A cinco centímetros del Edén

I.

-Freed y Bickslow han ido ya para el hospital -comentó Jellal mirando su móvil-. Laxus y el Maestro se acercaran mas tarde.

-¿Han dicho algo más en el mensaje?

-No, eso era todo.

Ya habían pasado un par de horas desde que Jellal y Natsu se fueron del hospital tras el llamado de Makarov para que ayudasen a las chicas a llevar las cosas de Juvia a casa de su prima Meredy. Gajeel, sin embargo, se negó a moverse del lado se su querida hermanastra. Cuando terminaron de acomodar todas las cosas de la cantante en el lugar donde viviría de ahora en adelante, Jellal decidió acercar a su novia, Mirajane, Meredy y Evergreen al hospital después del WhatsApp de Freed.

Natsu se despidió de ellos, lo mejor para él sería volver al día siguiente, pues cada vez que veía a Juvia en ese estado su rabia hacia ese sujeto despreciable aumentaba. Bufo mientras se ponía una peluca rubia. Necesitaba calmarse, necesitaba hablar con su mejor amigo.

Sólo esperaba que Gray Fullbuster estuviera en casa y no trabajando.

Apretó los puños contra su bufanda hasta que sus nudillos quedaron blancos, estaba enfadado y agotado. La nieve amenazaba con caer a medida que avanzada por las calles de Magnolia. Odiaba el frío, pero tal vez darse una caminata hacia la casa de su amigo de la infancia mientras el viento le golpeaba todo el cuerpo le ayudaría a despejar sus ideas. Un letrero luminoso le llamó la atención, quizás debería llevarle una cajetilla de tabaco para liar de regalo. No sabía como a su amigo podían gustarle esas mierdas.

Pasar un rato con Gray también le ayudaría. Hacía meses que no lo veía, pues la gira fue larga. Se enviaron algún que otro mensaje esporádico durante el primer mes, después y como era normal en ellos, esperaron a hablar en persona los asientos importantes. Se preguntaba cómo le habría ido al maldito Cubo de hielo. Ojalá le hubiese ido mejor que a Phantom Lord. Estaba a menos de diez minutos de averiguarlo.

Entró al edificio antes de que los primeros copos de nieve cayesen. Necesitaba calor, no creía poder aguantar el camino de vuelta a su casa; tal vez podría acercarle en coche. Odiaba cualquier tipo de transporte porque se ponía enfermo gracias al movimiento, no obstante prefería eso a caminar por las calles nevadas a alta horas de la noche.

Llamó al ascensor mientras refugiaba su pobre nariz en la bufanda de la que nunca se separaba. Tenía una copia de las llaves de Gray desde que este se mudó solo, así que buscó su llavero en el bolsillo de los vaqueros una vez subió al ascensor.

Intentó poner buena cara por lo menos para el saludo. Su típica sonrisa le salió algo forzada, pero eso era mejor que nada. Las puertas del ascensor se abrieron dejando paso al batería, quien salió de forma ansiosa quitándose la peluca. Abrió la puerta sin llamar y formando un escándalo propio de él.

-¡Hey! ¡He vuelto y traigo tu tabaco favorito, Princesita de hielo! -gritó, mas no recibió respuesta del dueño de la casa a pesar de que las luces estaban encedidas.

Extrañado, Natsu se adentró. Un desagradable olor le golpeó en la nariz, lo reconoció principalmente como alcohol, cigarros y sudor. ¿Qué diablos pasaba por la cabeza de Gray? Puede que nunca hubiera sido la persona más pulcra y ordenada del mundo, no obstante siempre mantuvo su casa limpia y medianamente organizada, es más, era Fullbuster quien de vez en cuando le obligaba a limpiar a él.

Y entonces lo vio; su mejor amigo estaba tirado en el sofá del salón, hecho mierda y apestando. La cara de Natsu reflejaba desconcierto. Ese tío no podía ser Gray Fullbuster, era una broma de mal gusto.

-¿Gray...? ¡¿Qué narices te ha pasado?!

El aludido levantó la cabeza y le miró con los ojos entrecerrados, intentó hablar mas sólo articuló balbuceos roncos. Natsu se acercó a él y lo levantó por el cuello de la arrugada camisa.