mis libros?
-¡No! Para conocer la vida allá afuera -apunto a la puerta-. Para que te enamores, para que conozcas a una chica y salgas con ella por allí.
-¿Una chica? -frunció el ceño.
-¡Una chica! -exclamó eufórico tomando de los hombros a su hijo-. Para que te quite la tontería.
Alonso se alejó del agarre de su padre.
-Acabas de pasarme millones de gérmenes.
Martino suspiró mirando a su hijo...así que se escupió en la mano y corrió detrás de Alonso mientras él corría despavorido por toda la habitación.
-¡Papá! -se quejó cuando Martino casi lo alcanzaba. Ambos se detuvieron y Alonso estaba con la expresión dura, molesto-. No vuelvas a hacer eso, es un comportamiento de primera etapa.
-¡Eres imposible!
-Gracias -sonrió-. Es un halago.
-Pues era con mala intención -sonrió Martino falsamente.
Ambos se sentaron en la cama mientras Alonso empezaba con su hiperactividad. Empezaba a moverse de un lado a otro bruscamente.
-Algún día conocerás a una mujer -concluyó Martino inmerso en sus pensamientos.
-Las mujeres son malas, el superior es el hombre.
Martino le pegó en la cabeza a su hijo mientras lo miraba con el rostro deformado a causa de la impresión. Negó varias veces con la cabeza mientras Alonso se tocaba la cabeza varias veces.
