II.

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Encendió el cigarrillo que se había liado hacía apenas unos minutos, del paquete que Natsu le había regalado. Seguía machacado a pesar de la notable mejora con respecto a los días anteriores. El no beber, el dormir adecuadamente y el comer como se debe había ayudado mucho. Agradecía la ayuda de Natsu y Lucy.

Le dolía el cuerpo y la cabeza aunque ya podía mantenerse en pié él solito. Ya no era un saco relleno de arena tirado en cualquier lado. Natsu podía ser insoportable a veces, pero su regreso le benefició muchísimo.

Sin embargo, todavía se sentía psicológicamente como una gran mierda.

La conversación con su amigo de la infancia la noche anterior le había abierto los ojos. Tenía que buscar justicia y de una manera legal, además. Su padre no podía hacerlo solo y él tenía contactos por trabajar en una de las revistas más importantes del país. Juntos sería más fácil. Pero eso tenía que esperar hasta que se viera con fuerzas.

Haría que los asesinos de su madre pagasen su crimen y le daba igual que fueran su propio tío y uno de sus ex mejores amigos. Tenía mucha gente importante de su lado y no dudaría en pedirles el favor.

Dio la última calada y apagó el cigarro en el cenicero, comería algo y después se iría a dar una ducha, era consciente de que olía un tanto mal y tal vez le ayudase con el dolor de cabeza y músculos. También para intentar que el frío de finales de Enero abandonase su cuerpo.

Se levantó del sofá después de ducharse llamaría a su padre para pedirle disculpas por su comportamiento y por no estar ahí para apoyarlo.

..:*:..

El doctor salió de su cuarto tras revisarla. Físicamente se encontraba mucho mejor, en unas horas le darían el alta. Meredy iba a irse una vez llegase Gajeel para terminar de acomodar la habitación de Juvia.

Eran a penas las ocho y media de la mañana, pero ya estaba agotada. Le habían dado una lista con indicaciones a ella y a su prima para cuando se fueran del hospital y tenían que concretar todavía las citas con el psicólogo.

Lo único que quería era dormir y que al despertar todo fuera una pesadilla. Una horrible pesadilla.

Juvia se acomodó en la camilla con la ayuda de Meredy. Su prima era un amor, la adoraba. Comenzaron a hablar sobre el novio de Meredy y el porqué no había ido a ver a Juvia todavía cuando la idolatraba.

Lyon Vastia era un completo fanboy de Juvia.

Meredy y él se conocieron gracias a que Lyon intentaba colarse siempre en los camerinos de los conciertos y la de pelo rosa se lo impedía. Poco a poco surgió el amor y el fanatismo de Lyon hacia la cantante disminuyó para convertirse en un fantástico normal. La primera razón fue Meredy, la segunda el conocer la verdadera actitud de Juvia y empezar a verla como a una hermana.

Pero Lyon estaba fuera por trabajo y llegaría en unos días. Él ya sabía lo ocurrido y estaba furioso con el ex de su amiga. Era policía y se aseguraría de meter a ese cerdo en la cárcel. A ese cerdo y a su tío, al asesino de su tía Mika. Sin embargo, eso era algo que sólo Meredy sabía, pues pasó cuando los chicos estaban de gira.

La puerta de la habitación se abrió y para sorpresa de Juvia y Meredy en vez de asomarse una cabellera negra lo hizo una rosa.

—¿Natsu? ¿Y Gajeel? —preguntó Meredy confundida, era extraño que su primo no hubiese ido.

—El abuelo le llamó. A él y a Jellal. Así que me pidió que me pasara yo —explicó con una sonrisa—. Vete a casa a descansar, Meredy, que yo me quedo hasta que llegue el Hierro oxidado.

A cinco centímetros del EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora